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Domingo 13 de Mayo de 2007
 
 
 
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  PANORAMA NACIONAL
  Si no puedes controlar la inflación...
El INDEC ve cómo se destruye la poca credibilidad que le queda. El desmanejo estadístico le terminó jugando una mala pasada al gobierno.
 
 

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El gobierno dio señales de comprender que la intervención del INDEC fue un error y nombró nuevos directores con experiencia en el organismo y con buenos conocimientos técnicos. Esto generó cierto entusiasmo sobre un posible cambio de rumbo. Lamentablemente, algunos trascendidos muestran que la posibilidad de manejo de los funcionarios entrantes es bastante limitada y no alcanza para cambiar el rumbo determinado por la toma de posición dentro del área que elabora el IPC por parte de la Secretaría de Comercio Interior.

De esta forma, el INDEC, que hasta fines del 2006 era un organismo ejemplo para muchos países, seguirá observando como se destruye la poca credibilidad que ya le queda. Algo lamentable, ya que implica tirar por la borda todo el esfuerzo y sacrificio de décadas que implicó lograr el grado de calidad y confianza en la información que tenía.

El último acto de este escandaloso desmanejo estadístico tuvo lugar el miércoles anterior a Semana Santa, cuando el gobierno dio a conocer el dato del índice de precio al consumidor (IPC) del mes de marzo: 0,8%. Llamó la atención que el dato de la canasta básica alimentaria (CBA), que se publica en el

mismo informe anticipado, diera un 3,6%, lo que no se condecía con el bajo aumento (1,1%) del componente "Alimentos y Bebidas" que es parte del IPC. En principio, no pareció raro que algo así pudiera pasar, ya que dichos datos son elaborados por distintas áreas del INDEC. Aunque ambas toman como base las mismas encuestas de precio, solamente el área que elabora el IPC fue intervenida para cambiar la metodología para obtener indicadores más bajos. Al mantener en el área encargada del CBA la forma de cálculo anterior, era lógico que en algún momento surgieran groseras inconsistencias.

Pues bien, el dato de CBA entró en revisión y se lo corrigió a -0,2%. La "buena noticia" es que, a partir de ahora, todos los indicadores serán consistentes; ya que usarán la misma "metodología". Sin embargo, hay que tener en cuenta que, junto a los relevamientos de ingresos de las familias, la evolución de la CBA permite calcular cuántos argentinos son indigentes y la canasta básica total, cuántos están por debajo de la línea de la pobreza. Por lo tanto, ambos índices que hasta ahora fueron muy favorables al gobierno, a partir de ahora, serán poco confiables.

Estos no son los únicos costos que tendrá que pagar el país por este accionar del gobierno. A principios del 2006, se hablaba de una inflación anual de 15%, debido a la política monetaria sumamente expansiva que llevaba, hasta ese momento, el Banco Central. A partir de febrero, el aumento de la oferta de pesos atesorados por la gente se moderó sustancialmente pasando de más de 30% interanual a 23% a finales de dicho año. Entonces, la realidad reflejada por los datos del INDEC fue demostrando que dicha expectativa de escalada inflacionaria no era real. Hoy el INDEK no es confiable y no sirve de brújula para saber a dónde está yendo la suba de precios, por lo que las negociaciones salariales, los alquileres y los pedidos de rendimientos de las inversiones en pesos, entre otros, se negociarán con dicho elevado porcentaje.

Por otro lado, la demanda de bonos argentinos cayó ante la percepción de que el manejo del IPC implicaba disminuir el CER con el que se actualizaban los papeles de la deuda en moneda nacional, con la consecuente baja en su rendimiento. Esto nos muestra la menor predisposición a prestar o ahorrar con ese tipo de sistema de actualización, lo cual disminuirá el financiamiento disponible en la Argentina. Por otro lado, aquellos que, en la abundancia de liquidez internacional, apostaban sin mucho remilgo en todos los

países emergentes, incluida la Argentina, empezaron a preguntarse qué otras cosas "inimaginables" podía hacer este gobierno y empezaron a visualizar el riesgo de un PEN hegemónico que avanzaba incesantemente sobre las instituciones, la seguridad jurídica y la libertad de empresa y de mercado. Por supuesto, que en ese contexto es esperable menor inversión de corto y de largo plazo.

La gran pregunta es: ¿sirvió para algo todo este costoso escándalo? Para nada, ya que una suba puntual de precios en un sector no genera inflación. Puede que en ese mes el índice de precios se incremente, coyunturalmente, un poco más, pero luego ajustará. Por ejemplo, si tenemos que pagar más por la medicina prepaga, tendremos que bajar los gastos en otros sectores de nuestro consumo. Por lo tanto, estos últimos podrán aumentar menos sus precios y, en pocos meses, la inflación será la que determine el Banco Central con su política monetaria.

Es cierto que, desde fines de noviembre del 2006, el Banco Central aumentó el ritmo de emisión de pesos para comprar reservas y se ubicó en el máximo que le permite su programa monetario, lo que ha impulsado alguna mayor presión inflacionaria en estos meses. Sin embargo, aunque el Banco Central siga emitiendo al máximo admitido, el programa monetario del Banco Central permite prever que la inflación real acumulada en 12 meses, difícilmente supere el 12% hasta mediados del 2007. Además, dado que el techo de crecimiento de la oferta de moneda implica una emisión a tasa decreciente en la segunda mitad, la variación interanual de precios volvería a estar en un dígito a finales del corriente año.

A principios del 2006, el gobierno empezó a firmar acuerdos de precios, restringir exportaciones, ponerles retenciones y darles subsidios a muchos sectores con el objetivo de bajar la inflación. Entonces, advertimos que esa estrategia voluntarista sería un fracaso y que solamente generaría una tremenda distorsión de los precios relativos y una creciente escasez de los bienes y servicios ofrecidos por quienes los cumplieran. La realidad demostró que fue así y la mejor prueba es que se intervino el INDEC. En pocas palabras, primó nuevamente el voluntarismo. Si no puedes controlar la inflación, "dibújala". Cuántos costos más habrá que pagar hasta que entiendan cuál es la verdadera solución del problema inflacionario.

 


ALDO ABRAM (*)

 

(*) Consultora Exante

   
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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