Tal como se comenta en la nota central de este suplemento, la derogación impulsará la venta de granos que hasta ahora se mantenía almacenada en los campos. Con la exportación de soja, ingresarán dólares al país y de esta manera se descomprimirá la situación financiera que hoy mantenía las tasas por las nubes y un dólar relativamente "pinchado" en tres pesos. La lógica del mercado muestra que, con estos dólares de la soja, el Banco Central podrá volver al circuito virtuoso de liquidez pero con un escenario distinto de aquel existente previo al 11 de marzo.
Todo parece indicar que, con mayor liquidez, las tasas de interés tenderán a acomodarse y, a partir del lunes, difícilmente el ahorrista encuentre plazos fijos a 30 días por encima del 13% anual. En lo que respecta al dólar, analistas del mercado no dan garantías de que la paridad vuelva por encima de los 3,20 como estaba antes del 11 de marzo, por lo menos en el corto plazo. La moneda norteamericana se está cotizando a futuro (30 de diciembre) a 3,13 pesos, lo que muestra que no hay intención del gobierno de levantar mucho al dólar aunque el sector agroexportador y la industria pierdan competitividad. Manteniendo la paridad "pinchada" el Ejecutivo controla parcialmente los desvíos inflacionarios, en especial los que ingresan por las importaciones. Pero la suba del IPC no sólo se va a frenar con esta herramienta. Se necesitará una batería de medidas para poner techo a los precios sin afectar sensiblemente el crecimiento de la economía. Los ahorristas, frente a este nuevo escenario, deberían analizar si la semana que viene se mantendrán relativamente altas las tasas de interés y qué tendencias presentarán en los próximos cinco días de mercado. Está claro que todavía no hay nada definido. La lucha del campo no terminó y el gobierno insistirá en una mayor presión impositiva. Los activos financieros pueden estar en la mira.
JAVIER LOJO
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