Los últimos tres años y medio se han caracterizado por una marcada depreciación del dólar en el mundo, y los principales emergentes no han podido, o no han querido, evitar la contrapartida: una significativa apreciación de sus monedas respecto de la divisa estadounidense. Los caminos para la apreciación han sido diferentes: en algunos casos, por vía de inflación local; en otros, por apreciación nominal de la moneda emergente.
La apreciación parece ser más marcada en los países con una mayor canasta de commodities en sus exportaciones. Obsérvese en la infografía la apreciación de cuatro economías emergentes: Brasil, Argentina, Chile y China.
Tomando como base 100=enero del 2005, se advierte que el real se apreció un 41% en términos reales en los últimos tres años y medio. Por su parte, China no ha experimentado una caída tan fuerte de su tipo de cambio real bilateral, ya que el yuan se apreció un 16%. Chile y la Argentina han sido casos intermedios en cuanto a la apreciación de sus monedas respecto del dólar: del 22 y el 26% respectivamente. Sin embargo, esta apreciación del tipo de cambio real es explicada por diferentes factores ya que la inflación acumulada en Chile en el período fue del 16%, mientras que en la Argentina trepó al 60%.
Cabe aclarar que en el análisis de tipo de cambio real para la Argentina, la medida de precios utilizada es la de salarios privados no agrícolas, que presentan una suba que supera el IPC que publica el INDEC. A pesar de los esfuerzos del Banco Central por mantener estable el tipo de cambio nominal, el real bilateral continúa apreciándose por la inflación local, lo que provoca una lenta pero sostenida pérdida de competitividad.
Usando como referencia Chile, que ha tenido una apreciación semejante en el período, un ejercicio simple muestra que la apreciación del 26% del peso argentino pero con una inflación a la chilena -del 16% en lugar del 60% en casi tres años y medio- habría llevado la paridad peso-dólar a un nivel de 2,60 pesos en lugar de los 3,15 pesos de marzo. Cabe preguntarse si la nueva estrategia del Banco Central argentino de impulsar el tipo de cambio por debajo de los 3,10 no forma parte de nuevos objetivos en materia de inflación.
(Fuente: Fundación Mediterránea)