Los datos de crecimiento que ha mostrado Neuquén en los últimos 20 años son realmente llamativos, así como la comparación con la performance alcanzada por Río Negro.
Hace unas semanas, en las páginas de este suplemento se dio a conocer un dato estadístico que marca claras diferencias entre ambas provincias. En valores corrientes, el Producto Bruto Interno Geográfico (PBG) de Neuquén duplica el de Río Negro. Pero ¿qué es lo llamativo de esto? Que hace tan sólo dos décadas, la relación del PBG en términos corrientes era superior en la última provincia.
Las frías y escasas estadísticas con que se cuenta muestran que la evolución que presentó el crecimiento en la región del Comahue favorece claramente a Neuquén. Al hablar de desarrollo, la situación no muestra la misma tendencia (ver recuadro con definiciones). Es que la matriz económica que presenta Río Negro es algo más diversificada en comparación con la de Neuquén.
Un reciente informe elaborado por la Fundación Mediterránea presentado en la última reunión del organismo realizada en Córdoba días atrás destaca que la estructura económica neuquina del 2004 (tomando como precios de referencia el año 1993) estaba compuesta en un 50% por el rubro "Minas y canteras" y que la producción hidrocarburífera concentraba el 90% del mismo (ver infograma). El segmento "Servicios públicos y privados", en tanto, representaba el 21% y, dentro de éste, la participación del Estado absorbía más del 80%. Es decir que casi tres cuartas partes de la economía neuquina estaba en manos de sólo dos actividades troncales, con un bajo índice de "derrame" o distribución de riqueza.
En Río Negro, como se señaló, la economía estaba algo más atomizada. En uno de los infogramas se puede observar que el segmento "Actividad inmobiliaria, financiera y de seguros" representaba el 19% de la estructura económica de la provincia, seguida por "Comercio, hoteles y restaurantes", con el 18% de la torta.
Ahora bien, esta estadística no contempla el crecimiento exponencial que tuvo Neuquén en los últimos años en varias de sus actividades económicas. Tal es el caso del sistema financiero, segmento en el cual hoy se observa una participación mucho más activa en Neuquén que en Río Negro; del rubro "Construcción y producción primaria", donde la estadística no tiene en cuenta las nuevas áreas en actividad ni la agroindustria desarrollada en las zonas de El Chañar y Añelo, y gran parte de las nuevas inversiones y desarrollos en los centros turísticos del cordón cordillerano neuquino.
Este mismo principio la falta de actualización estadística se puede poner también como excusa por Río Negro, pero fue justamente la provincia neuquina la que mostró más dinamismo en inversiones y nuevos proyectos en los últimos cinco años y por ello resulta la más afectada, estadísticamente hablando.
Hoy, la dependencia de Neuquén respecto de la actividad hidrocarburífera sigue siendo significativa, independientemente de la voluntad política de incorporar el sector agroindustrial con más fuerza en la matriz económica de la provincia que existió en el último tiempo.
El sector turístico neuquino mostró un importante crecimiento y en la actualidad aporta varios puntos más que lo que figura en el infograma respectivo. Pero en este segmento Río Negro presenta una mayor fortaleza e historia, con cerca de 400 hoteles repartidos en toda la provincia mientras que la plaza neuquina tiene 265 (un alto porcentaje de éstos, construido en los últimos 10 años). En relación con el movimiento de turistas, los números también están del lado rionegrino. Bariloche "mueve" anualmente cerca de 670.000 turistas, mientras que la suma de San Martín de los Andes y Villa La Angostura no llega a los 270.000 por año. La costa, con Las Grutas, una oferta turística que no posee Neuquén, concentra cerca de 280.000.
Tomando como referencia datos extraoficiales, se puede señalar que Río Negro tiene un movimiento superior al millón de turistas por año, mientras que en Neuquén este índice no supera los 400.000 por temporada.
Esta estadística marca diferencias en favor de Río Negro pero si a este esquema se le incorpora el complejo frutícola, las diferencias se amplían aún más, ya que Río Negro concentra el 80% de esta actividad ubicada en la región del Comahue, que da empleo en forma directa e indirecta a más de 52.000 trabajadores y genera una facturación superior a los 1.400 millones de pesos al año.
CONCLUSIONES
Cuando se analiza el crecimiento comparativo de Neuquén y Río Negro incorporando las variables de los últimos diez años, queda claro el incremento vertiginoso que experimentó la economía neuquina de la mano de la estructura hidrocarburífera, que hoy sigue representando alrededor del 50% de la matriz económica de la provincia (ver recuadro "Bondades...").
Esto termina por explicar por qué hacia principios de los '90 el PBG en términos corrientes era similar en ambas provincias y hoy Neuquén duplica este indicador respecto de Río Negro.
Al analizar el PBG en términos constantes, las variables están también a favor de Neuquén. Durante el período 1993-2005 esta provincia creció cerca del 70%, contra el 54% en que lo hizo Río Negro.
El infograma "Crecimiento económico en la región" refleja claramente cómo Río Negro "sufrió" los efectos del Plan de Convertibilidad mientras que Neuquén mantuvo su tendencia creciente pese a las restricciones financieras del momento. Esto también fue posible gracias a la actividad hidrocarburífera.
