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Domingo 24 de Septiembre de 2006
 
 
 
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  CALZADOS Y OTRAS MANUFACTURAS
  Las industrias que dependen de los cueros

Crece la capacidad instalada, tecnología de última generación y mano de obra especializada –incluso falta– de las fábricas de zapatos y zapatillas.
La indumentaria y la marroquinería se beneficiaron con la recuperación económica y las compras de numerosos turistas extranjeros.

 
 

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BUENOS AIRES.- Pese al déficit de 105 millones de dólares en la balanza comercial de 2005, con importaciones por 180 millones de dólares –sobresalieron las de Brasil y China–, y exportaciones por 75 millones, los industriales del calzado de la Argentina previeron recuperar sus niveles históricos de producción durante el 2006.
Más allá de ciertas encuestas sectoriales, incluso oficiales, el año pasado había de 950 a 1.000 empresas, con 30.000 trabajadores directos. Y, si se cumplieran determinados pronósticos, para diciembre ascenderían a 33.600, mientras subsiste el déficit de mano de obra calificada.
La actividad absorbió parte de los mayores costos desde la devaluación, pero fabricó menos que a fines de la década del ’80 del siglo pasado, cuando hizo 90 millones de pares anuales de zapatos, zapatillas y ojotas. En el 2005, obtuvo 76 millones, de los cuales exportó 2 millones. Previó 85 millones para este año y 111 millones en el 2010.
La Cámara de la Industria del Calzado (CIC) señaló que la actividad posee gran capacidad productiva, tecnología de última generación, mano de obra especializada y está conformada, principalmente, por pequeñas y medianas empresas. Destacó las inversiones en nuevas plantas y la ampliación de las existentes, como así también la incorporación de maquinaria (hasta el 2008 se confirmó el arancel cero para la importación de bienes de capital). Tales inversiones se aproximaron a 72 millones de dólares en el 2004; más de 83 millones en el 2005, y unos 100 millones en el 2006, incluso provenientes de Chile y Brasil. Seguirían creciendo hasta trepar a 121 millones en el 2010. Entre ellas, figuran las de:
* Alpargatas (controlada por el fondo Newbridge), que avanza para salir de su concurso preventivo y canaliza más de 2,3 millones. Espera elevar sus exportaciones a Uruguay, Paraguay, Chile, Venezuela y Bolivia y asociarse en el exterior para que fabriquen y vendan su marca “Topper”.
* Gravagna, que se mudará del porteño barrio de Floresta al de Soldati, donde tendría una planta para hacer 300.000 pares anuales.
* Grimoldi, con licencias de marcas extranjeras, unificará la infraestructura para duplicar su capacidad en Arroyo Seco (Santa Fe). Allí realiza aproximadamente 1.000 pares de calzado por día, mientras terceras firmas le suministran 8.000.
* Guante (Félix Halcartegaray), de Chile, encara un proyecto de 2 millones de dólares.
* Juan Luis Sevillano, canalizó 500.000 dólares para fabricar calzados de cueros vacunos y de iguana y yacarés, en Formosa.
* MV Shoes (familia Verdiquio), 3 millones.
* Penalty, de Brasil, negoció con una industria local la posibilidad de obtener 200.000 pares anuales.
En semejante panorama (incompleto), influyó el mecanismo de adaptación competitiva (MAC) instrumentado por el gobierno para contrarrestar asimetrías fabriles de la Argentina y Brasil (produce cerca de 700 millones de pares por año y subsidia hasta el 42% de los precios). Por eso se redujeron los envíos del vecino país de 15,7 millones de pares en 2004 a 13,5 millones en 2005. Por otra parte, el año pasado entraron 20 millones de pares de China, el doble que en el 2004, sin contar los procedentes de naciones del sudeste asiático.
La Secretaría de Industria, Comercio y de la Pequeña y Mediana Empresa de la Nación (Sicpyme) se comprometió a cuidar tales operaciones y analizar la viabilidad de controlarlas.
Sorprendió, a fines del mes pasado, un comunicado del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil, que subrayó la no renovación de los acuerdos para autolimitar sus despachos a la Argentina y que abarcarían al calzado (y textiles, heladeras, cocinas y lavarropas), a lo cual la Sicpyme contestó que continuarán las limitaciones. La CIC confió en que se mantendrán y argumentó que permitieron “importantes inversiones”.
En los primeros 5 meses del año, las importaciones de calzado y partes superaron los 144 millones de dólares, o sea que aumentaron 84% con relación a idéntico período de 2005, cuando sumaron 78,4 millones. En junio último, la CIC denunció a la Sicpyme que ese aumento provenía sobre todo de Asia (China, Vietnam, Tailandia e Indonesia) y planteaba una competencia desleal, por lo que reclamó salvaguardas.
Desde la devaluación, las exportaciones subieron 213%, con un salto en calidad y diseño que permitió llegar el año pasado a 1,9 millones de pares de alta gama, artesanales. Aportarían 90 millones de dólares, siempre que la divisa norteamericana mantenga su cotización por encima de los 3 pesos. El 30% de los envíos al exterior se despacharon a Chile y el resto principalmente a Portugal, España, Paraguay, Uruguay y algo a los Estados Unidos.
Como aquí podría disponerse de materias primas y alternativas de calidad y diseños para crecer, se buscará ubicar zapatos industrializados que cuesten 15 dólares el par.
Muchas fábricas vienen participando en ferias internacionales, con los apoyos de la Fundación Export.Ar y, en ocasiones, del Consejo Federal de Inversiones y la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales de la Provincia de Buenos Aires.
La atención del mes se concentró en participar en la de Dusseldorf (Alemania), que es la más grande del mundo del sector.
Néstor Kirchner, presidente de la Nación, derogó este año la resolución 655/2005 del Ministerio de Economía y Producción, dictada en noviembre último, mediante la cual disminuyó del 15% al 8% el derecho de exportación para los cueros sin procesar. Esto afectó el abastecimiento de la materia prima fundamental para el desarrollo de la cadena manufacturera y no contribuyó a que bajara el precio minorista de la carne, como algún inspirado supuso. Posteriormente, se acentuó la escasez de cueros vacunos al reducirse la faena por la restricción del gobierno nacional a las exportaciones cárnicas.
La creación de un polo productivo del calzado en la bonaerense La Matanza fue acordada por Débora Giorgi, ministra de la Producción provincial; Fernando Espinoza, intendente de ese distrito, y la CIC. Esta entidad propuso la construcción de un parque industrial sectorial, en el que se instalaría una docena de plantas que ocuparían a 1.500 personas y que permitiría desarrollar un centro de logística, un “pool” de compras para reducir costos y asociaciones para exportar.
En la Cámara Industrial de las Manufacturas del Cuero y Afines de la República Argentina (CIMA) dijeron que la actividad fue una de las que reaccionó más rápido desde la salida del uno a uno de la relación del peso con el dólar.
La recuperación económica contribuyó a que aumentaran tanto la oferta como la demanda y atrajo a turistas extranjeros, muchos interesados por la indumentaria de cuero y la marroquinería.
Integran el sector 911 pequeñas y medianas empresas, que el año pasado exportaron por 102,4 millones de dólares, 8% más que en 2004 y que dejaron atrás los 40 millones, promedio, de la época de la convertibilidad. Entre los principales destinos, sobre todo para productos de gama medio alta, es decir que no compiten por precios sino por calidad, se encuentran los Estados Unidos, Alemania, México, Japón y China.
Aunque en los últimos meses la actividad pareció no ser tan competitiva en costos y salarios y perdió puestos de trabajo y horas laborales, se anunciaron inversiones por 70 millones de dólares, como consecuencia de las ventajas comparativas en materia de moda y diseño, alentadas hasta con un plan de la Subsecretaría de Industria de la Nación.

