BUENOS AIRES.- Entre el 2001 y el 2005, la participación en el consumo de los "sectores populares" (asalariados registrados y no registrados, trabajadores por cuenta propia, peones rurales y desocupados que percibían planes sociales) cayó del 45,8 al 43,8% respecto del Producto Bruto Interno (PBI), mientras que la de los de mayores ingresos (el 3,2% de la población económicamente activa) pasó del 54,2 al 56,2%.
El Instituto de Estudios y Formación de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) atribuyó semejante disparidad a que se profundizó la distribución desigual del ingreso. En octubre del 2001 los "sectores populares" percibían el 25,5% del PBI y al finalizar el 2005, el 22,3%. En idéntico lapso,
al incorporar a la medición los pagos por jubilaciones y pensiones del Estado, la participación mantuvo la tendencia, pero disminuyó del 32,5 al 26,7%.
El retroceso fuerte se verificó en el 2002, cuando la masa de ingresos de los "sectores populares" bajó al 23% del PBI. Al año siguiente subió al 26,2%, pero desde entonces la participación de los trabajadores permaneció inalterada, pese a que el crecimiento del PBI siguió siendo del 9% anual.
Para calcular el consumo popular, el informe de la CTA preparado por los economistas Tomás Raffo y Claudio Lozano recordó en las postrimerías del 2006 que los trabajadores gastan todos sus ingresos excepto los aportes a la seguridad social, que por definición constituyen ahorro.
Quienes más gastaban eran los que más tenían (aunque fueran menos), con un perfil de consumo condicionado por la pauta de inversiones y el desarrollo productivo, al tener un elevado componente importado pese al tipo de cambio elevado que hubo desde la devaluación.
Para revertir lo expuesto y generar un "nuevo proyecto productivo", Raffo y Lozano recomendaron mejorar y ampliar las políticas públicas de transferencia de ingresos a los sectores más rezagados. Sugirieron una reforma impositiva de sesgo progresivo sobre Ganancias, Bienes Personales, Patentes e Inmobiliario, no sólo para redistribuir ingresos sino también para contener la inflación frenando el consumo de los que más ganaron con el modelo actual.
El consumo de este año superaría al del 2006, coincidieron consultoras como CCR y ACNielsen, que comprobaron en zonas del conurbano bonaerense rezagadas en materia económica un crecimiento superior al promedio de las más ricas de productos con mayor valor agregado, marcas líderes y "premium".
Los súper e hipermercados vendieron en agosto pasado en relación con igual mes del 2006 el 16,6% en términos desestacionalizados y el 36,3% con estacionalidad. Por entonces había habilitados unos 14 millones de tarjetas de crédito; desde el 2005 hasta el 2010 se previó la inauguración de 200 nuevos centros de compras y 24 shopping-centers; este año se venderían más de 500.000 automóviles cero kilómetro y la misma cantidad de motocicletas, más televisores que los 1,7 millones del año pasado y el 40% más de electrodomésticos. También se incrementarían las ventas de computadoras para el hogar, que en el 2006 fueron 1,6 millones.
La estructura social de la población de la Argentina se modificó y quedó conformada de la siguiente manera: 30% por debajo de la línea de la pobreza, aquella franja con ingresos familiares inferiores a los 1.000 pesos mensuales; el 25%, perteneciente a la "clase media recuperada", sumaba hasta 2.200; otro 25% de la "clase media típica", hasta 4.000; la clase media alta, más de 4.000, y hasta se mencionó la clase "top", para grupos que percibieran más de 9.500.