Todo parece indicar que los vientos de cola que dio el contexto internacional al programa económico del matrimonio Kirchner comienzan a rotar.

Los valores de los commodities en el mercado internacional no terminan de encontrar su piso. Los granos en Chicago perdieron en promedio más del 30% luego de haber tocado picos máximos hace sólo seis meses. El petróleo muestra esta misma tendencia.

Para la mayor parte de los analistas, este fuerte retroceso en los precios se centra hoy en las expectativas recesivas que muestran las economías desarrolladas, arrastradas todas ellas por la crisis financiera internacional con epicentro en los Estados Unidos.

Frente a este escenario, el modelo económico argentino profundiza sus inconsistencias.

Si las cotizaciones de los commodities continúan bajando, el programa económico K tenderá a debilitarse. Las causas: gran parte de los recursos presupuestarios con los que hoy cuenta dependen de los impuestos del comercio exterior.

Hay que tener en cuenta que para este año se espera que la suma de las retenciones a las exportaciones y los tributos sobre las importaciones (comercio externo) dejen a las arcas fiscales alrededor de 47.000 millones de pesos, cifra que representa un 17% del total de los ingresos.

Las opiniones sobre el impacto de la baja de los commodities en la economía argentina están divididas. Para algunos empresarios esta caída en las cotizaciones internacionales golpeará de lleno sobre el programa K. Para otros, el país muestra "fundamentals" firmes como para poder sortear el mal momento externo.

EL MODELO HOY

Con el argumento de redistribuir con más eficiencia las utilidades generadas por el sector privado, la administración Kirchner puso en práctica en el 2002 un tributo al comercio exterior: las retenciones a las exportaciones.

Las ventas de los híper y supermercados de 69 empresas distribuidas en todo el país exhibieron en los primeros siete meses del año una variación interanual del 37,6% respecto de igual lapso del 2007. Las mayores operaciones por rubros se comprobaron en panadería con el 45,6%, almacén 44,5%, electrónicos y artículos para el hogar 39,6%, otros 38,5 e indumentaria, calzado y textiles para el hogar 32,7%, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Había, en junio pasado, 97.669 ocupados asalariados.

Eso sucedió pese al “lockout” de los productores agropecuarios, cuyos cortes de rutas afectaron la distribución y provocaron el desabastecimiento, con la consiguiente retracción de las ventas, especialmente en los híper y súper del interior. Aún se recuerda que faltaron alimentos básicos como carne vacuna, pollos, lácteos, harinas, galletitas, arroz y aceites.

Mientras el INDEC relevó ventas en el 2006 y el 2007 por 24.633 millones y 32.061,3 millones de pesos, respectivamente, la consultora AGNielsen pronosticó que las de este año se aproximarán a 46.852 millones.

Hasta hace algunos años había que ir a los comercios tradicionales, híper y súper para comprar determinados productos. Con los desarrollos de las cadenas de farmacias, los quioscos y los autoservicios y la modernización de los “convenience stores”, o sea los minimercados instalados en las estaciones de servicios, resultó posible adquirir prácticamente todo lo necesario en cualquiera de esos lugares.

Por supuesto, eso no puede compararse con los 30.000 productos que un supermercado promedio ofrece a sus clientes, de acuerdo con un estudio efectuado por Grey Group, a través de su unidad G2. El mismo determinó que casi el 80% de las decisiones de compra se realizan frente al punto de venta y que el adquirente en cuestión ve apenas la mitad de los artículos.
AGNielsen destacó que la financiación fue una de las claves para mantener la demanda. En el primer semestre del año, de los híper, súper, autoservicios y tradicionales, el 41,6% poseía tarjetas de crédito, el 36,5 las de débito y casi el 10% las de compra electrón. El 8,9% de las empresas ofrecía créditos personales para consumo, el 6,6% tarjetas de compra y el 6,3% tarjetas shopping.

