| BUENOS AIRES (Télam).- Las clases alta y media alta, que abarcan el 30% de la pirámide poblacional, marcan tendencias aspiracionales en el resto de la sociedad, aseveró la especialista en consumo Mariela Mociulsky, de la consultora CCR. “El lujo está más relacionado con tener tiempo para vivir y disfrutar de la vida que con el consumo específico”, señaló Mociulsky, al brindar detalles de una investigación que radiografió el consumo de alta gama en la Argentina. Según la consultora, en la pirámide social, la clase top es la que tiene ingresos mínimos mensuales de 9.500 pesos, mientras que la clase media alta cuenta con ingresos superiores a 4.000 pesos mensuales. El estudio observó que dentro de la clase alta conviven tres segmentos: el tradicional, que es estable, el global referencial, que es dinámico, y los locales especulares, que se rigen con la lógica de la década de los ’90. “La nueva riqueza está en el conocimiento, en la anticipación, en la posibilidad de innovar y ver más y antes. Con eso consiguen el capital necesario para llevar a cabo su proyecto económico”, describió la especialista, quien citó como ejemplo paradigmático al empresario informático Bill Gates. “Si la clase alta tradicional basaba su estética en el campo, en la tierra y la tradición, en el apellido, las nuevas clases top tienen un estilo anticipatorio, original, innovador, en la forma de vestirse, de decorar sus casas, de diseñar”, expresó. “Esos núcleos irradian a otros y se produce una mezcla de estéticas”, acotó. De ahí surge lo aspiracional: “Se consume como el otro con la ilusión de ser como el otro”, sentenció Mociulsky. |