GINEBRA (AFP).- La crisis alimentaria ha invertido los roles en la OMC: grandes exportadores agrícolas como Argentina, Brasil e India, tradicionalmente liberales en el comercio mundial, imponen ahora restricciones a la exportación, mientras los proteccionistas defienden posiciones liberales.
Para enfrentar la escasez alimentaria y la disparada de los precios de los productos alimenticios, Argentina, Brasil, Vietnam, India y Egipto han impuesto recientemente limitaciones a la exportación de algunos productos.
Pero en las negociaciones de la ronda de Doha sobre la liberalización del comercio en el seno de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Argentina y Brasil pertenecen al Grupo de Cairns, el más agresivo en materia de apertura comercial.
Los miembros del Grupo de Cairns han pedido insistentemente a la Unión Europea y a Estados Unidos que rebajen sus tarifas aduaneras para permitir un mayor ingreso de sus productos alimenticios.
Las nuevas medidas adoptadas por estos países en desarrollo incomodan incluso a sus representantes en Ginebra.
Un funcionario brasileño dijo "no comprender" a su gobierno, que por un lado anunció la interrupción de sus exportaciones de arroz y la subasta de una parte de sus reservas para contener el alza de los precios. "Se trata de reservas públicas y no de la venta por parte de empresas privadas", precisó el diplomático, al tiempo que reconoció que este "elemento de intervención en los mercados" podría ser mal percibido en las negociaciones de la OMC.
Ya existe descontento por la adopción de estas medidas: Japón pidió que el tema sea abordado ante el comité agrícola de la OMC. Importador neto de productos agrícolas, Japón impone tarifas aduaneras particularmente disuasivas a las importaciones de arroz, del orden del 500%. "No estamos contra las prohibiciones y las restricciones a las exportaciones -aseguró Takaaki Kawakami, primer secretario de la misión de Japón ante la OMC-, pero los países fuertemente dependientes de las importaciones como nosotros no
quieren poner en peligro la alimentación de sus poblaciones", afirmó.
Un plan propuesto por Tokio obligaría a los países que imponen restricciones a notificarlas a la OMC en un plazo de 90 días y a justificarlas. Además, las medidas no podrían durar más de un año.
Actualmente, según el acuerdo sobre la agricultura firmado en el marco del GATT (acuerdo general sobre las tarifas aduaneras y el comercio) en 1994, los países en desarrollo pueden imponer restricciones a la exportación. Aprovechando la situación que coloca a los países emergentes en falso en relación con su discurso en las negociaciones, el comisario de Comercio europeo, Peter Mandelson, estimó recientemente que la tasación de las exportaciones o las cuotas sólo otorgan una "ilusión de seguridad alimentaria".
Para los observadores de los países en desarrollo, los impuestos a la exportación corren el riesgo de empeorar el abastecimiento de los más desfavorecidos. Estas restricciones "podrían colocar a los países pobres que dependen de las importaciones en una situación aún más volátil y crítica que lo que es actualmente" -dijo Carin Smaller, directora del centro Institute for Agriculture and Trade Policy en Ginebra-. Los países africanos como Ghana, Senegal, Costa de Marfil y Camerún dependen largamente de las importaciones que compran en el mercado mundial, como el arroz de India, la soja de Brasil o el trigo de Argentina", añadió.
Argentina, uno de los principales productores de trigo del mundo y sexto exportador mundial, mantiene cerradas las exportaciones de trigo y limitó las de carne vacuna. Como gesto de sosiego, India, que recientemente suspendió sus exportaciones de arroz, prometió suministrar a Senegal 600.000 toneladas de este cereal por año durante seis años, según lo anunció el presidente senegalés Abdulaye Wade.