BUENOS AIRES.- Desde el 25 de febrero pasado y durante cinco días se realizó otra vez Buenos Aires Fashion Week (BAFWeek), el encuentro capitalino más importante de la moda nacional, al que asistieron alrededor de 50.000 personas.
Como en anteriores ediciones, convivieron marcas de empresas y diseñadores independientes que lanzaron sus colecciones otoño-invierno 2008 en 30 desfiles y 40 "showrooms". Por eso concurrieron no sólo periodistas de distintos países sino también compradores del interior y representantes de grandes tiendas departamentales y multimarcas extranjeras y directores de "fashion shows" internacionales, invitados por la Fundación ExportAr.
Quienes analizaron la situación de las industrias textil y de la indumentaria en la Argentina coincidieron en que durante los últimos años se recuperaron la demanda interna y, consiguientemente, los puestos de trabajo perdidos. Influyeron diferencias favorables, sobre todo un significativo valor agregado por diseño, imaginación y calidad, no obstante lo cual subsisten los reclamos.
El relevamiento de la demanda laboral insatisfecha en el cuarto trimestre del 2007, por ejemplo, según el INDEC, señaló que el 50% de los fabricantes de textiles buscó personal sin poder cubrir sus necesidades el 13,3%, en tanto el 35,7% de los confeccionistas de prendas de vestir requirió trabajadores y se puntualizó que todos pudieron ver satisfechos sus requerimientos.
En una reciente reunión de empresarios con Martín Lousteau, ministro de Economía y Producción, y Noemí Rial, secretaria de Trabajo, llegó a comentarse que la informalidad
en el sector de indumentaria supera el 70%, por lo que habría más de 600.000 trabajadores "en negro" (ver aparte).
Los empresarios textiles condicionaron sus nuevas inversiones a realizar acciones mancomunadas con el Estado y a que se asigne prioridad a una política pública orientada al desarrollo fabril y un modelo de capacitación.
De cualquier manera, se considera que ambas actividades son "eficientes" por más que los créditos a las pequeñas y medianas industrias hasta ahora no hayan sido accesibles y se necesita un Estado activo que regule imperfecciones del mercado. El crecimiento económico logrado por el país en los últimos años "vino con capital propio", subrayó José Ignacio de Mendiguren, vicepresidente de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) y vicepresidente tercero de la Unión Industrial Argentina (UIA).
La Fundación Pro Tejer (FPT) destacó, a su vez, que "el Estado se propuso reindustrializar el país" y que "los textiles somos una pieza clave en este proceso", por sus proyectos de inversión por 3.000 millones de pesos en el próximo lustro, luego de acumularse otras en bienes de capital por 4.000 millones desde el 2002, tras la devaluación, que contribuyeron a mejorar la competitividad.
Más allá de que la paridad cambiaria determinara el perfil de crecimiento, en enero pasado la utilización de la capacidad instalada textil llegó al 69,9%, mientras que la del nivel general de la industria fue del 70,6%. Al comparar la variación del bloque textil en el primer mes del 2008 en relación con el mismo anterior, se verificó una suba del 8,9% (hilados de algodón y tejidos lo hicieron el 3% y el 10,4% respectivamente, y fibras sintéticas y artificiales cayeron el 57,1%).
El comercio exterior de la cadena de valor de las industrias textil y de la indumentaria reflejó un acelerado ritmo ascendente. Mientras la oferta interna creció anualmente en promedio el 17% entre el 2002 y el 2007, la importación lo hizo al 36% y el año pasado fue record: 1.294 millones de dólares, más del 21% respecto del 2006.
Según la Cámara Argentina de la Indumentaria de Bebés y Niños (CAIBYN), la compras del rubro en el extranjero ascendieron el 55%. Las provenientes de China lo hicieron el 253%, en kilogramos: pasaron de 199.748 en el 2006 a 706.788 el año pasado. Además, dicha nación asiática ofreció el precio más bajo, que fue de 13,8 dólares por kilogramo, cuando Brasil requería
24,3 (ambas representaron el 80% de las operaciones totales). Hubo pocos importadores, que luego "revendieron la mercadería a precios muy superiores a lo abonado, sin que se beneficiara al consumidor y desplazando la industria nacional", observó Víctor Benyakar, presidente de la CAIBYN, quien puntualizó que Cheeky, Mimo, Zara y Falabella trajeron la mitad del citado total.
Ricardo Echegaray, titular de la Dirección General de Aduanas (DGA), planteará modificaciones para los importadores de indumentaria a fin de contrarrestar la subfacturación: variaría el régimen de garantías a quienes documentaran por debajo de los valores fijados y exigiría garantías a los importadores que documentaran de esa manera, eliminándoles las exenciones impositivas, aunque en ciertos casos los obligaría a pagar el 21% del Impuesto al Valor Agregado y no les daría facilidades para abonar el gravamen a las ganancias. Uno de los problemas se originaría con las 13 naciones sobre las cuales se aplicaron regulaciones aduaneras para mejorar el control, entre las que se encuentran Corea del Sur, China, Indonesia, Malasia, Taiwán, Tailandia, Singapur y Vietnam.
Las exportaciones aumentaron en el 2007 el 19% respecto del año anterior y desde el 2003 subieron el 54%. Esto se atribuyó en el 15% de los casos a las mayores cantidades enviadas y en el 4% al incremento en el valor promedio de la tonelada, medida en dólares corrientes. Pro Tejer sostuvo que, a diferencia del pasado, cuando las ventas al exterior representaban una salida ante la contracción de la demanda interna, últimamente se efectuaron por "el incremento de la competitividad alcanzado y la buena aceptación de los productos nacionales en 127 países". Entre los principales destinos figuraron: el Mercosur, 36%; Unión Europea, 21%; Chile, 9%; China (lana sucia), 7%, y México, 5%.
Lousteau e integrantes de su equipo acordaron trabajar con integrantes de la CIAI, la FPT y la CAIBYN, el 14 de febrero pasado, para evitar perjuicios provocados por las importaciones asiáticas ante la reciente crisis financiera internacional desencadenada por Estados Unidos y la perspectiva de que allí se registre una recesión que reduzca sus adquisiciones en el mundo. Y si Estados Unidos llegara a absorber menos bienes, China tendría que recolocarlos y uno de sus posibles destinos podría ser la Argentina.
Aldo Karagozian, titular de la FPT, alertó acerca de los "costos altos" y la CIAI, de que los precios de salida de fábrica aumentarían entre el 12 y el 15% y los de venta al público en la temporada otoño-invierno, del 10 al 30% -aunque hubo otras deducciones y hasta compromisos-, por distintos factores como alzas de los alquileres y los salarios y probables consecuencias de la crisis energética.
Posteriormente, en el porteño Palacio de Hacienda dejaron trascender que colocarían "semáforos" para proteger a la industria -no sólo la textil sino también las del calzado, juguetes, electrónica y química-, ante una posible avalancha de importaciones desde China, Vietnam, Corea del Sur, Malasia e incluso Brasil.
MIGUEL ÁNGEL FUKS