El aumento en los precios internacionales de los productos agropecuarios implica que con el mismo esfuerzo productivo el país obtiene mayores ingresos para su economía. Para que este beneficio sea plenamente aprovechado y distribuido con razonables niveles de equidad, se requiere contar con buenas instituciones fiscales. Con un adecuado funcionamiento del Impuesto a las Ganancias se podría captar parte de los frutos de la bonanza internacional para socializarlos regionalmente con la coparticipación federal e invertir en infraestructura regional. Esto, además, permitiría generar recursos para compensar, a través de la política social, a las familias más pobres por los mayores precios de los alimentos.
Frente a la debilidad que caracteriza a las instituciones fiscales argentinas, se apela como sustituto imperfecto a las retenciones a las exportaciones. El proyecto de presupuesto 2008 da algunos indicios de las consecuencias que acarrea la adopción de esta estrategia.
" Sin considerar el último aumento de alícuotas, en el proyecto de presupuesto 2008 se espera recaudar 24.000 millones de pesos por retenciones a las exportaciones.
" En infraestructura económica y social se invertirán 15.000 millones de pesos.
" Las cuatro jurisdicciones más desarrolladas del país Ciudad de Buenos Aires, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego absorberán el 39% de estainversión, aunque representan el 10% de la población total.
Los datos muestran que la recaudación por retenciones a las exportaciones es mucho mayor que la que se planea destinar al desarrollo de infraestructura regional. Además, como las retenciones no son coparticipables, el manejo discrecional de los proyectos de inversión pública posterga a las provincias más rezagadas al concentrar relativamente más inversión pública en las provincias más ricas del país. Con estos criterios, los buenos precios internacionales terminan operando como un factor que profundiza las brechas regionales.
Las retenciones a las exportaciones son un instrumento muy rudimentario para socializar parte del aumento de la rentabilidad del sector agropecuario; en primer lugar, porque constituyen un fuerte desaliento a la producción agropecuaria: distorsionar las señales de precios y generar incertidumbre manejando discrecionalmente las alícuotas induce a los productores a no aprovechar plenamente la bonanza del comercio internacional y, en segundo término, porque como herramienta redistributiva tienen muchas "filtraciones". Los bajos precios que producen las retenciones son subsidios implícitos de los que seapropian en gran parte los hogares de ingresos medios y altos dado que, en términos absolutos, éstos gastan más en alimentos que los hogares pobres. Una redistribución efectiva a favor de las familias más humildes no se logra distorsionando precios sino con transferencias monetarias focalizadas.
Ésta es otra evidencia de la visible necesidad de modernizar las instituciones fiscales. Obviamente, no se puede desconocer que una transformación de estas características está supeditada a procesos políticos lentos y complejos pero, con algunos cambios puntuales en el presupuesto 2008, se podría marcar un cambio de orientación para que el buen contexto internacional se tradujera en progreso. Una regla simple y eficaz sería establecer que todo el excedente de recaudación sobre las proyecciones contempladas en el presupuesto 2008 sea canalizado a un fondo de desarrollo de infraestructura. Este fondo sería destinado a financiar proyectos de inversión, adicionales a los aprobados en el presupuesto, bajo una regla transparente de asignación geográfica y de aplicación automática. Los criterios deberían prever que las regiones más postergadas reciban proporcionalmente más inversión y que cada provincia participe en la definición de los proyectos a ejecutar.
Una regla de este tipo sería un paso importante en el sentido correcto; no sustituye la transformación de fondo que las instituciones fiscales necesitan pero constituiría un cambio saludable. Además, contribuiría a que el excelente contexto internacional no sea motivo de polémicas, confrontaciones y agravamiento de las iniquidades sino una oportunidad para avanzar en la construcción de un país social y geográficamente más equilibrado.
(Fuente: Idesa)