BUENOS AIRES.- Contrariamente a la sensación que todos los meses tenemos, la Argentina es uno de los países que ejercen menor presión tributaria sobre la renta de personas físicas. En términos del Producto Bruto (PBI), el Impuesto a las Ganancias de los individuos representa el 1,5%, mientras que llega al 15% en Suecia, al 10% en Estados Unidos y al 5% en Francia.
La carga impositiva sobre las empresas también es alta en relación con el promedio de los países de la región, pero baja frente a países desarrollados ("El Cronista" 12/11/07).
¿Por qué entonces la queja o el sentimiento experimentado por el contribuyente de que paga más de lo que debe? Primero, porque es natural que así sea, y más en la Argentina de los últimos años, donde la queja es permanente. Segundo, porque la base imponible de este tributo es muy baja respecto del potencial que presenta. Esto quiere decir que es muy alta la evasión (o elusión) en este tributo.
Si todos los argentinos o empresas ligadas a ellos en condición de tributar lo hicieran a conciencia, la participación de Ganancias superaría hoy el 4% del PBI.
La competencia por atraer inversiones llevó a que los países emergentes redujeran gradualmente sus tasas de Ganancias sobre las empresas. Mientras que en 1997 la alícuota promedio a nivel mundial era del 33,2%, en el transcurso de la última década cayó al 26,9%, es decir que se registró una caída de 6,3 puntos en la alícuota promedio del tributo sobre la renta de las empresas. Como contrapartida, y a modo de compensación, el rol del Impuesto a las Ganancias personales fue creciendo en las distintas estructuras tributarias del resto del mundo. (Redacción Central)