El sorprendente crecimiento económico de la Argentina de los últimos años es consecuencia, en gran parte, del favorable contexto económico internacional.
Las estadísticas avalan estos argumentos. Entre el 2003 y el 2006 el mundo creció al 5% anual cuando, en los veinte años anteriores, lo había hecho a un promedio del 3,2%. El marco de los últimos cuatro años fue de abundante liquidez internacional, lo que permitió que el comercio mundial se expandiera a gran velocidad y que los precios de los "commodities" aumentaran notablemente.
En este contexto, los países emergentes se vieron favorecidos tanto desde el punto de vista financiero, recibiendo ahorro internacional a bajas tasas, como desde el sector real, experimentando una importante mejora en sus términos de intercambio comercial. Pero las estadísticas también muestran que la Argentina nunca pudo crecer con un contexto internacional amesetado y sufrió crisis muy profundas cuando el mundo industrializado padeció procesos recesivos en sus economías.
Esta semana se vio claramente la dependencia de los mercados internacionales que mantiene la Argentina. Un mensaje del gobierno chino a los especuladores bursátiles, sumado a las filosas frases del ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, sobre la economía norteamericana, dejó a la deriva las expectativas económicas de la Argentina. La Bolsa cedió un 7,5% en una sola jornada. El temblor duró sólo 24 horas. Este mismo efecto se observará sobre la economía real, de existir síntomas de desaceleración en el mundo desarrollado.
¿Es previsible una crisis cercana? Todos los analistas internacionales coinciden en señalar que, por ahora, no hay señales claras que muestren un cambio en las tendencias
de crecimiento, por lo menos, en lo que respecta al 2007. Los fundamentals económicos advierten las bajas posibilidades de que el mercado internacional entre hoy en crisis.
Sin embargo, no es la primera vez que la economía mundial experimenta un período de auge y fuerte crecimiento sin que se vislumbren mayores riesgos en el corto plazo. En numerosas ocasiones dichos ciclos de expansión culminaron violentamente, con importantes crisis que afectaron fuertemente las economías emergentes. La última experiencia de este tipo ocurrió cuando el auge económico global fue seguido por la crisis asiática de 1997, que continuó en Rusia en 1998, en Brasil en 1999 y en la Argentina en el 2001.
Es importante tener en cuenta qué similitudes y diferencias existen entre el ciclo expansivo de principios de ladécada del '90 y el período actual para poder entender los potenciales escenarios de crisis que sobrevienen luego de las etapas de desarrollo económico.
DIFERENCIAS Y SIMILITUDES
En un reciente informe elaborado por la Consultora Economía & Regiones (E&R) se reflexiona sobre este tema. La percepción sobre el clima macroeconómico internacional previo a la crisis asiática de 1997 era muy similar a la actual. Es decir, los fundamentals macroeconómicos internacionales resultaban favorables y no se preveían riesgos estructurales que amenazaran el futuro de corto plazo.
" La primera similitud entre el contexto macroeconómico previo a la crisis asiática de 1997 y el presente es el fuerte crecimiento internacional. En el 2006 la expansión del producto mundial rondó el 5,1%, mientras que en 1997 ascendía al 4,2%. En tanto, la inflación minorista mundial promedió el 3,8%, ubicándose 2,1 puntos porcentuales por debajo de los registros de 1997. Distintas son las características que presentó cada una de las regiones del mundo, aunque todas mantuvieron las tendencias mencionadas (ver infogramas).
" La segunda similitud es que hoy, al igual que en 1997, los precios internacionales de los "commodities" son favorables, aunque el debilitamiento del dólar hace que los beneficios sean aún mayores. En efecto, los precios de estos "commodities" cayeron sostenidamente entre 1997 y los primeros años del 2000 para luego subir vigorosamente hasta alcanzar niveles inéditos en el 2006 (ver infograma).
" En cuanto a las diferencias, cabe mencionar que, hace diez años, Asia y Latinoamérica tenían los mayores desequilibrios de cuenta corriente. Hoy es EE. UU. la economía con mayor desequilibrio en sus cuentas. Este escenario es sostenido por el actual 'matrimonio de conveniencia' entre China y EE. UU, un dato clave para entender el reciente estornudo de China y sus repercusiones en los mercados bursátiles.
" Otra diferencia se advierte en el hecho de que hoy la liquidez internacional es más abundante que en 1997, por lo que el costo financiero actual es aún menor que en aquel entonces. De hecho, en el 2006 un país emergente se financiaba al 7% anual mientras que, hace una década, debía pagar tasas del orden del 10%. Es decir, en el mercado internacional el costo financiero para un país emergente es aproximadamente tres puntos porcentuales menor que durante el anterior período de bonanza económica mundial. En este contexto, se espera que este año el ingreso neto de capitales hacia las economías emergentes ascienda a 397.000 millones de dólares, lo cual representaría un incremento del 7,4% respecto del año pasado.
CONCLUSIONES
En síntesis, la situación económica y financiera internacional de los últimos años resultó inmejorable para las economías emergentes. Es más: a favor de la coyuntura actual y a diferencia de hace diez años está el hecho de que EE. UU. posee el mayor desequilibrio externo, lo cual aseguraría un ajuste suave y no caótico en los mercados económicos y financieros del mundo.
Su coyuntura macroeconómica lleva a pensar que la hora del 'suave ajuste' no está muy lejos. Según el estudio de E&R, para la segunda mitad de este año y en 2008/2009 sólo cabría esperar que la economía mundial y el comercio internacional sufrieran un reacomodamiento, lo cual conllevaría precios de "commodities" un poco más bajos y condiciones financieras no tan favorables como las actuales.
En este escenario, la liquidez actual en los mercados tenderá a contraerse y el oro podría ser el refugio desde donde muchos inversores continuarán tomando posiciones. Siguiendo la línea de los fundamentals económicos, el dólar podría debilitarse aún más hasta encontrar un nuevo piso y desde ahí rebotar para encontrar un equilibrio que pocos se arriesgan a definir.
En este marco, los gobiernos y las empresas de los países emergentes deberían aprovechar lo poco que queda de la actual coyuntura financiera internacional, caracterizada por bajos costos y fuerte liquidez, para emitir y refinanciar deuda durante el primer semestre del año ya que las condiciones internacionales del segundo semestre podrían no ser tan favorables.
(J. L.)