El gobierno puso ahora la mira en los fideicomisos financieros, un instrumento a través del cual las empresas dedicadas al otorgamiento de créditos al consumo –desde bancos hasta casas de electrodomésticos– consiguen en el mercado de capitales gran parte de su fondeo.
Economía, tal como lo señaló esta semana el diario “El Cronista”, estudia eliminar los beneficios impositivos con los que cuenta el fideicomiso financiero, algo así como el incentivo que hizo que cientos de empresas recurrieran a esta figura legal para buscar dinero fresco en el mercado de capitales y apalancar su negocio crediticio más allá de las posibilidades que les otorgaba su propio capital. No por nada en lo que va del año se llevan emitidos fideicomisos por un record de 7.421 millones de pesos, un 25% más que en todo el 2006, de los cuales más del 90% son de consumo.
El esquema funciona así: en la actualidad, la mayoría de las compañías de electrodomésticos o de retail que venden productos financiados en cuotas no se quedan con todos los créditos en cartera hasta el vencimiento, sino que los vuelcan en un fideicomiso y los venden en el mercado de capitales (o los “securitizan”, como se dice en la jerga financiera). De esta forma se hacen de más dinero para seguir prestando.
Por ley, todos los ingresos que derivan de esta herramienta se pueden deducir de la base imponible del Impuesto a las Ganancias. Es este beneficio, precisamente, el que estaría pensando en eliminar el gobierno, dado que lo que parece un complicado detalle fiscal es hoy un gran negocio.
Eliminarlo, reconocen los especialistas del sector, podría terminar siendo fulminante para el negocio de préstamos para el consumo, en particular, de las compañías no financieras que, a diferencia de los bancos, no tienen demasiadas fuentes de apalancamiento más allá del mercado de capitales.
Sin embargo, en la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) se cree que existe un alto grado de evasión impositiva en la utilización de esta herramienta financiera.
Hace algunos años el escándalo fue mayúsculo cuando la AFIP descubrió que importantes empresas locales usaban la figura de las obligaciones negociables (ON) para tomar préstamos con bancos del exterior sin pagar impuestos. Algo similar podría estar ocurriendo en la actualidad. Eso sí, esta vez son los fideicomisos financieros los que están en el centro de la escena.
De hecho, esta semana se supo que la Comisión Nacional de Valores (CNV) se comunicó con la AFIP para hacerle saber que sospecha de algunas empresas emisoras de fideicomisos que podrían estar utilizando este vehículo para evadir impuestos.
Como siempre en la Argentina, el abuso de ciertos beneficios termina afectando a todo el sistema.
(Redacción Central)
El consumo convalida
el sistema
En la Argentina se pueden hacer algunos negocios que en otras partes del mundo son muy difíciles de ejecutar.
Cuando se analiza la estructura del fideicomiso utilizado por cualquier casa de artículos del hogar se advierte que el negocio no sólo pasa por conseguir financiamiento en un país donde el crédito no existe.
La tasa de retorno de este instrumento es realmente llamativa. Hoy el consumidor final paga por una compra financiada una tasa promedio de hasta el 35% anual, cuando el costo final de un fideicomiso para la empresa que lo pone en marcha se sitúa en torno del 20%. Esto significa que hay un spread de 15 puntos que queda como utilidad en alguna parte del sistema, que es la que no paga Ganancias. Esta insólita diferencia en la tasa de interés es sostenida por la euforia del consumo en la Argentina.
Analistas consideran que en el país los fideicomisos seguirán mientras continúe la fiesta del consumo, al margen del beneficio impositivo que otorga hoy esta herramienta financiera.