J. A. es la fundación de educación económica y de negocios más antigua y de mayor crecimiento en el mundo. Desembarcó en la Argentina en 1991 por iniciativa de Eduardo Marty, su fundador y director general, quien en entrevista con “Río Negro Económico” consideró que es esencial comprender el fundamento moral que justifica el proceso de creación de riqueza.
A continuación, parte de la charla mantenida con el entrevistado.
–¿Cómo nace Junior Achievement?
–Fue fundada en 1919 por Horace Moses, Theodore Vail y Edward Crane, para enseñarles a sus empleados más jóvenes que la riqueza se puede crear y que para ello hay que aprender a pensar en forma creativa y tomar decisiones. Con ese objetivo inventaron un curso que se llama “La compañía”.
–¿En qué consistía?
–Este programa, que mantiene su vigencia, dura 15 semanas. Los aprendices tienen que inventar un producto o servicio y desarrollar un plan de marketing, producción, finanzas y recursos humanos. Al cabo de las 15 semanas se cierra el emprendimiento, se evalúan los resultados y se distribuyen los dividendos. Éste es el programa original de la fundación, que se ha extendido y desarrollado en toda una currícula, desde jardín de infantes hasta el primer año de la universidad. Estos cursos buscan que el cerebro humano gane sentido de la eficacia y la productividad. A medida que más decisiones se toman, más se aprende y se ganan autoestima y seguridad.
–¿Cómo llega a la Argentina?
–En 1991 traje el proyecto de Estados Unidos y convencí a un grupo de empresarios que creían en la propuesta. Se ha desarrollado en casi todo el país y hoy es la fundación de fondos privados más grande de la Argentina. El año pasado llegamos a 50.000 alumnos de 2.000 colegios públicos y privados y para éste planeamos llegar a 70.000.
–¿Qué conexión existe entre la educación y el desarrollo económico?
–Lo que necesita una sociedad para desarrollarse es crear un clima moral que permita que el proceso de creación de riqueza tenga lugar sin interferencias. Hay dos tipos de sociedades: las que comprenden que la riqueza se crea y ponen énfasis en cómo generar el marco jurídico y moral que estimule y premie a los creadores de riqueza y aquellas que ponen el foco en el sistema de distribución. Aquí se busca cómo saquear lo existente. Son sociedades de diferente tipo; una, basada en la lucha de clases, la envidia y el resentimiento, y la otra, una que busca estimular los talentos de quienes tienen interés en crear riqueza.
–¿Cuál es la misión de Junior Achievement en este sentido?
–Lo que intenta hacer la fundación es un cambio de cultura para que la gente comprenda que la riqueza se puede crear pensando. Si el ambiente es hostil a ese proceso, la gente se va del país. Si es apto, atrae gente productiva e inteligente que quiere progresar. Es la diferencia entre la Argentina de principios del siglo XIX y la actual.
–¿El sistema educativo argentino es una ayuda o un obstáculo para fomentar el desarrollo?
–En algunos aspectos es bueno. Lamentablemente está en manos del Estado desde hace muchos años, fuera de la competencia, por eso muchos de los programas se han anquilosado. Hay una propensión a que los chicos se alejen de la realidad porque las innovaciones no llegan. Además, los padres no juegan ningún rol.
–¿Qué otros problemas identifica?
–El sistema educativo está altamente sindicalizado, lo que reina es la antigüedad y la permanencia. En un contexto así, todo lo que sea utilización de la razón, apego a la realidad, la importancia de enseñar logros, que vean el mundo como un lugar de aventura, de innovación y que los chicos vean sus propias vidas como algo digno de ser vivido, como el guión de una película, es dejado de lado.
–¿Cómo entiende la responsabilidad empresaria?
–Hay una responsabilidad, no en el sentido de obligación sino en el de entender que no se pueden hacer negocios en un lugar donde no se respetan los contratos y no se entiende la justificación moral de lo que estás haciendo. La responsabilidad pasa por comprender las reglas de juego que hacen posible el proceso de creación de riqueza, difundirlas y apoyar a quienes lo hacen.
PERFIL
Eduardo Marty tiene 55 años, es contador y economista y se dedica full time al desarrollo de Junior Achievement. También es miembro del directorio de ESEADE (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas) y de la Mont Pellerin Society.
Tiene tres hijas de 21, 19 y 11 años. Abraza la filosofía objetivista creada por Ayn Rand, a quien considera la mujer más capaz a la que haya leído. Ludwig von Mises y Murray Rothbard también se encuentran entre sus intelectuales preferidos.
En cuanto a deportes, se declara fanático del esquí y del tenis.