BUENOS AIRES.- Las cajas de crédito cooperativas surgieron en la Argentina a principios del siglo veinte, para financiar actividades generalmente excluidas de las ofertas de préstamos habituales. En 1926 se sancionó la primer ley de cooperativas y nueve años después la que creó el Banco Central (BCRA). Después llegaría la centralización de los depósitos, que se mantuvo entre 1946 y 1957, cuando se retornó al sistema primigenio.
Desde su fundación en Rosario, el 23 de noviembre de 1958, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC) promovió y orientó fondos ociosos de las cajas hacia el desarrollo de pequeñas y medianas empresas urbanas y rurales.
Alberto Rezzónico, presidente de Idelcoop, recordó que el BCRA aprobó el "Régimen aplicable a los intermediarios no bancarios del crédito", en noviembre de 1965. Restringió las operaciones de dichas entidades, hasta que su aplicación fue suspendida por el gobierno de Arturo Umberto Illia.
En 1966 había 974, que operaban con depósitos por un total de 60.000 millones de pesos moneda nacional; aparte, 1.727 casas bancarias disponían de 635.800 millones.
En el IMFC documentaron las políticas anticooperativas impuestas por la dictadura militar que irrumpió el 28 de junio de 1966. "La llamada 'ley 16.898' profundizó esas restricciones -explicó Rezzónico-. Impidió la circulación y la compensación de la orden de pago cooperativa; intimó al IMFC a devolver los fondos que mantenía como caja compensadora a las cooperativas depositarias, y prohibió la gestión del instituto en materia de créditos a cooperativas".
Recién en 1972 pudieron recuperarse las operaciones cercenadas, presumiblemente por cuestiones ideológicas, pero además económicas, mediante las siguientes leyes:
* 20.040, que creó el fondo de garantías para depósitos en entidades financieras, entre ellas las cajas de crédito.
* 20.041, que devolvió la posibilidad de operar cuentas a la vista y la circulación por endoso de los valores emitidos contra aquellas (cheque cooperativo), cuya compensación se encomendó al Banco de la Nación.
Un trabajo de Rezzónico precisó que en 1971 quedaban 450, en tanto las casas bancarias habían aumentado a 2.320.
Y si bien en 1966 las cooperativas representaban el 10% de los depósitos de las entidades financieras de todo tipo, en 1972 los mismos habían descendido al 2,5%. Aun cuando contaban con el 7% del capital de todo el sistema, sólo participaban en poco más del 2% de los depósitos y el 3% de los préstamos. Del tercer lugar que llegaron a ocupar en conjunto por sus depósitos, pasaron al séptimo.
A principios de los '70, captaban el 13% del mercado y representaban intereses de pequeños productores rurales, industriales, comerciantes, artesanos, profesionales y trabajadores, que prácticamente no tenían acceso a los créditos bancarios; en muchas localidades donde actuaban, ni siquiera había bancos.
El panorama empeoró durante el absurdamente denominado "Proceso de reorganización nacional", instaurado el 24 de marzo de 1976. Las cajas fueron suprimidas por la ley 21.526 del año siguiente, que reformó el sistema financiero y la carta orgánica del BCRA. No sólo les impidieron captar depósitos a la vista, sino que se buscó excluirlas con el argumento de una supuesta incapacidad para brindar servicios. Asfixiaron sus operatorias "para dejar el negocio en manos del sector más concentrado de los bancos", señalaron en el IMFC, donde comentaron que no las eliminaron formalmente como posibles intermediarios, pero les exigieron tantos requerimientos en términos de efectivo mínimo y capitales, por ejemplo, que tuvieron que transformarse en bancos para proseguir con sus actividades.
De esa forma, se desnaturalizó el espíritu de la ley de cooperativas de 1973, por la cual debían atender fundamentalmente a zonas del interior, las pequeñas y medianas empresas y las economías locales.
El sector reaccionó y sobrevivió con fusiones y transformaciones que permitieron crear 76 bancos cooperativos, entre ellos el Credicoop (con 227 sucursales en todo el país). Intentó consolidarse durante la oleada neoliberal de los '90 y construyó soluciones alternativas pese a la crisis desencadenada a fines de 2001.
Aarón Gleyzer, asesor del IMFC y dirigente de Cooperar (Confederación Cooperativa de la República Argentina), destacó que la reciente ley aprobada por el Congreso de la Nación flexibilizó el funcionamiento de las cajas y buscó mejorar las disposiciones establecidas por la 25.872 de 2003. Sin embargo, alertó que faltan las normas reglamentarias que debe dictar el BCRA, que por experiencias existentes plantearán arduas discusiones.