El gobierno nacional pagó esta semana los sueldos de los empleados de Aerolíneas Argentinas presionando a una intervención judicial. Objetivo final: que la firma termine en manos de algún empresario amigo del poder. La estrategia oficial basada en el "capitalismo de amigos" no hace más que profundizar la crisis que atraviesa el país hace ya tiempo: la falta de inversiones. Nadie en su sano juicio puede invertir en una Argentina con mercados digitados desde un oscuro despacho público.
El caso de Aerolíneas es uno más que se agrega a la lista de las empresas que sufrieron presiones para vender parte de su paquete accionario.
Estamos yendo, como país, contra las reglas esenciales del mercado y seguimos violando los códigos éticos más elementales en materia de negocios.