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Domingo 18 de Marzo de 2007
 
 
 
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  El gobierno impulsa el software y los servicios informáticos
Existe un mercado en expansión por mayor demanda interna y de exportaciones.
Prometen aportes no reembolsables de hasta 75.000 pesos para las mipymes.
 
 

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BUENOS AIRES.- La Subsecretaría de la Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo Regional (Sepyme) elaboró recientemente un plan para favorecer la industria del software y los servicios informáticos (SSI). Más allá de alguno anterior parecido (ver aparte), cuenta con ventajas competitivas, potenciales para generar valor agregado y puestos de trabajo y relativamente bajas inversiones iniciales. Antes había sido incluido en los foros de competitividad del Ministerio de Economía y Producción. Incluso se trazó un “Plan estratégico de software y servicios informáticos 2004-2014”.
En la “Declaración de San Nicolás” (provincia de Buenos Aires), en abril último, representantes de unas 70 firmas convocadas por la CESSI (Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos de la República Argentina), presidida por Carlos Pallotti, reclamaron la aplicación de la ley 25.856, que declaró industria el software y le otorgó beneficios impositivos y crediticios. La aplicación se demoró y recién en junio del 2006 se concedieron a 28 pymes.
En aquella oportunidad se trató de definir, además, un programa para promover la evolución de las tecnologías de la información y comunicación (TIC). Felisa Miceli y Daniel Filmus, ministros de Economía y Producción y de Educación, Ciencia y Tecnología respectivamente, y representantes de organizaciones estatales y privadas crearon la Fundación “Dr. Manuel Sadovsky” para impulsar la realización y la exportación de productos con valor agregado y sumar puestos de trabajo.
En las postrimerías del 2006, el Observatorio Pyme de la Unión Industrial Argentina agregó a las informáticas a sus relevamientos. Comprobó que el 76,5% vendía al exterior con regularidad antes de la devaluación y que el 23,5% restante encontró un incentivo en el tipo de cambio vigente desde el 2002.
La ley 25.922 y medidas complementarias (el decreto 1.594/2004 del Poder Ejecutivo Nacional y la resolución 61/2005 de la Secretaría de Industria, Comercio y de la Pequeña y Mediana Empresa) fueron aprobadas para firmas que se dedicaran a SSI, certificaran su calidad, derivaran a investigación y desarrollo (I&D) más del 3% de los costos y exportaran, como mínimo, el equivalente al 8% de sus operaciones totales. Determinaron una estabilidad fiscal de diez años y el 60% de desgravación del Impuesto a las Ganancias y admitieron que el 70% de las contribuciones patronales abonadas en cada período se transformara en un bono fiscal intransferible para pagar gravámenes nacionales.
Mediante el “Fondo de promoción de la industria del software” (Fonsoft), de abril pasado, se trató de capacitar recursos humanos y subsidiar programas de calidad y un observatorio de estudios.
La CESSI, en el 2003, presentó el documento “Crecer con tecnología”, con propuestas para TIC y, seguidamente, impulsó:
• “Empretic”, Centro de Emprendedores de las Tecnologías de la Información (TI) de Argentina, para motivar, formar y guiar un vínculo entre los emprendedores y el sector TI y asesorar en los proyectos y su aplicación.
• “Exportic”, con el propósito de promover las ventas al extranjero de TIC y difundir oportunidades de negocios para firmas aquí radicadas.
• “Finantic”, para inversiones en empresas del sector.
• “Generación TI”, destinado a quienes crean, diseñan y desarrollan software para el funcionamiento de tecnologías.
En los últimos años, se conformaron polos de firmas en Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Tandil y surgieron iniciativas en Mendoza, Bahía Blanca, Bariloche, Neuquén, Jujuy y San Luis. En la Sepyme informaron que el “cluster” de Neuquén nuclea a alrededor de quince. En éste y otros casos, la dependencia aportará asistencia técnica y financiera y a lo largo de dos años el 50% de los honorarios del coordinador grupal. En la ciudad de Córdoba se radicaron más de medio centenar de firmas de TIC y de tercerización de atención a clientes y usuarios (“call” y “contact centers”), entre las que figuran Motorola, Intel y EDS. Para hacer un parque tecnológico en el barrio porteño de Barracas, firmaron una carta de intención Telefónica y el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En tanto proyectaba un fondo de garantía para facilitar créditos, la entidad empresaria solicitó a distintos distritos que adhirieran a las medidas del gobierno central. Este mes firmó un convenio con el Ministerio de la Producción bonaerense, por el cual el Fogaba (Fondo de Garantías Buenos Aires) se comprometió a avalar el acceso a los préstamos.
A través del programa por aplicarse, la Sepyme pretende “federalizar” el crecimiento, vincular las firmas demandantes de TIC con las de SSI y utilizar agencias de desarrollo regional para acrecentar la importancia de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes). Estas últimas podrán acceder a aportes no reembolsables de hasta 75.000 pesos si incorporan sistemas de calidad y encaran nuevos productos (diseño, programación, etc.) y temas empresarios (imagen, estrategia comercial, investigación y desarrollo, estudios de mercado y publicidad y promoción).
Para abril, prometieron el Fonapyme TIC, con 10 millones de pesos y un esquema flexible de avales y garantías. Financiará bienes de capital, instalaciones, consultorías, servicios profesionales y recursos humanos propios hasta con 250.000 pesos y una tasa de interés efectiva bonificada.
Durante el segundo trimestre del año se conocerá el Fonapyme Bursátil. La suscripción llegaría al 50% de la emisión de obligaciones negociables, que no podrá superar los 1,6 millones de pesos.
El “Programa nacional de desarrollo emprendedor” complementará a partir del mes próximo la línea Fonapyme. Posteriormente, sería el turno de los créditos fiscales para capacitar personal. Para mayo próximo la repartición nacional organiza una misión institucional y comercial a Barcelona (España) y la visita de compradores extranjeros a Córdoba. Por si no fuera suficiente, preseleccionó al sector para un plan piloto del “Programa de desarrollo de complementación productiva en el Mercosur”.

