L a llegada de Guillermo Coco al gabinete de Jorge Sapag como secretario de Recursos Naturales pasó casi inadvertida.
"Soy amigo personal del gobernador", decía el funcionario cuando se lo consultaba por las causas que motorizaron su ingreso a la administración pública. Hasta ahí, nada distinto sobre el accionar de los últimos años dentro del gobierno provincial: la toma de un puesto político, aduciendo amistad con el mandatario de turno.
Pero el cargo de Guillermo Coco es especial. Necesita estar libre de toda duda.
Está al frente -junto con el gobernador Sapag- de las negociaciones que determinarán las prórrogas de las áreas hidrocarburíferas en producción en favor de las actuales concesionarias.
En otras palabras: está situado en medio de un negocio de millones de dólares que será determinante para el futuro de Neuquén; un negocio que, por ahora, es manejado sólo por un núcleo muy selecto cercano al gobernador. Dentro de ese epicentro está el secretario.
No hay ciudadano neuquino que sepa exactamente qué es lo que se está terminando de acordar con las empresas petroleras pese a que ya adelantan desde el gobierno que está "todo encaminado". Esto también quita transparencia al proceso, más allá del argumento oficial de que "lo acordado deberá ser aprobado por la Legislatura".
¿Puede en este contexto un funcionario -con la responsabilidad que hoy tiene Coco en la administración pública- formar una empresa privada en el rubro hidrocarburífero, el mismo que le fue asignado para que cuide y desarrolle? Es el sentido común el que nos dice que no. ¿Es tanta la laxitud que, para algunos hombres de Estado, ya ni siquiera es necesario cuidar las formas? "Tengo muchos activos dentro de mi patrimonio, disolví muchas sociedades y armé una sociedad para poner esos activos que voy a ir vendiendo", explicó el funcionario cuando se le preguntó por tamaña novedad.
Armar una empresa mientras se es funcionario es de una intrepidez nada habitual. Y si -como aseguró Coco- no hará contratos ni con el Estado ni con privados, no se comprende entonces para qué se abrió una empresa que puede desde alquilar maquinarias pesadas hasta construir gasoductos o importar y exportar equipos. El argumento del funcionario de formar una SRL para disolver sociedades actuales y vender activos debería tener explicaciones más claras.
Lo preocupante es, además, que se naturalice la idea de que un funcionario en ejercicio pueda formar una empresa relacionada con el área que maneja desde el sector público. "Me parece bárbaro", dijo el diputado del MPN, Carlos González, al ser consultado por el tema. Tan insólito como elogiar a Coco por "blanquear" una creación que, en realidad, data de junio. La publicación en el Boletín Oficial ha permitido -a los que pudieron darse cuenta- indagar acerca de esta anormalidad y seguramente eso ha decidido al secretario a salir a aclarar lo que todavía está oscuro.
Más preocupante aún: el gobernador Sapag considera que la creación de la firma es "transparente" y el tema decididamente no parece preocuparle, pues no advierte negocio alguno. Conclusiones tan tajantes ameritarían una mejor indagación sobre la actitud de Coco y los movimientos de Patagonia Energy, considerando que no hablamos de cualquier empresa sino de la de un servidor público.
El hecho de que Coco se mantenga al frente de un cargo mientras debuta en una empresa del ramo no genera idea de transparencia, de independencia ni de límites de los intereses personales respecto de los del común de los ciudadanos.