La actual situación que vive el país con un tipo de cambio "semi fijo", altas tasas de interés y desmejoramiento del clima empresarial hace rememorar los últimos años de la convertibilidad, en los que la estrategia ganadora para los ahorristas pasaba por hacer colocaciones de plazos cortos y altas tasas, aguardando por la evolución de los acontecimientos y analizando permanentemente el punto de salida de dicha operatoria.
Hoy estaríamos en algún punto de ese histórico escenario.
Para inversores de más de un millón de pesos, el sistema paga tasas de hasta el 22% anual a 30 días. Para aquellos pequeños ahorristas (menores a los 100.000 pesos) que sepan negociar una renovación del plazo fijo, la tasa de interés gira en torno del 14% anual.
En principio, el dólar no es una salida, en el corto plazo, para colocar los ahorros; no por la última baja que sufrió la moneda norteamericana, que fue importante, sino porque se proyecta que su crecimiento estará muy por debajo de los niveles de inflación, mucho más de lo que hoy se sitúan las tasas de interés para 30 días.
Clave para el ahorrista en este momento es tener el timming justo para saber cuándo salir del plazo fijo. En este sentido hay que tener claro que el accionar del BCRA para controlar el dólar será efectivo siempre que las condiciones adversas no persistan en el tiempo. De lo contrario, las expectativas devaluatorias podrían incrementarse y acentuar la demanda de dólares, y ello llevaría un "barajar y dar de nuevo". En este punto el ahorrista no puede estar todavía dentro del plazo fijo sino que debe contar con la liquidez de sus ahorros para comprar lo que considere que el mercado esté ofertando a precio de ganga.
Las operatorias con fondos comunes son una alternativa como reaseguro del capital, aunque hay que pensar muy bien en qué rubros entrar, ya que hay algunos que crecieron "más de lo normal" en los últimos meses.
JAVIER LOJO
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