| Hombres y mujeres no compran la ropa de la misma manera: ellos tienen una visión lineal del producto y eligen sólo lo que necesitan, en tanto que ellas tienen una preferencia espiralada y dan muchas vueltas antes de comprar lo que quieren, según describió un sociólogo de Gender Group. Alberto Pierpaoli, CEO de la consultora, dialogó con Télam sobre las diferencias en las tendencias de consumo de los hombres y las mujeres e instó a las compañías a incorporar la visión femenina en los productos y servicios que ofrecen. Recordó que las mujeres constituyen el 51 por ciento de la población y que tienen injerencia en el 80 por ciento del consumo. En una época las empresas buscaban una suerte de “fusión” o de “común denominador” entre las preferencias masculinas y femeninas. Pero ahora se buscan las “diferencias” entre los géneros, observó el especialista de acuerdo con investigaciones que se llevaron a cabo en Estados Unidos y Canadá. “El hombre quiere comprar una corbata y lo hace sin preguntar a sus pares, en cambio la mujer busca información, consulta a sus amigas, contrasta, decide de manera diferente. Incluso a veces va a comprar una blusa y se prueba un pantalón sólo para ver cómo quedan juntos”, describió. “Las empresas deben incorporar lo que quieren las mujeres. Finalmente a los hombre también les gustará”, dijo Pierpaoli, tras lo cual ejemplificó que, como sugerencia de sus clientas, en hoteles de la ciudad de Chicago, en los Estados Unidos se reciclaron cuartos a través del tapizado de telas más vistosas y la incorporación de colchonetas para practicar yoga y meditación. “También las mujeres pedían, por una cuestión de seguridad, que sus cuartos estuvieran cerca de un ascensor para no tener que recorrer largos pasillos solas, entonces en los programas de reservas de esos hoteles cuando una mujer pide una habitación ya se le programa una pieza con esos requerimientos”, afirmó el sociólogo. Aseguró además que según encuestas realizadas en diversos rubros comerciales, las mujeres no se sienten muy conformes en el trato que reciben en concesionarias de autos, en empresas que ofrecen productos de computación y en compañías de seguros y bancos, donde capitanea la visión masculina. “Mientras que un hombre en un auto busca pique y potencia por cuestiones de prestigio y poder, una mujer busca comodidad, confiabilidad y un vehículo que la traslade donde quiere”, detalló. |