Uno de los mayores desafíos que tiene la nueva administración que gobernará el país durante el período 2007-2011 es, sin duda, corregir los desvíos que evidencia el actual modelo económico.
Está claro que existirá una continuidad del camino emprendido en los últimos años en materia económica. Ya se sabe que el ministro Miguel Peirano se mantendrá, por lo menos en la primera etapa de la nueva gestión, al frente de la cartera de Economía y que los puntos básicos del programa no se modificarán.
La falta de anuncios por parte de Cristina K a una semana de las elecciones es una clara señal de esta continuidad.
Buscando dilucidar cuáles serán los desafíos del próximo gobierno, las necesidades de corto y mediano plazo y el horizonte de expectativas que genera la llegada de la señora del presidente al sillón de Rivadavia, el miércoles pasado "Río Negro" realizó las jornadas "La Argentina que viene", un evento que contó con la participación de cuatro pensadores nacionales y la presencia de cerca de 300 personas. El lugar: el auditorio del Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén.
El análisis económico estuvo a cargo de Manuel Solanet y Eduardo Conesa. El pensamiento social, liderado por Tomás Abraham y Vicente Massot (ver aparte).
Los problemas de inflación, la falta de inversiones, la crisis energética y la paridad cambiaria, la situación fiscal y la continuidad o el cambio de modelo fueron algunos de los puntos tratados en esta importante jornada.
Si bien los economistas convocados provienen de escuelas de pensamiento distintas lo que quedó bien reflejado en cada una de sus exposiciones, coincidieron en el diagnóstico de que el próximo gobierno no tendrá margen de acción para hacer correcciones "micro", como venía haciéndolo la actual administración, en el programa económico y que se deben tomar medidas correctivas estructurales si se quiere mantener el desarrollo de cara a los próximos años.
"El sistema energético es incompatible con las tasas de crecimiento actuales. En la medida en que el Estado no tome un rol más activo en este punto, la crisis energética terminará por congelar cualquier tipo de desarrollo económico para la Argentina", señaló Conesa en parte de su alocución. El economista hacía referencia a la vuelta del Estado empresario liderado a través de Enarsa al mercado de los hidrocarburos. "No hay otra forma de capitalizar la renta exorbitante que hoy tienen las empresas del sector con un barril a 90 dólares", opinó.
En este punto, Solanet discrepó con la intervención del Estado en temas críticos como el energético. "Hay que dejar de intervenir el mercado porque esto no ayuda al ingreso de inversiones. Hoy el barril está a 90 dólares en cualquier parte del mundo y el capital se queda en el país donde las condiciones son más propicias para su desarrollo", aseguró.
Criticó el intervencionismo del Estado respaldado por las retenciones móviles que hoy sufre el sistema, el control de los precios internos y los subsidios cruzados que reciben las empresas para poder sostener las distorsiones de las cotizaciones observadas entre el mercado externo e interno en esta materia.
"Hoy el gobierno nacional está pagando más por subsidios que por los salarios de su administración pública. ¿Cuánto más se puede sostener este tipo de política?", se preguntó Solanet.
Ambos expositores coincidieron en señalar que el actual sistema podrá ser mantenido por un par de años más pero, cuando la Argentina se vuelva un neto importador de gas y petróleo algunos analistas arriesgan que esto sucederá a partir del 2010, los números que hoy tanto contribuyen a sostener el superávit fiscal se volcarán en contra del modelo ya que los subsidios no podrán ser soportados.
La inflación fue otro de los puntos ampliamente desarrollados en la mesa de debate. Aquí el diagnóstico fue coincidente en que, contrariamente a lo que señala el gobierno, la inflación existe y llega a cerca del 20% en varios puntos del país.
Conesa aseguró que es impensable seguir hablando de aumentos de salarios por encima del 20% anual "in eternum", porque esto en definitiva determina subas de precios y la vuelta al caos. "Nuestra historia muestra que sostener un modelo económico sustentado sólo en el consumo interno no es viable en el tiempo. Hay que continuar por muchos años más con un tipo de cambio alto que permita mantener competitivas nuestras exportaciones para que la Argentina muestre un sustentable desarrollo económico. Este esquema fue el que se aplicó en Japón en el '46 y hasta fines de los setenta. El resultado: las exportaciones hoy llegan a los 900.000 millones de dólares y tiene una de las industrias más fuertes y competitivas del mundo", señaló Conesa.
En este punto Solanet también marcó sus diferencias. "La salida al desarrollo no está dada por un modelo que sólo contemple un esquema de paridad competitiva para su exportación: debe tener en cuenta un conjunto de herramientas que vayan en una misma dirección. Aplicar esto, obviamente, tiene un costo político para el presidente Kirchner y su señora, ya que tienen que volver sobre sus pasos dejando la crítica setentista para terminar por integrarse al mundo", aseguró el analista.
En este sentido remarcó que hoy la Argentina para los mercados internacionales continúa en "default", porque hay algo más de 20.000 millones de dólares que no ingresaron al canje compulsivo que realizó el gobierno en su momento.
"El peronismo tiene la virtud de ser pragmático en los momento críticos. No me caben dudas de que terminarán por arreglar con el FMI pese a todos los agravios que vertieron en los últimos años sobre este organismo. No es una cuestión de convicciones, es que ya no tienen margen para seguir sin financiamiento externo", confió en otra parte de su alocución. Es evidente que el actual modelo económico muestra síntomas de agotamiento. Los efectos colaterales de la impresionante expansión económica de los últimos años están erosionando los pilares del plan económico, que hoy sólo se sostiene con tres variables: dólar competitivo para exportar, elevado superávit fiscal y estímulo permanente al consumo.
Esta fórmula permitió salir al país del infierno del 2001. La dinámica que presenta la economía argentina permite entrever que en los próximos cuatro años el nuevo gobierno deberá tomar medidas correctivas que permitan reorientar el rumbo de la economía y así minimizar los riesgos a los que está expuesto el modelo. Esto, sin dudas, tendrá un costo político. Será en la transición o en el gobierno de Cristina K, pero los cambios deben llegar.
"La esposa del presidente ha recorrido muchos países en los últimos años. Sabe lo que piensan afuera de la Argentina y, por sus comentarios, muestra predisposición para insertarse en el mundo. Eso ya es un paso adelante", reflexionó Solanet.
CLAVES
Los desafíos que deberá encarar el próximo gobierno K son los siguientes.
• Inflación. Definir los mecanismos para su control.
• Energía. Plantear alternativas a los baches que ya se están generando por falta de inversiones.
• Financiamiento.Dar una salida a los bonistas que siguen en default y buscar la manera de integrarse al mundo.
• Subsidios. Corregir los montos que se destinan hoy a los distintos sistemas. Éste es un agujero negro que crece sin techo.
• Situación fiscal. Restablecer el superávit primario sobre las cuentas públicas.
JAVIER LOJO