El oro podría cotizarse a 950 dólares la onza a fines de año, si es que aumenta la demanda como protección ante los riesgos financieros originados en los principales mercados globales, según pronosticó la consultora británica GFMS. A su vez, el Tocqueville Gold Fund, por ejemplo, auguró que el precio se incrementará por encima de los cuatro dígitos, o como mínimo los alcanzará al concluir la presente década.
Desde tiempos remotos fue la inversión refugio (aunque en las últimas semanas pareció que esa elección recaía sobre el dólar, pese a subsistir los temores de una corrida de los depósitos en los bancos en todo el mundo). Hasta no hace mucho tiempo, los partidarios del metal afirmaban que comprarlo se parecía a la contratación de un seguro para épocas de crisis y recordaban que fue el "dinero natural" en prácticamente todas las civilizaciones durante más de 8.000 años y el principal competidor de la deuda pública de las naciones como el activo de reserva o el principal respaldo de los billetes emitidos por los bancos centrales.
Luego de constituirse en una de las inversiones más rentables del 2007, batió el 17 de marzo pasado el record histórico de 1.030,80 -el anterior de 873 se registró del 21 enero de 1980-, como consecuencia de factores que comenzaron a advertirse desde el segundo semestre del 2005:
* La mayor demanda de países tradicionalmente compradores, como China (el mayor consumidor anual), India y Turquía.
* El estancamiento de la oferta, al agotarse ciertas minas y elevarse los costos de exploración, con lo cual fueron pocos los yacimientos descubiertos, más allá de que cualquier hallazgo demorara en entrar en producción. China se convirtió en el principal productor, con 276 toneladas en el 2007, y desplazó a Sudáfrica, que ostentó ese liderazgo desde 1905 y quedó en la segunda posición con 272.
* Las necesidades de la joyería, aunque en el WGC (siglas del World Gold Council, o sea el Consejo Mundial del Oro), documentó que los fabricantes trataron de diseñar relojes o joyas finas con menor peso de metales preciosos (la gente que las vende "usadas" percibe aproximadamente el 70% del valor del oro fino, conforme a la cotización del momento).
* La extendida incertidumbre geopolítica mundial, por los mayores precios del petróleo y de la energía.
* Incrementos en los precios de las materias primas.
* El creciente déficit de los Estados Unidos y la preocupación provocada por los desequilibrios globales, así como por la debilidad del dólar y la factible desaceleración del crecimiento económico.
* Una eventual reducción de las reservas de dólares en ciertos países.
* Las caídas del dólar, las tasas de interés y las acciones bursátiles.
* El agravamiento de la crisis de las hipotecas en los Estados Unidos.
Hasta el Fondo Monetario Internacional (FMI) intentó aprovechar aquella suba, pues estudiaba vender 12,9 millones de onzas. Por entonces era la tercera institución con más reservas (103,4 millones), detrás de la Reserva Federal de los Estados Unidos y el Deutsche Bank alemán. De cualquier manera, la oferta se encuentra limitada por el "acuerdo del oro de los bancos centrales", que concluye en setiembre del 2009.
Aquel alza del precio fue atribuido por James Burton, gerente general del WGC, a la mayor demanda de la joyería; los usos en telefonía móvil, catalizadores industriales y tratamientos del cáncer (con partículas de oro), más allá de la creciente aplicación en la industria aeronáutica, la electrónica automotriz y la computación.
Meses antes de que se agravara la tremenda crisis financiera norteamericana, causada por su calamitosa gestión económica, y que se expandió a la mayoría de los mercados, Philip Klapwijk, presidente de GMFS, advirtió que la cotización del metal de marras dependía tanto de la inestabilidad -aseveró que no se resolvería con las medidas que adoptaban las autoridades de los Estados Unidos- como de la demanda de los inversionistas que compraran oro físico; fondos cotizantes ETF (Exchange Trade Fund, que permiten adquirir el metal en mercados de valores, sin entregas físicas); futuros; "papel" (contratos para comprar o venderlo a un precio fijado hasta determinada fecha) y acciones de compañías mineras.
La baja comenzó en abril pasado, cuando mucha gente inició la liquidación de sus activos para hacerse de efectivo, con lo que contribuyó a ratificar, por si hiciera falta, que el oro dejó de ser una reserva de valor para convertirse en una inversión de riesgo.
Para los escépticos, demostró ser una apuesta perdedora. Plantearon que fue hace alrededor de seis años que arremetió con su carrera alcista desde los 260 dólares y, a diferencia de los bonos y las acciones, nunca pagó intereses ni dividendos.
MIGUEL ÁNGEL FUKS
miguelangelfuks@yahoo.com.ar