BUENOS AIRES.- Para comprender el concepto de “teletrabajo”, en una comisión del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social reseñaron que involucra –fundamentalmente– distancia del lugar habitual de las tareas y uso de herramientas informáticas y telemáticas, ya sea computadoras, teléfonos o cualquier otra de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación). Las principales áreas de las empresas hacia las cuales se orienta son administración, consultoría, comercialización, informática, edición, traducción, diseño gráfico, educación y ocio.
En cuanto a los sitios para encararlo, destacaron:
• La oficina en el hogar de quienes están permanentemente online o cuando lo consideren oportuno y utilizan una computadora personal o terminal conectada por líneas telefónicas o la RDSI (red digital de servicios integrados) a ordenadores en otro lugar. La mayoría de las empresas optó por el “teletrabajo alternado”, que el personal cumple parte de la jornada laboral en su casa y el resto, en sus dependencias.
• La oficina móvil para la gente cuyas actividades exigen frecuentes desplazamientos, ubicada en el lugar donde se encuentre (hotel, oficinas del cliente o medios en los que viaja).
• Satélite, una forma colectiva parecida a la de una sucursal. Puede estar lejos de las oficinas centrales y allí hacerse tareas para toda la organización. Entre los ejemplos disponibles figuran los centros de llamadas de los bancos en muchos países, desde donde manejan las operaciones con los clientes, y los especializados en la elaboración de datos en lugares denominados “offshore”.
• Los telecentros brindan una alternativa a la oficina en el hogar y ahorran a las empresas los costos de instalar oficinas satélite.
• Los “telecottages” –sobre todo en determinados lugares de Europa– suelen vincularse con estrategias de introducción del teletrabajo para superar problemas estructurales y reforzar las aplicaciones de tecnologías. Son centros de servicios compartidos que facilitan el ingreso al empleo de los autónomos y ayudan, educan y actúan de promotores y protectores para quienes los necesitan, aparte de facilitar equipos e infraestructuras cuyos costos no siempre están al alcance de quienes no son contratados por las empresas.
• La oficina virtual ocupa a distancia y de manera descentralizada a todo el personal de una empresa –a veces, sin oficinas centrales–, incluso en diferentes naciones.
En la cartera laboral definieron dos tipos de teletrabajadores: autónomo y en relación de dependencia. Para el Centro de Teletrabajo y Teleformación (CTT) de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (ver aparte), deben reunir las siguientes características:
• dominar las citadas herramientas,
• tener capacidad para organizar sus propios tiempos y responsabilidades,
• autodisciplina y
• demostrar condiciones para la comunicación interpersonal mediante tecnologías.
Como todavía no es intensa la demanda de este personal, en la Asociación Argentina de Teletrabajo (ATT) admitieron que ganarse la vida “requiere muchos esfuerzos, habilidades y contactos”.
Para abaratar costos, aquí desde el 2001 cada vez más gente trasladó sus oficinas a locutorios que suministran servicios de comunicaciones urbana, suburbana e internacional, telefax, fax, fotocopiadora y computadoras con acceso a internet. Se multiplicaron en las zonas céntricas de la mayoría de las ciudades (tiempo atrás dijeron que funcionaban 1.800 sólo en la Capital Federal) aportando soluciones después de la devaluación, cuando aumentaron los precios de las computadoras y los insumos.
María Amalia Miano, investigadora del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) e integrante del Centro de Estudios de Investigaciones Laborales (CEIL), al analizar el teletrabajo en el país, subrayó:
• La falta de un marco legal regulatorio.
• La sensación de aislamiento del teletrabajador por la falta de contacto personal diario, delimitación de los espacios doméstico y laboral en el hogar y gestión y organización de las tareas diarias.
• Los debates acerca de la capacitación requerida.
• La necesidad de “confianza” entre empleador y empleado.
Miano demostró, asimismo, que durante las últimas dos décadas se presentó al teletrabajo como la solución de muchos problemas en la producción, pero que se trata de una innovación concentrada en dispositivos disciplinarios de control utilizados para obstruir las formas de acción colectiva.
La actividad de marras fue impulsada por las ventas de computadoras, que el año pasado fueron por alrededor de 1,3 millones, según Trends Consulting, o sea un 27,8% más que en el 2005 (y lejos de las 147.000 de 2002). Lo atribuyó al plan “Mi PC”, impulsado por el gobierno nacional, que permitió comprarlas a crédito hasta en 40 cuotas mensuales. Según Carrier y Asociados, en el 2006 se vendieron 1,5 millones. Más allá de tales diferencias, el “parque” instalado se aproximaría a seis millones de equipos, calculó Prince & Cooke.
No obstante su escaso peso en términos de cantidad, el año pasado las notebooks participaron con el 10% de las ventas de PC, casi duplicando las del 2005. En IDC Cono Sur aludieron a la baja de precios y a que, por lo menos en la Ciudad de Buenos Aires, mucha gente siguió trabajando desde la calle. La difusión de la banda ancha permitió crear redes hogareñas –para Carrier, 1,5 millones, de las cuales el 88% está en viviendas– y otorgó mayor versatilidad al equipo que se puede guardar en un cajón. Prince & Cooke estimó 1,6 millones de conexiones de banda ancha y 13 millones de usuarios de internet.