Ya en 2003 se buscó definir el rumbo

BUENOS AIRES.- El avance de la industria de software y servicios informáticos (SSI) en la Argentina ya se consideró factible en el 2003. Existían firmas que operaban desde hacía tiempo y cuotas de talento y creatividad en la “mano de obra”.
A ello se sumaba la mejora del tipo de cambio, que permitió a firmas locales exportar y que algunas extranjeras invirtieran con idéntico propósito.
Lo expuesto se verificó en uno de los estudios incluidos en “Lineamientos para fortalecer las fuentes del crecimiento económico”, trazados por el entonces Ministerio de Economía y el Banco Interamericano de Desarrollo, con la coordinación de la oficina en Buenos Aires de la Cepal (Comisión Económica para América latina y el Caribe).
Andrés López, responsable del trabajo, llegó a la conclusión de que el país podía ubicarse a nivel internacional pero que las condiciones no se generarían de manera espontánea sino que requerirían de iniciativas públicas y privadas específicas.
Con Roberto Lavagna como principal habitante temporario del porteño Palacio de Hacienda, en aquel momento se planteó buscar consensos para definir el rumbo más deseable y factible, con referencias de las empresas que liderarían la transformación (filiales de extranjeras, nacionales instaladas y “star ups”, o sea, capital de riesgo) y qué tipo de nichos ocuparía la Argentina.
Algunos objetivos fueron:
• Expansión de las –entonces– limitadas perspectivas de las firmas locales para participar en las compras estatales.
• Profundización de la informatización del sector público (“e-government”).
• Mayor uso de tecnologías informáticas en el ámbito privado, sobre todo en las pequeñas y medianas empresas, y progresiva sofisticación de las capacidades y demandas de los usuarios.
• Aumento de los vínculos del sector con áreas clave para el desarrollo social, como educación y salud.
• Otras actividades donde hubiera ventajas comparativas y pudieran encararse especializaciones viables (agroindustria, por ejemplo).
En cuanto a las exportaciones, se consideró buscar mercados en América Latina y España y orientarse a los Estados Unidos, por sus oportunidades potenciales. Los recursos humanos eran la principal ventaja competitiva y había espacio para mejorar el promedio de la formación profesional.
En aquella oportunidad se planteó la necesidad de generar un financiamiento eficaz y de bajo costo. En materia tecnológica, la cuestión era cómo preservar y expandir la infraestructura de telecomunicaciones existente.
López señaló que era difícil pensar en la expansión de productos sin impulsar una tradición de investigación y desarrollo (I&D) entre las firmas y constituir vínculos efectivos entre las tareas de las universidades y del sector privado. Incluso, aludió a la creación de un fondo para  proyectos de I&D  en la entonces Secretaría de Ciencia y Tecnología.

