BUENOS AIRES.- "El consumo interno mantiene una evolución que permite pensar en su aumento", según Enrique Déntice, economista sénior de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam). Eso sería consecuencia de "la recuperación del salario real y del empleo, con margen para el aumento de las exportaciones y la inversión".
En la actualidad, dicho consumo equivaldría al 70% del Producto Bruto Interno (PBI) que a fines de año se aproximaría a los 216.000 millones de dólares, mientras que en el 2001 se aproximaba al 81%, observó, a su vez, Fausto Spotorno, economista jefe de la consultora Orlando Ferreres y Asociados. "En la década del '90 recordó la población consumía más allá de sus posibilidades y eso se financiaba con déficit comercial y endeudamiento del Estado". Explicó que, por otra parte, "a medida que los salarios recuperan el poder de compra, el trabajador consume más servicios y, consiguientemente, aumentan los precios".
La actividad económica ascendió el 8,5% entre enero y agosto de este año respecto del mismo período del 2006, de acuerdo con el más reciente estimador mensual del INDEC, en el que influyeron el fuerte crecimiento del consumo y la recuperación de la industria. En agosto pasado aumentó el 9,2% en comparación con igual mes del 2006.
Cuando Guillermo Olivetto, director de la consultora CCR, asumió la presidencia de la Asociación Argentina de Marketing en mayo último, reveló que empresarios de los sectores de la alimentación, comercio, electrónico, publicitario y telecomunicaciones admitieron que "nunca vendieron tanto" y que el consumo subiría el 54% en dólares hasta el 2010. No obstante, para las empresas extranjeras y nacionales era "un momento difícil para invertir".
A su vez, la consultora ACNielsen calculó un crecimiento interanual de la facturación del 23%,
considerando todos los canales de distribución minorista, a julio del 2007, el 3% más que en el 2006, en tanto el consumo medido en volúmenes acompañó la aceleración de las ventas al pasar del 8 al 11%. Esto surgió del relevamiento de una canasta de 1.850 alimentos y bebidas en una red de más de 10.000 comercios (súper e hipermercados, autoservicios, tradicionales, quioscos, minimercados, farmacias, perfumerías y negocios de artículos de limpieza).
El gobierno nacional buscó cerrar "acuerdos" para bajar los precios de determinados productos de consumo masivo, advirtiendo sobre la necesidad de hacer "esfuerzos combinados para mantener el poder adquisitivo de la gente y también las rentabilidades, pero no desmedidas", que no siempre se cumplen.
Néstor Carlos Kirchner procuró convencer a la población, el 5 de octubre, de que el índice de inflación del INDEC era "perfecto", pero después impulsó rebajas, como las de la papa y el tomate, y de alguna manera convocó a boicots. Sin embargo, debió resignarse a que Rodrigo de Rato, aún director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI), planteara que aquí la inflación era "un peligro" y que el gobierno debería concentrar su política monetaria más en la estabilidad de precios que en el tipo de cambio.
Aunque en los últimos tiempos los créditos al consumo crecieron más que otros, la Argentina siguió siendo uno de los países de América Latina con menor relación de los mismos con el PBI: apenas el 4% para la consultora Deloitte & Touche, en tanto en los Estados Unidos era del 25%; en Chile y España, del 15%; en Colombia, del 10% y en Ecuador, del 7%.
En realidad, los préstamos personales y las compras con tarjetas de crédito representaron en conjunto, en el tercer trimestre del año, el 3,2% del PBI, de acuerdo con el Banco Central (BCRA), la proporción más elevada desde 1998, cuando fue del 2,8%.
El informe sobre bancos de agosto del BCRA reflejó, en los primeros ocho meses del año, una leve suba de la irregularidad en las carteras de crédito a familias, en especial por las líneas orientadas al consumo. La morosidad superó el 4% y se atribuyó a los mayores volúmenes otorgados, pero se descartó que significara mayor incobrabilidad final.
El sector no bancario casi la mitad del mercado tuvo, asimismo, un crecimiento significativo, con fuerte presencia en las securitizaciones de préstamos para el consumo.
Menos de la mitad de los hogares del país tiene tarjeta de crédito y/o de débito, por lo cual para la mayoría de los habitantes el efectivo es la forma habitual de realizar sus pagos y la bancarización es todavía una cuenta pendiente.
Ésta fue la conclusión del relevamiento permanente de la consultora LatinPanel Argentina en 3.000 hogares, que detectó tiempo atrás, además, la posesión de alguno o ambos instrumentos de pago en el 45,3% de los mismos, en tanto el 54,7% restante no los tenían y sólo el 14,4% contaba con los dos.
Después de que Kirchner cuestionara a los bancos por prestar demasiados fondos para estimular el consumo en vez de financiar a las empresas para estimular la producción, el 11 de octubre los presionó por intermedio de las entidades que los nuclean a lanzar préstamos "blandos" con tasas de interés del 9% para pequeñas y medianas empresas y del 12% para personales, con plazos de 12 a 18 meses. No se concedieron de inmediato por demoras en la implementación de la circular regulatoria del BCRA, que inyectó 600 millones de pesos en el mercado para aumentar la liquidez y aplicó pequeños ajustes para reducir el costo financiero total (CFT), con la obligación de publicitarlo, al igual que las tasas de interés. Después se comprobó que bancos privados daban un máximo de 5.000 pesos a clientes que tuvieran como mínimo tres meses sueldos en sus cuentas, pese a que algunos exigieron seis. Y, si bien las tasas eran inferiores a las previas (tiempo atrás exigieron el 30% anual), las devoluciones deberán hacerse en 12 meses (antes aceptaban hasta 5 años), por lo cual la cuota mensual resultó superior. Varias entidades sumaron requisitos para compensar parte de lo cedido al disminuir las tasas, como en los gastos que acompañan a los préstamos, de sellado y seguro, por lo que el CFT más que duplicó el interés supuestamente acordado.
Los beneficios y recompensas de las tarjetas de crédito descuentos, millaje, obsequios, eventos y reintegros se convirtieron en herramientas muy utilizadas para incentivar la adquisición y el uso de los productos. Las dos principales marcas coincidieron, el 24 de octubre, en atender los reclamos gubernamentales de financiación más barata. Resolvieron hacerlo sin intereses y a 12 meses de plazo, aparentemente apenas en noviembre para los usuarios de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Volvieron así a conceder esa ventaja que habían interrumpido en el área metropolitana y no en el interior, donde la mantuvieron para procurar ganar mayor participación ante las tarjetas regionales.
MIGUEL ÁNGEL FUKS