Carrefour completará este año inversiones por 1.000 millones de pesos y ya proyectó para el 2009 otras por 400 millones, que le permitirán abrir entre 15 y 20 bocas. La expansión en los últimos 32 meses se concretó a través de nuevos locales y el cambio de marca de los 117 Norte que adquirió a The Exxel Group y quizás vendería. La cadena facturó 6.200 millones durante el año pasado y espera crecer en éste el 30%, con lo que superaría los 8.000 millones. Controla cerca del 24% del negocio supermercadista, con 71 híper y súper de la marca insignia, 66 Carrefour Express y 8 Home. Vendió el Soleil Factory al grupo Irsa (liderado por Eduardo Elsztain).

Además de los casi 250 locales Jumbo, Disco y Vea (23% del mercado), el holding chileno Cencosud –presente también en Brasil, Colombia y Perú– posee aquí 13 shoppings (entre ellos Unicenter, el más grande del país) y 35 Easy dedicados a materiales de construcción y artículos para el hogar (ahora enfrenta la competencia de la chilena Sodimac, que abrirá 16 tiendas hasta el 2011 e invertirá 300 millones de dólares). Aquí la facturación global del negocio de Cencosud ascendió a 2.600 millones de dólares en el 2007 y trepará el 27% en el primer semestre del año.

Coto es la mayor cadena argentina. Cuenta con 110 sucursales y 3 centros comerciales. Centraliza la recepción, distribución y elaboración. Ocupa a más de 18.000 personas y facturó 3.500 millones de pesos el año último, con lo cual captó el 17% del negocio. Hace un año refinanció deudas por 180 millones de dólares.

La Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia, con el tiempo La Anónima, alcanzó una participación del 10% con 113 bocas de los supermercados La Anónima, los minimercados Best (en el área metropolitana), los súper Quijote (en Santa Fe) y los patios de comidas Quick. Tiene casi 10.000 empleados y facturó 2.105 millones de pesos en el ejercicio 2006/07. Desde su centro de logística en Ituzaingó (Buenos Aires) abastece a 10 depósitos regionales y éstos, a su vez, a 56 ciudades. Vende marcas propias y “controladas” (estas últimas por un acuerdo con la cadena Casino).

La norteamericana Wal-Mart presentó en agosto pasado un plan de inversiones de entre 100 millones y 130 millones de dólares para inaugurar 15 tiendas en el 2009, que significarán la creación de 2.000 nuevos puestos. Tiene 21 “supercenters” y un centro de distribución en Moreno (Buenos Aires), emplea a más de 8.600 trabajadores y retiene el 5% del mercado. Eligió diversificarse con Chango Más, un formato que no supera los 4.000 metros cuadrados por local.

El holding francés Casino opera con 13 hipermercados Libertad (adquiridos hace una década) y 26 supermercados Leader Price. Para este año proyectó inaugurar tres: uno, ya lo abrió en su primer shopping en Córdoba capital, el segundo en Villa María, en la misma provincia, y el tercero en Rafaela (Santa Fe). Abrió un Leader Price en el barrio porteño de San Telmo y analiza futuras localizaciones.

Pequeñas y medianas cadenas con ascendencia en el interior controlan en conjunto el 10% y facturan algo así como 3.000 millones de pesos anuales. La Cámara Argentina de Supermercados (CAS), que nuclea a más de 300 en 17 provincias, advirtió sobre los riesgos que correrían si desembarcan las grandes. Por eso la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (FASA) reclamó al gobierno nacional que implemente regulaciones para frenar esa posible expansión, que aquí sólo se aplican en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe.

Las diferencias entre las grandes y tales pymes modificaron la estructura de la CAS, que nucleaba a Coto, Wal-Mart, La Anónima y Cencosud hasta que se alejaron en el 2002 para formar la Asociación de Supermercados Unidos (ASU). En agosto pasado, Carrefour dejó la presidencia de la CAS, luego de lo cual se comentó la posible unificación de ambas entidades, pero de no ser así Carrefour se vincularía con la ASU.

Para antes de fin de año, la Cámara de Autoservicios de Propiedad de Residentes Chinos de la República Argentina (Casrech) anunció la apertura de 60 nuevas tiendas. En la Capital Federal y el Gran Buenos Aires funcionan casi 3.000 y en el interior otras 1.200, que el año pasado facturaron en total 7.500 millones de pesos.

JAVIER LOJO

jlojo@rionegro.com.ar