El "telemarketing" o el teletrabajo, que para muchos se usa como sinónimos de "call center", ofrece desde su origen una gran variedad de servicios. En los Estados Unidos para evitar los traslados y la contaminación; en Italia para aumentar la tasa de natalidad; en Portugal para mejorar la calidad laboral; en el norte de Europa por factores climáticos.
En la Argentina, comenzó a desarrollarse en forma autónoma y permitió que muchas personas se desenvolvieran en sus hábitats preferidos logrando una repercusión positiva sobre la productividad. "Las empresas ven que con el teletrabajo pueden crecer, retener algunos valores que si no se hace difícil, como los programadores. Además los costos, que siempre están en juego: si no fuera económicamente factible, no lo harían", explicó Sonia Boiarov, coordinadora del Centro de Teletrabajo y Teleformación (CTT) de la Carrera de Relaciones del Trabajo de la Universidad de Buenos Aires y presidenta de la Comisión de Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones (TICs) de la Asociación Argentina de Usuarios de la Informática y las Comunicaciones (Usuaria).
Entre las cuestiones que no deberían soslayarse, figuran los desafíos de seleccionar a las personas, fijar objetivos, pactar reuniones presenciales y virtuales, establecer los medios y frecuencia de la comunicación y también capacitar en el uso de nuevas herramientas. El trabajo a distancia exige que jefes y trabajadores establezcan relaciones basadas en el respeto y la confianza mutua.
Con un 75% de los costos asociados a los recursos humanos (básicamente remuneraciones), la productividad pasa por la gestión de personas a las que las empresas procuran fidelizar y retener.
Existen firmas que se resisten a implementar el teletrabajo porque el mercado aún aporta numerosas personas dispuestas a trasladarse a las oficinas antes que dedicarse a hacerlo en sus domicilios. No faltan, tampoco, las que no desean que sus documentos, informaciones o contenidos se encuentren lejos de sus sedes.
Prácticamente se duplicó la cantidad de teletrabajadores entre el 2003 y el 2007: de 320.000 a más de 620.000, según la consultora Enrique Carrier y Asociados. El estudio sólo consideró a quienes resolvían las tareas encargadas, total o parcialmente, en forma independiente desde sus viviendas. Aparte de aquellos en relación de dependencia, estaban los que facturaban como monotributistas y los que figuraban "en negro".
"La principal causa del crecimiento del teletrabajo fue la falta de oportunidades para dos franjas etarias: los profesionales mayores de 35 años y los jóvenes sin experiencia laboral", puntualizó Boiarov. Muchos, a principios de los '90 del siglo pasado -cuando el desempleo se extendió en el país-, habían finalizado sus estudios universitarios y ante la falta de oportunidades utilizaron las nuevas TICs para ofrecer servicios de traducción y para arquitectos, abogados y diseñadores gráficos, por ejemplo. Lo mismo hicieron sociólogos, filósofos, antropólogos, historiadores y científicos.
El Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación creó en el 2003 la Comisión de Teletrabajo, ante la paulatina proliferación del fenómeno de los trabajadores conectados a sus empleadores a través de las TICs, por el incalculable e imprevisible desarrollo que dicha modalidad de prestación de servicios podría alcanzar y la necesidad de establecer reglas de juego claras. Entre los principales integrantes de la comisión figuraron: la CTT, Usuaria, la Asociación Argentina de Teletrabajo (AAT), la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Confederación General del Trabajo (CGT). En el 2005, se incorporaron la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La comisión buscó promover, incluso, la igualdad de trato entre los trabajadores a domicilio y otros asalariados, particularmente en cuanto al ejercicio de la libertad sindical, así como la protección contra la discriminación en el empleo, en materia de higiene y seguridad, respecto de las remuneraciones y regímenes de la seguridad social, acceso a la información, edad mínima de admisión y protección de la maternidad.
De cualquier manera, se recordó que el fenómeno de quienes realizan sus tareas fuera de las empresas no es nuevo, como lo demuestran las leyes 12.713 para los trabajadores a domicilio y 14.546 para los viajantes de comercio.
La principal preocupación de la Comisión de Teletrabajo viene siendo establecer bases mínimas para el eventual desarrollo de previsiones, en atención a la innumerable cantidad de variantes que se pueden presentar en la realidad.
La cartera laboral impulsó la regulación del teletrabajo mediante pautas indispensables que adecuaran la normativa nacional a los lineamientos surgidos de la aprobación de normas internacionales, pero sin dejar de tener en cuenta que el propio Estado y los actores sociales pudieran ir encontrando respuestas a los imprevisibles desafíos generados por el desarrollo de las TICs.
MIGUEL ÁNGEL FUKS
miguelangelfuks@yahoo.com.ar