Las tendencias cambian claramente cuando el país devalúa su moneda y entra en un esquema de flotación con una paridad cambiaria altamente competitiva para el sector exportador. El sistema frutícola y el turismo repuntan sensiblemente y el crecimiento económico de Río Negro presenta tasas superiores a las de Neuquén e inclusive a las consolidadas por Nación.
De ahí también el cambio en la política de recursos realizada a fines de la década en Neuquén, que priorizó la conformación de nuevas áreas productivas y un sistema vitivinícola con cinco bodegas en funcionamiento y algo más de 5.000 hectáreas disponibles para la actividad primaria.
Si Neuquén logra consolidar su esquema agroindustrial en el mediano plazo, nadie duda de que éste podrá participar con una torta mucho mayor que la actual en el PBG, lo que aportaría una mayor previsibilidad al horizonte económico de la provincia, previsibilidad de la que hoy sí dispone Río Negro, de la mano del aporte del sector privado realizado en los últimos 50 años.
(Redacción Central)
TENDENCIAS REGIONALES
Conceptos sobre crecimiento y desarrollo
Existen varias definiciones de estos dos conceptos. Una de ellas señala que el crecimiento económico es una variable relacionada con el Producto Bruto Interno (PBI) de un país o Geográfico (PBG) de una región o provincia.
Si el PBI crece a un ritmo superior al del crecimiento de la población, se dice que el nivel de vida de ésta aumenta. Si la relación es inversa, el nivel de vida de la población disminuye.
El crecimiento se puede medir en términos nominales o reales (descontando los efectos de la inflación o tomando los precios relativos de determinado año). Si el PBI nominal ha aumentado a una tasa de crecimiento del 5% y la inflación alcanza una tasa del 4% en el mismo período, podemos decir, en términos reales, que la tasa de crecimiento es del 1%, que es el aumento real del PBI.
La tasa de crecimiento se utiliza para realizar comparaciones entre distintas economías o entre una economía y el grupo de países a la que ésta pertenece.
En la actualidad, el concepto de "desarrollo económico" forma parte del "desarrollo sostenible". Una comunidad o una nación realiza un proceso de "desarrollo sostenible" si el "desarrollo económico" va acompañado por actividades que se sostienen en el tiempo, con desarrollo "humano" o social y preservación del medio ambiente.
Algunos analistas consideran que el desarrollo económico tiene dos dimensiones: el crecimiento económico propiamente dicho y la calidad de vida (satisfacción de las necesidades básicas, tanto materiales como espirituales). Sin embargo, es comprensible también incluir el tema de la calidad de vida dentro del "desarrollo humano", con lo cual reducimos el "desarrollo económico" a las consideraciones sobre la generación de riqueza o, lo que es lo mismo, sobre el incremento de la producción de bienes y servicios.
La actividad hidrocarburífera absorbe hoy alrededor del 50% de la matriz económica de Neuquén.
Este esquema, que muestra una alta concentración en el flujo de recursos para la provincia, presenta una estadística verdaderamente impactante. El complejo hidrocarburífero de la región del Comahue genera:
" Exportaciones por 1.000 millones de dólares al año, equivalentes a más del doble de las consolidadas por el sistema frutícola regional.
" Regalías por más de 1.600 millones de pesos al año que se reparten, aproximadamente, en un 85% para Neuquén y un 15% para Río Negro.
" Inversiones por cerca de 700 millones de dólares anuales y proyectos anunciados por más de 1.100 millones durante el 2006.
" Generación de cerca de 25.000 empleos directos e indirectos, con una remuneración promedio de 6.500 pesos.
" Algo más de 250 empresas de servicios que participan de la tercerización de la actividad.
Aproximadamente más del 85% del total de lo que genera este importante complejo queda en Neuquén y el resto es derramado hacia Río Negro.
Los ingresos transferidos a las arcas públicas provinciales desde este sector fueron claves en la evolución de las cuentas fiscales neuquinas, ya que permitieron compensar los déficits de caja generados en los momentos más difíciles de la convertibilidad. Este escenario no se vio en Río Negro; de allí las diferencias que presentan las deudas públicas de ambas provincias.
Pero la necesidad de imprimir un cambio al perfil hidrocarburífero de la cuenca neuquina debe generar preocupación en las futuras autoridades de la provincia. Las estadísticas muestran, en este sentido, que en la región la producción de petróleo cayó un 40% en los últimos diez años, proyectándose una continuidad en la tendencia declinante para los próximos decenios. En el caso del gas, su producción muestra un crecimiento del 60% en los últimos diez años, pero en el 2006 se observa una caída, lo que podría marcar un punto de inflexión sin retorno de no existir un fuerte flujo de inversiones que reactive la actividad en la cuenca.
La alta dependencia del petróleo que presenta Neuquén, que tanta satisfacción le ha dado a la provincia en los últimos años, genera cierta incertidumbre a la hora de hablar de desarrollo económico sustentable. Esto se debe fundamentalmente a que los recursos que generó el complejo hidrocarburífero en el período 1993-2006 se orientaron casi en su totalidad a sostener un crecimiento del gasto público. En la medida en que la actividad privada deje de transferir tamaña cantidad de fondos a la provincia, la situación fiscal de Neuquén quedará altamente comprometida y con ella, su futuro ritmo de crecimiento.