Marcada concentración de la capacidad productiva

BUENOS AIRES.- Este mes se conoció una encuesta sobre 450 fábricas de calzado de todo el país (sobre 950 a 1.000 que existen), para lo cual el Instituto Nacional de Estadística y Censos relevó información de 2004, con “el apoyo, la colaboración técnica y la financiación parcial de la Cámara de la Industria del Calzado”.
El principal objetivo fue dimensionar el sector. Las empresas más pequeñas (con menos de 5 asalariados) representaron el 60% del total y generaron el 15% de la producción, lo que correspondió al 11% de la facturación agregada. Por su parte, las de mayor tamaño (más de 30) reflejaron, en cada uno de esos aspectos el 5%, 39% y 46%, respectivamente. Esto permitió inferir que “no sólo existe una marcada concentración de la capacidad productiva en términos cuantitativos sino, también, una correlación positiva entre el tamaño de las empresas y el valor agregado del tipo de calzado que realizan”.
Entre los datos por destacar del mismo año, figuraron los siguientes:
* Producción. Más de 70,1 millones de pares, de los cuales se vendieron 66,2 millones, con una facturación de 1.420,3 millones de pesos. Tuvieron un precio promedio, a valor productor, de 20,3 pesos el par, pero por las diferentes clases de calzado (ver cuadro), los valores variaron entre 6 (de caucho o plástico) y 62 (con capellada textil y fondo de cuero natural o regenerado).
* Ocupación. Unas 21.108 personas, cerca de 17.955 (el 85%), asalariados; 2.894 (14%), no asalariados, y 259 (1%), temporarios o de agencias. Aproximadamente el 78% de todos los ocupados se desempeñaba en la producción; 11,4%, en la administración, y 10,6%, en la distribución y ventas.
* Utilización de la capacidad instalada. Las firmas que respondieron hacían, en promedio, 205 pares por jornada laborable, con una utilización de las instalaciones del 59%. Siempre con base de datos de 2004, las de mayor tamaño, (más de 5% del total), concentraron 39% de la producción y 46% de la facturación, en tanto las que ocupaban de 11 a 30 sumaron el 34% y el 30%, respectivamente; las de 5 a 10, 12% y 13%, en uno y otro caso, y las de menos de 5, 15% y 11%.

