El sistema de capitalización es una “inversión de riesgo”, mientras que el de reparto tiene aportes y haberes “definidos”, coincidieron hoy diferentes expertos previsionales locales.
Esta conclusión de parte de los especialistas se debe a que desde el 12 de abril los trabajadores que ya aportan al sistema previsional sea en una administradora privada o en el de reparto, podrán cambiarse de un sistema a otro hasta el 30 de diciembre.
En tanto, a partir del pasado 1 de abril aquellos que ingresen al mercado laboral tienen 90 días para optar entre ambas modalidades y, en caso de no hacerlo, serán asignados al régimen público de reparto solidario.
Mientras algunos economistas y titulares de AFJP sostienen que a los trabajadores más jóvenes “les conviene” mantenerse en el sistema de capitalización al menos hasta 5 ó 10 años antes de pasar al de reparto, otros refutaron contundentemente esa postura.
El ex diputado nacional Eduardo Santín remarcó que “es justamente al revés”, ya que “como las cuotas hoy están sobrevaluadas, a quienes están en edad próxima a jubilarse les conviene quedarse en capitalización y tomar un seguro de retiro para poder retirar la plata toda junta”.
Santín explicó que “si hoy el valor real de la cuota –que paga cada trabajador activo al sistema– es 10, está sobrevaluada en 14, y esa diferencia de 4 pesos la están pagando los trabajadores jóvenes adheridos al sistema de capitalización”.
“En el único lugar donde hay aportes definidos y haberes definidos por ley es en el sistema público de reparto, y en el único lugar donde hay aportes con un porcentaje del 10% de descuento para comisión y no sabés lo que vas a cobrar, porque no hay prestación definida, es en el de capitalización”, afirmó la diputada nacional María América González.
En el mismo sentido, el defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, remarcó que “el único sistema que tiene un grado de previsibilidad para asegurarse el futuro es el sistema de reparto, porque es un sistema de seguridad social, lo otro, es decir capitalización, es una inversión de riesgo”. El sistema de AFJP “no garantiza ningún mínimo a cobrar en el futuro” y “la capitalización está relacionada con inversiones y con crisis externas e internos que no son previsibles para quien va a ejercer la opción”, añadió Semino.
González, histórica defensora de los derechos de los jubilados, precisó que “la capitalización no nos conviene a las mujeres porque vivimos mucho más tiempo que un hombre y tampoco le conviene al muchacho que tiene una esposa joven e hijos chicos”.
“Si padecés una enfermedad, te casaste con una jovata o te vas a morir lo más rápido posible, entonces te conviene el sistema de capitalización”, concluyó la legisladora.
Al respecto Santín apuntó que la capitalización “no es un sistema solidario por lo que uno vive de lo que junta”.
Además señaló que la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) presentó un informe en el que demostraba que “a quien aportaba 30 años el sistema de capitalización –según los datos de los 10 años de vigencia de esta modalidad– daba el 40% del salario como sustitución”.
“Si se hiciera el mismo estudio con el nuevo modelo que hoy tiene el sistema de reparto no sería ilógico que resultara una tasa de sustitución del 60%”, o sea que se cobraría más por haber jubilatorio que en el caso de la modalidad privada.
Respecto de la evolución del sistema privado de jubilación, Semino puntualizó que hoy quedan ocho de las veintiocho administradoras de jubilaciones y pensiones (AFJP) que había en 1994.
El defensor de la Tercera Edad calificó a las AFJP como “un apéndice del sistema financiero argentino”, y recordó que el sistema privado perdió “más del 15% en lo que fue la crisis de Malasia y más de 35% en la crisis argentina del 2001, cuando compró los títulos defaulteados del Estado”.
Semino insistió en que “la opción para el trabajador activo siempre es difícil, porque no hay una fórmula econométrica para medir las variables de la economía de futuro”.
A quienes aconsejan a los jóvenes adherirse al régimen de capitalización, Semino les recordó que “el Estado aún pasando sus peores momentos pagó los haberes jubilatorios de todo el sistema”.
Tras su creación a mediados de los ’90, el sistema de capitalización comenzó a mostrar rápidamente su endeblez, ya que al ser fondos manejados especialmente por los bancos empezaron a dejar de ser rentables para las administradoras por las distintas crisis financieras que se desataron en el país y en el exterior, según señalaron los especialistas.
Las consecuencias fueron trasladadas a los afiliados, debido a que los bancos les subieron las comisiones para mantener la rentabilidad, a la vez que descapitalizaron notablemente sus aportes porque, en muchos casos, adquirieron bonos argentinos en ‘default’ que no ingresaron el canje de deuda pública”.
De todos modos, algunos expertos defienden las AFJP, ya que “por los estudios hechos hasta el momento a la gente de hasta 45 años, le conviene quedarse en el sistema de capitalización. Esto se da porque tienen más tiempo para acumular en su cuenta individual lo que se le descuenta de aportes”, según apuntó Julio Gutiérrez, presidente de Nación AFJP.
A su vez, el economista Orlando Ferreres opinó que “pasar al Estado puede significar un riesgo a futuro, debido a que se van a pasar muchas personas que no tienen una historia previsional y esto genera un gran gasto de cerca de 6.000 millones”.