Todos contra todos. Un país parado. Y, frente a este escenario, una presidenta que se desvive por sumar anuncios que en nada modifican la caótica situación. Su marido, el poder real, continúa con la lógica que le da su cargo, cerrando filas en el PJ para las próximas elecciones.
En el medio de esto, la realidad de una Argentina que se va degradando anárquicamente por no tener un gobierno que entienda las verdaderas demandas de la sociedad.
Ya no es el productor sojero el que reclama. Son el tambero, el ganadero, el camionero, el dueño de la estación de servicios, la industria, el consumidor: la demanda por cambios es generalizada. Pero el autismo del gobierno sigue impasible.
Eso sí, esta semana CFK anunció la compra de bombitas de luz llegadas desde Venezuela. Todo un dato.