Faltó continuidad en las políticas

BUENOS AIRES.- La evolución del sector a tasas superiores a las de otros países se atribuyó a los incrementos de la demanda interna y de las exportaciones y a la calidad de la denominada “industria invisible”, que abarca cada vez más actividades. Para el próximo quinquenio se pronosticó un alza mayor a los de Brasil, Chile y Estados Unidos. Sin embargo, desde la Cessi (Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos de la República Argentina) se preocuparon por la carencia de suficientes recursos humanos especializados y advirtieron acerca de la deserción universitaria (se gradúa el 12% de los ingresantes) y la falta de créditos.
Sobre la base de datos del Cessi y la Sepyme pudo prepararse el siguiente cuadro de situación de la industria del software y servicios informáticos (SSI), entre 2002 y 2006.
• La cantidad de empresas pasó de 500 a más de 1.000. Solicitaron continuidad en las políticas aplicadas y, sobre todo, seguridad institucional. De cualquier manera, continuarán las inversiones de aquellas que aportan soluciones y servicios, como las multinacionales que reconocieron la importancia de la Argentina –IBM, Nec, Motorola, Intel, Siemens Itron y SAP, entre otras– y numerosas pymes. Y, si bien subsisten desarrollos por los que se pagan “royalties” a otros países, mucha gente exporta más horas que productos terminados. Hace un año se calculó que firmas locales instalaron más de cien sucursales fuera del país para estar más cerca de sus clientes, incluso con socios en importantes ciudades, y que vislumbraron posibilidades de aumentarlas a partir de la apertura de mercados y el fortalecimiento de los existentes. Algunas extranjeras –como la francesa Jet Multimedia, la brasileña Datasul, que tenía presencia en el país y la griega Intralot– compraron total o parcialmente compañías argentinas.
• El empleo osciló de 14.500 a 40.000 personas, previéndose para este año 47.000. En la entidad empresaria recordaron que el 90% de la “materia prima” está constituido por recursos humanos –el 30% no cuenta con certificación– y que los más requeridos son los programadores y, a continuación, los analistas de sistemas, consultores funcionales o implementadores y analistas de calidad o “tester”.
• Las ventas a valores constantes treparon de 1.867 millones de pesos a 2.703 millones (+45%), en tanto que la facturación corriente llegó el año pasado a 4.800 millones, de los cuales aproximadamente el 90% correspondió a productos para el mercado corporativo. Este 2007 alcanzarían los 5.520 millones (+15%).
• Las exportaciones fluctuaron de 115 millones de dólares a 300 millones y este 2007 aportarían 400 millones. No faltan quienes aventuran 1.000 millones hacia el 2014, de mantenerse el tipo de cambio favorable, definirse normas laborales específicas, eliminarse impuestos a las importaciones para el desarrollo de software e impulsarse un mercado de capitales dinámico y resuelto a atender proyectos. Esto, más allá de las capacidades demostradas para construir ventajas sustentables, ancladas en la calidad y la diferenciación de la oferta. En el 2006, más de 10.000 profesionales estaban dedicados a exportar servicios y Estados Unidos se convirtió en el principal comprador, captando el 10% de las ventas, seguido por México, Chile, Brasil, España y clientes incipientes de Colombia y Venezuela. Desde el 2000, la Cessi mantiene una labor continua y sistemática con la Cancillería y la Fundación Export.Ar para organizar misiones al exterior y rondas de negocios, por la que obtuvo el premio Exportar.Ar 2006. Existen crecientes posibilidades, si se “descomoditiza” la oferta para no afrontar una competencia complicada con la India, cuyo personal especializado, con buen nivel de inglés y que percibe salarios bajos, le permitió ubicarse como líder en servicios informáticos para empresas de todo el mundo. En el 2002, la india Tata abrió una filial en Montevideo, con 300 ingenieros. Observadores calificados alertaron que China se está fortaleciendo mucho.

 

   
   
 
 
 
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