Luego de la ratificación del Ejecutivo y la "bajada de línea" del presidente del PJ para que todos los ministros y secretarios dejen de hablar mal de leal funcionario kirchnerista, Moreno volvió a sus andanzas. Ahora fue de lleno contra el sistema financiero.
Con sus poderes ratificados, solicitó a los bancos que informen las tasas activas y pasivas que estuvieron pagando en los últimos meses y, a partir de ahora, las que van a pagar a través de un informe semanal al cierre de cada viernes.
El objetivo de toda esta "movida": más intervención en el mercado. Lo que busca el gobierno es bajar las tasas de interés para que el crédito pueda recircular nuevamente como antes de la crisis del campo. Con la economía frenada y sin crédito para consumo, el modelo económico está en problemas.
Esta intervención puede afectar temporalmente la tasa de interés pero no resuelve el problema de fondo de la economía argentina: la desconfianza que existe en el sistema. Es más, el efecto de mediano plazo puede ser contraproducente para el gobierno ya que está comprobado que, fracasada una medida de este tipo, el rebote de las tasas termina dejando las mismas por encima de los niveles preintervención.
Hay dos puntos a tener en claro.
El primero, que esta nueva ofensiva contra los bancos muestra la desesperación del gobierno por ganarle una pulseada al mercado. La administración CFK sigue actuando en forma compulsiva sin dar racionalidad económica a sus pedidos.
El segundo, que no es posible bajar las tasas de interés en tanto el gobierno nacional continúe pagando 15% anual en dólares por el dinero que pide prestado.
Intervenir el mercado para presionar a la baja de las tasas de interés generará dos efectos inmediatos: las entidades privadas dejarán de prestar fondos y los bancos públicos comenzarán a otorgar créditos con tasas bajas, créditos obviamente que tomarán los "amigos del poder". La historia nos condena.
JAVIER LOJO