Del "boom" importador de la Argentina participaron sectores que aprovecharon la sustitución registrada tras la crisis del 2001, la devaluación y la posterior apreciación del tipo de cambio real. Lo que más preocupó fue que, a pesar de que la cotización de la divisa norteamericana se mantuvo elevada hasta hace un tiempo, en demasiados casos se trajo lo que podía conseguirse aquí. El 63% de las operaciones correspondió a sectores con fabricación local, que perdieron participación por su menor competitividad, escasas inversiones y disminución de precios provocada por la inflación en el país.
Las compras en el exterior en el 2007 fueron record: 44.707 millones de dólares, o sea el 31% más que en el 2006, por lo que si se mantuviera la tendencia en este 2008 superarían los 62.500 millones. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), en los primeros cinco meses de este año crecieron el 46% respecto de igual período anterior y sumaron 22.967 millones. En tanto las exportaciones subieron el 37%, hasta 27.803 millones, y el saldo de la balanza comercial registró un alza del 7% y fue superavitario en 4.836 millones. El mayor consumo, la oferta local insuficiente y encarecida y la escasez energética fueron motivos que también explicaron dicha fluctuación. En términos de valor absoluto los productos que más se adquirieron fueron, según el INDEC: vehículos para el transporte de personas, partes y accesorios para el complejo automotor, teléfonos celulares, gasoil, porotos de soja para elaborar aceites -por el paro rural las fábricas compraron al Paraguay y Uruguay para cumplir con sus exportaciones-, aviones (ingresados temporariamente por más de 365 días), fertilizantes, glifosato (herbicida para los cultivos de soja), minerales de hierro, vehículos para el transporte de mercancías, cosechadoras - trilladoras y energía eléctrica.
Preocuparon las adquisiciones en China -ya el cuarto proveedor de la Argentina, detrás del Mercosur, la Unión Europea y el NAFTA-, sobre todo de bienes de capital, textiles y juguetes. Siguieron siendo notorias, asimismo, las de fuel oil y de electricidad.
Semejante expansión hasta se atribuyó al alza de las compras de bienes de consumo, como pastas italianas, champañas y quesos franceses, galletitas israelíes, cervezas finlandesas, heladeras polacas y aceite de sésamo griego. Estos productos fueron adquiridos generalmente por personas de un nivel socioeconómico medio y alto, que casi siempre los tienen incorporados a sus hábitos de consumo. Por ejemplo, los whiskies extranjeros alcanzaron a dominar el 30% del mercado, cuando en 1997 estaban en el 26%, y una tendencia parecida exhibieron los vinos. El "retorno" de los importados no sólo se comprobó en los alimentos y las bebidas sino, asimismo, en los libros, discos y películas, sin olvidar las ojotas brasileñas.
Las importaciones del Mercosur treparon el 39% en los primeros cinco meses del 2008 en relación a idéntico lapso del 2007, destacándose las de bienes intermedios (porotos de soja de Paraguay y alumina calcinada, minerales de hierro, eter metil terbutílico y materiales siderúrgicos de Brasil), piezas y accesorios para bienes de capital (chasis con motor incorporado de automóviles brasileños), bienes de capital (vehículos para transporte de mercancías, tractores para semirremolques y teléfonos celulares también de Brasil) y automotores de pasajeros. El déficit con el bloque, comparando ambos períodos antes mencionados, fue de 2.160 millones de dólares.
El cotejo para los mismos lapsos del comercio con la Unión Europea mostró un saldo positivo de 1.689 millones de dólares, ya que las compras en la zona ascendieron el 37%, fundamentalmente por los bienes de capital e intermedios, piezas y accesorios para bienes de capital y combustibles y lubricantes.
Con la Asociación de las Naciones del Sudeste Asiático (Asean), Corea del Sur, China, Japón y la India, el intercambio fue negativo en 549 millones. Aumentaron las adquisiciones de bienes intermedios y de capital y bienes de consumo de China.
Los ingresos de la ropa para bebés y niños de esta última procedencia llegaron a preocupar a los fabricantes locales de indumentaria.
Con el NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte que incluye a los Estados Unidos, Canadá y México) se verificó un déficit de 860 millones. Las adquisiciones subieron el 44% por los bienes intermedios y de capital, piezas y accesorios para bienes de capital y automotores de pasajeros.
La cotización del dólar continúa preocupando. José Ignacio de Mendiguren, uno de los vicepresidentes de la UIA, cuestionó recientemente la apreciación del peso frente a la divisa norteamericana y alertó sobre el retorno de "la famosa bicicleta financiera".
Los cambios consensuados entre el Poder Ejecutivo nacional, por un lado, y la Unión Industrial Argentina y la Confederación General Empresaria de la República Argentina, por el otro, modificaron parcialmente el sistema de los "valores criterios" para frenar las importaciones. Como las garantías que debían presentarse cubrían el 80% de la brecha entre esos valores "criterios" y los reales de las compras en el extranjero, los productos ingresaron con precios más bajos que los de la industria nacional. Las modificaciones apuntaron a que las garantías por cotizaciones inferiores a los "valores criterios" debieran pagarse únicamente en efectivo y por el 100% de la diferencia entre ambos valores consignados.
A todo esto, Fernando Fraguío, secretario de Industria, Comercio y de la Pequeña y Mediana Empresa, trató de implementar mecanismos que agilizaran la aplicación de las medidas "antidumping". Tuvo en cuenta la demora habitual en aprobarse y que eso conspira contra la situación de las firmas nacionales afectadas (se comprobaron demoras de hasta dos años en adoptarse las resoluciones).
MIGUEL ÁNGEL FUKS
miguelangelfuks@yahoo.com.ar