Problemas que afrontan las curtiembres, algunos de vieja data

BUENOS AIRES.- Antes de que a Néstor Carlos Kirchner, presidente de la Nación, se le ocurriera restringir y hasta prohibir las exportaciones de carnes, en la Argentina se faenaban anualmente 12/13 millones de vacunos y cantidades no precisadas de ovinos, caprinos y, últimamente, pescados, procesados por pequeñas y medianas curtiembres.
A raíz de la caída del 13% en la faena durante el primer semestre del año, subió el precio del cuero salado de 4,90 a 5,30 pesos el de hasta 20 kilogramos, procedente de terneros, vaquillonas y novillitos livianos. A esto se agregó que no había más cueros de ese tipo de 18 kilogramos, por la limitación de la faena de animales de hasta 280 kilogramos.
Las cámaras de las industrias del Calzado (CIC) y de las Manufacturas del Cuero (CIMA), atribuyeron dichas subas, a fines de julio pasado, a los altos volúmenes vendidos al exterior y, por lo tanto, plantearon que no se cumplió el acuerdo rubricado por todos los sectores, a fines de marzo, para mantener los precios estables durante 180 días. Eso afectó el abastecimiento de la materia prima esencial para el desarrollo de la cadena manufacturera. La CIMA manifestó su preocupación por la posibilidad de que las curtiembres exportaran los cueros de mejor clasificación (1, 2 y 3) y dejaran aquí los de cuarta en adelante. Y no olvidaron que aún no se resolvieron cuestiones de vieja data que atentan contra la calidad de la materia prima fundamental, como el avance de las plagas o los defectos que presenta por espinillos, alambres de púas, parásitos, moscas de los cuernos, sucesivas marcas de fuego, transportes inconvenientes, picanas y mal desuello.
Aparentemente, la suba del precio local hizo que fuera más rentable comprar un cuero brasileño que uno argentino de igual calidad, aún sumándole el flete, sin dejar de tener en cuenta que el que podía importarse, por lo general, era de menor calidad, porque los animales en los climas cálidos tienen los poros más abiertos y eso da lugar a superficies más débiles (lo que se llama flor).
La Argentina se convirtió en el quinto productor mundial de cueros frescos bovinos y el tercero en el comercio internacional de cueros terminados y semiterminados.
Aparte, participó con el 11% de las exportaciones mundiales, que en el 2005 representaron 900 millones de dólares –610 millones en cueros curtidos y 290 millones en manufacturas–, por colocaciones en 120 destinos (16 países captaron el 91% de las mismas, liderados por los Estados Unidos, Brasil, Italia, China y Uruguay). Entre enero y junio de 2006 se exportaron cueros vacunos curtidos por 242 millones.
Las curtiembres instaladas pueden procesar anualmente 16 millones de cueros vacunos. Más del 80% de las mismas están en el área metropolitana y las provincias de Córdoba y Santa Fe. En los últimos tiempos, en general invirtieron en maquinaria y equipos de última generación y tratamientos ecológicos y se notó, asimismo, llegadas de empresas extranjeras que integraron hacia adelante el procesamiento y la comercialización del cuero en sus países de origen.
El 20% de la producción fabril abasteció las necesidades del mercado interno y el 80% restante la demanda exportadora, que en los últimos años mostró una disminución de los cueros con procesamiento prácticamente nulo y un crecimiento de los curtidos y de las manufacturas (fundamentalmente para el tapizado de sillones).
Siempre se contó con personal calificado, incluso capacitado en programas encarados en forma conjunta por los sectores público y privado.
La Agencia de Desarrollo de Inversiones (ADI) destacó que los gobiernos nacional y provinciales aprobaron diversos regímenes de promoción. Entre los incentivos para todo el país, puntualizó los correspondientes a la amortización de maquinarias y la infraestructura, hasta con una alícuota diferencial del impuesto al valor agregado y derechos de importación del 0%.
En las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, por ejemplo, se conceden exenciones tributarias, comúnmente a 10 años; apoyo para la realización de obras y el equipamiento, y facilidades para la compra y locación o comodato de bienes de dominio estatal.

 

   
MIGUEL ANGEL FUKS
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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