El monto total de los envíos de dinero de los mexicanos radicados en el exterior sumó 23.054 millones de dólares durante el 2006, informó esta semana el Banco de México (Central).
Las remesas, como se denominan popularmente los envíos de los emigrados mexicanos, crecieron durante el 2006 en comparación con el 2005 –cuando sumaron 20.035 millones de dólares– un 15,1%, siendo su monto histórico.
Las remesas enviadas por migrantes mexicanos representan la segunda fuente de ingresos para México, detrás de lo que se percibe por venta de crudo y por encima del sector turístico. El informe del banco central indica que al final del año los envíos de dinero cayeron, porque en el primer trimestre del 2006 habían crecido en relación con igual período del año anterior un 27,5% y en el segundo, un 19,7%. Sin embargo, en el tercero las remesas sólo aumentaron un 10,6% y en el cuarto, un 5,5%, en comparación con iguales lapsos del 2005.
Las autoridades del banco indicaron que esa caída en los envíos desde el exterior –casi el 100% proviene de los mexicanos que han emigrado a Estados Unidos– está relacionada con una política “más estricta” hacia los trabajadores ilegales por parte del gobierno de Estados Unidos.
Pese a los negativos efectos del 11-S, la economía norteamericana marcó un record en sus indicadores de producción. Gran parte de la mano de obra sin calificar en la industria y en el campo está concentrada en los inmigrantes que día a día llegan a Estados Unidos.
México lidera el ranking de inmigrantes en el país del Norte. Según datos oficiales, un salario básico en los Estados Unidos triplica a los que puede obtener ese mismo trabajador en México. La tentación de cruzar la frontera por esta causa es mucha, pero los controles de las autoridades norteamericanas se están intensificando luego de ser aprobadas las nuevas leyes migratorias.