Después de que las financiaciones mediante fideicomisos representaron en el 2007 unos 8.600 millones de pesos -36 veces más que en 1996-, en este 2008 ascenderían a 10.000 millones y en el 2009 a 15.000 millones, según Miguel Ángel Arrigoni, responsable de la división Finanzas Corporativas y director de la consultora Deloitte & Touche. En los últimos 11 años, las emisiones acumularon 38.000 millones con alrededor de 700 series lanzadas por más de 170 fiduciantes.
Los fideicomisos permiten obtener liquidez operativa por parte del fiduciante, destinada al giro habitual de sus negocios. La constitución de los mismos se realiza por cesión fiduciaria de los bienes fideicomitidos, de acuerdo con la ley 24.441 y disposiciones complementarias, como las de la Comisión Nacional de Valores (CNV). Permiten realizar los activos fideicomitidos para la cancelación de los títulos valores, previa cancelación de las sumas deducibles acordadas por el contrato respectivo. Asimismo, y hasta la realización de los activos, deben administrarse dentro de las condiciones fijadas en los contratos.
En la Cámara Argentina de Fideicomisos y Fondos de Inversión Directa en Actividades Productivas (CAFFIDAP) señalaron que la ley 24.441 sólo estableció requisitos para los "fideicomisos financieros" y dejó libradas a la voluntad de los emisores las solicitudes o no de autorizaciones para las ofertas públicas de los valores negociados y, en su caso, las aceptaciones para cotizarlos. A los que no reúnen esos requisitos se los conoce como "fideicomisos ordinarios". A su vez, ambos tipos son subclasificados en fideicomisos de garantía y de administración de inversiones. Cuando estos últimos se refieren a activos financieros y reales, orientados además al desarrollo de actividades productivas, se los denomina "fondos de inversión directa".
Los fideicomisos financieros aparecieron como una alternativa para las empresas, en especial aquellas a las que los créditos bancarios les resultaban costosos y de difícil acceso. Generan costos adicionales fijos por los participantes requeridos para salir al mercado de capitales (asesores, organismos de control y auditores), por lo cual se perjudican las operaciones más pequeñas. En el caso de las actividades agropecuarias, facilitaron a los productores de menores dimensiones las compras de insumos (85% de las emisiones), maquinarias y fondos de inversiones directas.
La demanda de títulos emitidos por fideicomisos financieros influyó para que en el 2007 hubiera sobreofertas, en promedio del 40% en bonos séniors. Entre los grandes compradores estuvieron las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP), las compañías de seguros y los bancos.
Tras la crisis del 2001/2002, los fideicomisos ayudaron a financiar los consumos y las inversiones de las pequeñas y medianas empresas y hasta de las provincias con economías más modestas. El 2003 marcó un punto de inflexión y desde entonces crecieron principalmente por la flexibilidad y la facilidad de instrumentación que poseen para bancos y empresas respecto de otras herramientas de las mismas características. Pero no sólo fueron una alternativa de financiamiento para empresas sino de inversiones. Entre los fiduciantes, figuraron bancos, comercios minoristas, emisores de tarjeta de crédito, cooperativas, mutuales, compañías vinculadas con el agro y otras firmas grandes y medianas.
Para Deloitte & Touche, en el 2007 hubo 244 emisiones de fideicomisos financieros, la mayor cantidad desde 1996, de las cuales 40 correspondieron a cadenas de artículos para el hogar que apalancaron préstamos al consumo por 1.443 millones de pesos. Entonces, asimismo, se iniciaron emisiones vinculadas con la construcción, con repagos provenientes de alquileres. En el transcurso de los primeros seis meses del 2008 se concretaron 102 emisiones.
Los activos más utilizados en el armado de fideicomisos nominados en pesos siguieron siendo los préstamos personales y para el consumo, sin olvidar los cupones de tarjetas de crédito, con el 96% del total en diciembre último. En tanto, los demás se distribuyeron entre préstamos comerciales para el agro, prendarios y leasing. Los rendimientos en pesos a tasa fija oscilaron entre el 17% y el 21%, aproximadamente.
A su vez, el 50% de los fideicomisos en dólares fue garantizado por créditos comerciales agrícolas y el otro 50% por inmuebles y sus rentas, que en diciembre último rindieron entre el 9% y el 10%.
Los fideicomisos tuvieron ventajas fiscales, aunque sólo en ciertos casos estuvieron exentos del pago del impuesto a las Ganancias. Esta ventaja, que es habitual en muchos países, se dispuso para facilitar el acceso de las pymes al mercado de capitales, ya que en estos casos las emisiones con oferta pública resultan muy costosas. A principios de este mes, por el decreto 1.297/08 del Poder Ejecutivo nacional, se estableció que la mayoría de los fideicomisos abonaran Ganancias, con lo cual se eliminó un estímulo significativo y hasta se estimó que podría desalentarse la utilización de una herramienta que permitió a las empresas obtener préstamos por los citados 8.600 millones en el 2007 o resultar más onerosas.
MIGUEL ÁNGEL FUKS
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