La salida de capitales del país constituye una parte de la problemática de la deuda, según señalaron los economistas Eduardo Basualdo y Matías Kulfas en su estudio sobre "Fuga de capitales y endeudamiento externo en la Argentina", conocido hace unos años.
Se concreta cuando los residentes de una economía remiten fondos al extranjero para invertir y adquirir activos físicos (inversiones directas) o financieros (títulos, acciones y depósitos). Y si bien no constituye una operación necesariamente ilegal, se presume que una proporción podría considerarse como tal. A esto se agrega la salida de capitales mediante los "precios de transferencia" y los "créditos intrafirma", que son mecanismos de remisión de utilidades a las casas matrices y de elusión y evasión impositiva aplicados para incrementar rentabilidades. Este tipo de operaciones fue aprovechado, además, por capitales locales dirigidos al exterior.
Para el tráfico de capitales siguen aprovechándose los "paraísos fiscales", al punto que se incrementaron desde 25 a mediados de la década del '70 a 72 últimamente, conforme estableció el Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina (Cefid-Ar). Alrededor del 60% del comercio mundial en el 2006 se concretó con transacciones intraempresas, de las cuales el 80% se instrumentó en los citados "paraísos". Con procedimientos de "sobrefacturación" de importaciones y/o "subfacturación" de exportaciones y la reubicación "en el papel" de oficinas y empresas vinculadas y controlantes, por ejemplo, hubo transnacionales que relocalizaron sus ganancias en territorios con débil tributación y/o laxos controles, desde donde llegaron a usar capitales propios "disfrazados" de financiamiento externo, para minimizar aquí las contribuciones impositivas.