La crisis de las hipotecas de baja calidad desencadenada en EE. UU. a fines de julio del 2007 afectó las inversiones en arte, al punto que hubo fallidas subastas con obras importantes que no tuvieron oferentes, en tanto otras se vendieron por debajo de los precios previstos. Desde el Art Capital Group argumentaron que "muchos ejecutivos de Wall Street, los mismos que estaban comprando arte contemporáneo, ahora (a principios de noviembre pasado) tienen miedo de perder sus puestos de empleo, sus gratificaciones, y cuando uno ve amenazado su bienestar económico lo primero que suspende son esas adquisiciones".Más allá de la coyuntura -parecería que los ciclos de suba consecutiva por lo general se extienden entre seis y siete años y que aunque dicha tendencia superó los seis- nadie supuso que el mercado sufrirá una severa caída, porque la cantidad de compradores supera la de hace una década.
La revista británica "Euromoney" calculó que el arte en el mundo moviliza unos 30.000 millones de dólares anuales, pero The European Fine Art Foundation estimó para el mismo 2006 casi el doble, 59.000 millones. Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y China son los principales mercados, pero están, asimismo, los emergentes asiáticos, India y Rusia. Y aunque las subastas aparecen siempre en las noticias, el 52% de las ventas internacionales se realiza en las galerías y las ferias de arte alcanzan cada vez mayor importancia.
Antes de la debacle provocada por las hipotecas de baja calidad, cuando los precios superaban todas las expectativas, en Art Market Trends describieron al mercado del arte como más estable que los bursátiles y menos sensible a las crisis. Citaron, en tal sentido, que tras los atentados terroristas del 11 de setiembre de 2001, las bolsas resultaron severamente afectadas y las cotizaciones sectoriales poco se resintieron.
En los últimos 16 años, las obras de los artistas más conocidos obtuvieron una rentabilidad anual media del 12,4% en dólares. Algo menos, el 10%, consignó el Mei Moses, de la norteamericana Universidad de Harvard. Y aunque se acepta que las obras antiguas nunca pierden sus cotizaciones, sus revalorizaciones anuales pueden estar por debajo de las contemporáneas. En el sitio www.artprice.com cualquier pintor puede enviar las características de sus trabajos y un equipo de especialistas los analizan para establecer cuánto valen y en qué mercados podrían venderse.
Los valores más ajustados -"fair market value"- siguen dependiendo de la combinación de la trayectoria del artista, autenticidad, tema, medio, estado, tamaño, historia, estilo, fecha, rareza y calidad. Por eso quienes están en el negocio recomiendan buscar asesoramiento especializado al comprar, para no exponerse a eventuales estafas.
En los '90 del siglo pasado, los japoneses impulsaron con sus compras las cotizaciones de los impresionistas; últimamente, proliferaron las de rusos, chinos, indios y -las habituales- de los nuevos ricos, que al acabarse los "clásicos" pasaron a pagar cualquier precio por los contemporáneos. Por aquella "escasez", Sotheby's y Christie's, las dos principales casas de subastas del mundo, recurrieron a los contemporáneos y, en ocasiones, para conseguir lotes garantizaron que los venderían a determinados precios y, si no lo hacían, los comprarían...