Casi el 26% de los habitantes de la Argentina se vinculó en los cibercafés y locutorios, incluso los de menores recursos y conocimientos de PC e internet. Datos de Carrier permitieron inferir que hay más de 700.000 hogares que se transformaron en oficinas durante todo el día o parte del mismo. La mitad surgió por la crisis económica del 2001, aunque influyeron los accesos a internet de banda ancha.
En el CTT registraron que, en el ámbito local, hace más de doce años Siemens comenzó a ocupar teletrabajadores en sus divisiones de productos eléctricos y ventas. En el 2005, de los 1.500 empleados de IBM Argentina, 700 trabajaban a la distancia. Laboratorios Roche implementó esta alternativa, en principio, con empleadas profesionales que quedaban embarazadas.
Potenciar y promover
BUENOS AIRES.- En la mayoría de los países existen entidades oficiales y privadas (muchas sin fines de lucro) que difunden tecnologías para potenciar y promover el nuevo entorno laboral mediante cursos de formación, asesoramiento y orientación, incluso con ofertas de empleo en diversos idiomas (por supuesto, también el castellano). No faltan centros especializados en la elaboración de datos en lugares denominados “offshore”, que demuestran las perspectivas globales del teletrabajo.
La International Homeworkers Association (IHA), por ejemplo, facilita toda esa información, al igual que la Asociación Española de Teletrabajo, que hasta cuenta con servicios de correo electrónico para los afiliados, que pagan una pequeña cuota. Con el patrocinio de la Unión Europea, el European Telework Online (ETO) aporta datos sobre el telecomercio, el teletrabajo y la telecooperación en el Viejo Continente. Teleworkmática llega a brindar páginas gratuitas a quienes no dispongan de una y deseen anunciar sus servicios. Telework Telecottage and Telecentre Association (The TCA) es una de las mayores organizaciones y hasta asesora sobre derechos laborales.
Cyberworkers presenta un localizador de teletrabajadores por países y una sección de enlaces a sites de todo el mundo.
Algunas actividades de organizaciones locales
BUENOS AIRES.- Las principales actividades de la Asociación Argentina de Teletrabajo (AAT) se orientan a:
• Transmitir las posibilidades y las ventajas del teletrabajo y el e-trabajo.
• Investigar y difundir las tecnologías de la información y la comunicación.
• Crear una red de aprendizaje participativo y colaborativo que permita a sus integrantes generar y captar conocimientos.
• Apoyar la creación de redes colaborativas de e-emprendedores que generen proyectos.
La mayor parte de las mismas se realiza en forma virtual, mediante nodos. En cada uno de ellos, sus integrantes colaboran y actúan voluntariamente; algunos, el tiempo necesario para concretar una práctica de “trabajo en equipos virtuales” y otros, al concluirlas, deciden si siguen cooperando con la entidad. De los nodos, destacaron los siguientes:
• “Entre socios”. Es un espacio para compartir los temas de interés con quienes buscan conocerlos más. Promueve grupos de investigación, reflexión y propuestas.
• “Revista”. Mensual, dedicada al teletrabajo, las nuevas modalidades, el software libre y la e-formación, entre otros temas. Apunta a alcanzar modos sinérgicos y enriquecedores de labores en equipo.
• “Traducciones”. De materiales que la AAT desea que conozcan sus socios y el público en general, con información de proyectos nacionales e internacionales.
Por adecuarse a los requerimientos flexibles de los nuevos procesos productivos, el teletrabajo se convirtió en el vehículo de producciones descentralizadas y en red, de horarios flexibles y ocupación independiente. Por eso el Centro de Teletrabajo y Teleformación (CTT) se transformó en un emprendimiento de la carrera de Relaciones del Trabajo de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, en el que participan otras instituciones y el Instituto de Investigaciones “Gino Germani”. Se puso al servicio de la sociedad, aprovechando los recursos humanos de las comunidades educativa, académica y estudiantil y trata de colaborar para que disminuya el desempleo del alumnado, aportando posibilidades ocupacionales y facilitando, al mismo tiempo, una capacitación en recursos informáticos que mejoraran la empleabilidad.
El CTT permitió a los interesados requerir asesoramiento, capacitación y colaboración para encarar microemprendimientos de empresas virtuales y brindar productos y servicios. Viene realizando tareas no sólo como nexo entre el teletrabajador y la organización contratante sino, además, desplegando las de tutoría, seguimiento y control de los trabajos para asegurar la máxima calidad.
Por otra parte, brinda educación y formación a distancia a personas y organizaciones que, por motivos horarios o económicos, no pueden asistir a universidades o institutos de enseñanza. Procura que los teletrabajadores utilicen programas de computación y tengan nociones técnicas y luego sus tutores supervisan las tareas y ayudan a acceder a las ofertas laborales que surjan. Esto exigió entrenar a teleformadores para que impartieran cursos a distancia.
Como el teletrabajo funciona por objetivos, evitando traslados u horarios a cumplir, y puede complementarse con otras actividades, en el CTT explicaron que quienes lo encaran cobran por resultados y no por el tiempo para llevarlos adelante. Las empresas, organizaciones sociales y comunitarias y organismos públicos que actúan como contratantes/beneficiarios, pueden recibir ayuda para impulsar proyectos integrales de capacitación, asesoramiento y trabajo especializado.
Entre tantas propuestas en danza, la comisión de Teletrabajo de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE) señaló que en el sitio “MundoTeletrabajo” y en la revista digital homónima (de suscripción gratuita), los interesados en este quehacer obtendrán conocimientos técnicos, salidas prácticas y posibilidades de formular consultas y obtener beneficios adicionales.