WASHINGTON (AFP).- El gobierno de Estados Unidos permanece indiferente a la caída del dólar que, según expertos, da un alivio al déficit comercial en una fase de desaceleración económica. Sin embargo, la depreciación del billete no está exenta de peligros, pues puede alentar la inflación al estimular importaciones más costosas. El Tesoro estadounidense ha permanecido en silencio ante el salto del euro, que superó los 1,33 dólares, llevando al billete verde a su nivel más bajo en veinte meses frente a la moneda europea y en 14 años en relación a la libra esterlina. Los voceros del gobierno repiten sin cesar que "un dólar fuerte es de interés de Estados Unidos" y que corresponde a los mercados fijar su valor. Según los analistas, este discurso no va a cambiar a menos que la devaluación de la moneda estadounidense se torne un verdadero peligro. "Si la baja del dólar se hace caótica, el gobierno se va a preocupar de verdad", estimó Jay Bryson, de Wachovia. Para Peter Morici, profesor de Economía en la Universidad de Maryland, secretamente "el gobierno aspira a que el dólar se debilite ante el yuan" y las demás monedas asiáticas. "El gobierno tiene un doble discurso. Es imposible tener una devaluación ante el yuan, el won y el yen y, al mismo tiempo, mantener un dólar fuerte", estima Morici. Numerosos analistas pronostican desde hace tiempo una baja del dólar ante el abultado déficit comercial estadounidense y afirman que, para detener la caída del billete verde, haría falta una desaceleración de la economía y mantener estable la tasa básica de interés de la Reserva Federal. Pero tampoco hay ninguna garantía sobre los efectos de esta devaluación. Lo único seguro es que la baja del dólar torna las exportaciones estadounidenses más competitivas en el exterior y esto puede ayudar a reducir el déficit comercial. |