Después de haber acumulado seis años de resultados positivos, a fines de junio el rendimiento anual de las administradoras pasó a terreno al experimentar un retroceso promedio de 0,19% según las cifras de la Superintendencia que controla el sector.
Si a este análisis se le agrega una inflación conservadora en torno al 20% anual, los rendimientos de las futuras jubilaciones muestran una descapitalización importante, tal vez la más significativa desde su aparición, allá por 1994.
Hoy el 50% de la cartera está invertida en bonos soberanos locales. La crisis del campo desatada en marzo del corriente, sumada a la incertidumbre que presenta la economía hace ya casi un año, desplomó en parte este tipo de inversiones y con ello destrozó parte de los ahorros de los futuros jubilados. La intervención del secretario Moreno sobre los índices en el INDEC hizo el resto (en los títulos tomados por las AFJP que estaban atados al crecimiento del CER).
El actual gobierno nacional, como en la época del ex ministro Domingo Cavallo (2001), forzó políticamente para que las AFJP tomen estos bonos como inversión en sus carteras. Los resultados están a la vista.
Las otras inversiones, como es el caso de la bolsa local, no ayudaron a equilibrar las pérdidas de los cerca de 100.000 millones de pesos que manejan las administradoras. Los principales papeles perdieron casi 13% en los últimos doce meses y eso también se vio reflejado en los rendimientos finales de cada una de las AFJP.
A fines de junio sólo dos administradoras pudieron mostrar saldos positivos: Nación y Met (ver infograma adjunto). La primera es la que viene mostrando la mejor performance desde la salida de la convertibilidad y es una de las más elegidas por los ahorristas previsionales.
No es la primera vez que las AFJP presentan una rentabilidad negativa. Entre agosto de 1998 y abril de 1999 y entre julio de 2001 y marzo de 2002 el rojo se había hecho sentir en las AFJP.
Pero los analistas del sector ven su costado positivo en esta "minicrisis": que la misma llega a las administradoras cinco meses después de cristalizarse con fuertes cimbronazos en los mercados y en una menor proporción de daño. Por otra parte, al ser un negocio previsional de largo plazo, el que se está atravesando es un período ínfimo en el total de lo que representan los ahorros de un aportante. (Red. Central)