Los datos sobre la evolución de los precios en las primeras semanas, la inercia que dejó noviembre -alza del 2%- y los aumentos ya anunciados por las prepagas perfilan el último mes del 2007 como el más inflacionario del año.
Al impacto que tendrá la actualización anunciada en las cuotas de la medicina prepaga -que rondan el 23%- se suma el inicio de las subas estacionales en el rubro esparcimiento y ocio -que seguirán impactando durante este mes-. Asimismo, el sostenido encarecimiento de los alimentos -sumado al incremento en la demanda por las Fiestas- y los alquileres y la suba que están registrando los electrodomésticos y demás electrónicos de uso doméstico, también por fin de año.
En particular, la correcta imputación del mencionado encarecimiento de la medicina prepaga supone un piso inflacionario de casi un 1% para el mes de diciembre, dada la elevada incidencia que el rubro tiene en la canasta de consumo.
En función de los cambios señalados -en salud, alimentos y esparcimiento-, durante diciembre la variación real de los precios al consumidor es muy probable que se ubique en torno del 3% mensual.
En consecuencia, la pérdida real del poder adquisitivo del peso argentino llegará al 19,4% para todo el 2007. Será la mayor caída desde el 2002 y también la que exhiba la mayor correlación entre aumentos salariales y subas de precios desde la crisis de 2001-2002.
Este punto es fundamental por dos razones: primero, demuestra que la "puja distributiva" está en plena vigencia y que, por lo tanto, es muy probable que los aumentos salariales "desproporcionados" -es decir, que no están basados en la evolución de la productividad y de los precios del sector en cuestión- y/o los intentos de indexación informal de los salarios se traslade a los precios en el corto plazo. En segundo término, incrementa la importancia de las próximas negociaciones salariales, sobre todo cuando en la mayor parte de ellas los sindicatos reclaman ajustes que rondan el 30%.
Otro dato para destacar es la fuerte aceleración que experimentó el ritmo mensual de inflación una vez superada la contienda electoral. Esto muestra que muchos aumentos fueron postergados para después del comicio, en tanto que el pacto social, más que alinear las expectativas en torno de una menor inflación en el 2008, "gatilló" aumentos precautorios en los precios libres al descontarse la profundización de las medidas coercitivas.
En lo que respecta al dato oficial de inflación -y aun cuando se pueda descontar un menor nivel de manipulación-, será difícil que resulte superior al 1,2% mensual, dado que no imputará el mencionado aumento de la medicina prepaga y todavía existirá una fuerte manipulación en el rubro alimentos.
Es importante recordar que los planes de medicina prepaga más usados por los consumidores -los que aumentan- fueron excluidos del índice mediante la discutible creación de los "co-pagos" en enero-febrero pasado.
Así, el guarismo oficial acumulará un alza levemente inferior al 9% entre puntas del año, quedando más de 50% por debajo de la realidad.
Una radiografía más detallada permite observar que el encarecimiento real de los alimentos será de casi el 22% para todo el 2007. Esto convalida la elevada "sensación térmica" que viene manifestando la mayoría de los consumidores.
El índice oficial reconocerá sólo un aumento inferior al 10% para todo el 2007, convirtiéndolo en uno de los rubros más manipulados.
La mayor parte de la divergencia vendrá explicada por la imputación de los precios sugeridos -y no los reales- para -entre otros- carne, papa y lácteos.
El rubro salud fue el más inflacionario del año, tras acumular un alza real superior al 36% entre puntas. Éste se transformó en el segmento que mayor diferencia registró entre el dato real y el oficial, ya que este último sería levemente inferior al 9% -a través de la creación de los co-pagos-. En otras palabras: el dato real cuadruplicó el oficial.
El rubro educación lo siguió de cerca. Es muy probable que los datos oficiales terminen mostrando una situación insólita: el sector esparcimiento registraría una inflación acumulada casi nula o, incluso, una caída, cuando en realidad acumuló un alza superior al 15% entre puntas del año.
Hacia adelante, la situación no luce promisoria. Para este mes el piso inflacionario es del 1,3%, producto del aumento autorizado en las tarifas del transporte público de pasajeros de la Ciudad de Buenos Aires y el distrito bonaerense. De este modo, es casi imposible que el 2008 arranque con una reducción de los registros inflacionarios "reales".
A estos aumentos se agregan las subas ya acordadas en electricidad y gas para consumo residencial, la inercia inflacionaria que deja el 2007 y el efecto sobre los precios de los incrementos salariales que sean acordados por los gremios.
Al mismo tiempo, como el nivel de "liquidez real" de la economía continúa siendo elevado, los precios tendrán espacio para aumentar aun cuando el BCRA continúe implementando una política monetaria menos expansiva.
En consecuencia, el piso inflacionario para este año ya es del 18%. Pero resulta evidente que hay espacio para que el proceso adquiera un mayor dinamismo, en cuyo caso la variación final podría superar la tasa del 20% anual.
PABLO LARA (*)
(*) Economista y director de la consultora Estrateco