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Domingo 24 de Septiembre de 2006
 
 
 
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  CRISIS DE LA EDUCACION EN RIO NEGRO
  Es imprescindible implementar cambios en el sistema educativo

La administración Saiz multiplicó por dos el presupuesto educativo. Sin embargo, los resultados siguen siendo insatisfactorios.
Crece la polémica por la buena utilización del recurso económico. Se incrementa la planta docente pese a existir una menor matrícula.

 
 

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La provincia de Río Negro se encuentra sumergida hace años en una profunda crisis educativa.
El hecho de que los docentes estén cobrando al día y que no existan paros –producto de las demandas salariales de los trabajadores de la educación– muestra que existe cierta paz social, pero éstos no son indicadores que modifiquen tendencias sobre los problemas estructurales que presenta el sector.
¿Qué parámetros deberíamos tomar para definir la crisis educativa?
Distintos especialistas coinciden, en general, en señalar cinco puntos para analizar:
• Explosión escolar (demanda por encima de infraestructura).
• Escasez de recursos para soportar el desarrollo del sistema.
• Aumento de costos (no incluidos dentro de los presupues-tos).
• Error en el diagnóstico de los problemas por resolver.
• Inercia e ineficacia del sistema educativo en su conjunto.
Como se observa en este esquema, el discurso económico está íntimamente ligado al pedagógico. Sin recursos, o de existir los mismos pero mal utilizados, el soporte pedagógico no tiene contraparte para poder sostener el sistema.
Y es acerca de la evolución del parámetro económico en Río Negro de lo que tratará está nota.
La educación y la economía siempre han ido de la mano. Existe una relación directa entre la oferta educativa y la demanda del desarrollo económico.
Es más, el mejor indicador de la eficiencia educativa de una región o de un país es el grado de ocupación de los recursos humanos formados para participar en el mundo del trabajo.
La educación no es sólo fuente de conocimiento, valores y actitudes, sino también causa de ascenso social, una forma de integración y, a la vez, base de la transformación de la economía de un país. Esta correlación lleva a ver la educación como un ‘bien de consumo’ y a considerar el gasto educativo como una inversión fundamental para el desarrollo.
Los principales indicadores de Río Negro muestran que la provincia incrementó su presupuesto en este rubro durante los últimos años.
Si se toma este dato en forma aislada uno puede presumir que ‘las cosas’ están bien encaminadas. Sin embargo, pese a esta mayor disponibilidad de fondos que existe en el sistema, la calidad educativa mantiene su tendencia decreciente.
Desde el 2001 a la fecha los recursos en el sistema educativo rionegrino se incrementaron algo más del 110%. Y en esta misma proporción creció la participación de inversión por alumno.
Hoy cada uno de ellos percibe algo más de 2.600 pesos por año, lo que significa, teniendo en cuenta los aproximadamente 10 meses que dura un ciclo lectivo completo, un aporte de cuota mensual por alumno de unos 260 pesos. La cifra es levemente inferior a lo que cobra una institución privada sin subvención estatal.
Lo llamativo es que no hay correlación directa entre los fondos que se destinan al sistema y los resultados que se obtienen del mismo. Y peor aún, la mala utilización del recurso determina que, lo que antes se consideraba una inversión, pedagógica y económicamente hablando, pasa ahora a ser una gasto estructural del Estado sin tener en claro muy bien cuáles son los beneficios de ese gasto.
La crisis en Río Negro es reconocida por los distintos actores de la sociedad, pero sentida y comunicada en una forma que, a veces, confunde mitos y realidades, saberes y opiniones.
Se relaciona generalmente en forma lineal la “crisis en la educación” o el “fracaso escolar” con los problemas de convivencia, marginalidad social, violencia, desocupación, etc.
También hay confusión al señalar a los generadores de esta crisis. Desde la provincia se apunta a la Nación con la descentralización del sistema y la falta de recursos para sostener al mismos. Desde la Nación se habla en forma despectiva sobre el accionar de los funcionarios provinciales. “Tienen los recursos. El problema es que no saben utilizarlos”, se argumenta desde el Palacio Pizzurno.
El compromiso financiero y político para la educación debe ser encarado desde cada provincia pero enmarcado en una política educativa nacional, y las instituciones escolares, liberadas de las fuertes trabas burocráticas que hoy existen, deben empezar a ver y autoevaluar qué enseñan a sus alumnos y también qué es lo que ellos aprenden.

ESTADISTICAS

Las frías estadísticas muestran que en Río Negro no existe relación entre los fondos destinados al sistema y los resultados que se obtienen de los mismos.
Todo lo que es inversión mantiene su tendencia creciente. Sin embargo, la matrícula estatal muestra una preocupante caída, con una participación cada vez mayor del sector privado en el sistema.
Actualmente, del total de los 819 establecimientos educativos, 658 corresponden al sector estatal (80%) y 161 al privado (20%). Previo al inicio de la década del ’90, esa relación se ubicaba en el 95% y 5% respectivamente. Distintos analistas señalan que el avance del sector privado en la educación es producto de las profundas fallas que presenta el tradicional sistema estatal.
Para unos estas fallas se basan en la falta de presupuesto para atender en forma eficiente el sistema. Parar otros, es sólo una cuestión de gestión.
Ni unos, ni otros tienen la verdad absoluta.
Existe falta de presupuesto en algunos puntos del sistema como así también hay desvíos que son inexplicables a la hora de analizar las estadísticas educativas.
Por un lado no es admisible que un docente esté cobrando lo que hoy percibe como salario, si lo que se busca es prestigiar este importante trabajo. Tampoco se puede permitir que los alumnos ingresen a establecimientos con serios problemas edilicios por falta de presupuestos para su mantenimiento. Está claro, en este sentido, que el sistema debe estar contenido en sus demandas básicas.
Pero también está la otra realidad. ¿Cómo es posible, con una baja de cerca de 3.500 alumnos en la matrícula estatal durante el período 2001-2006, que se hayan incrementado en ese mismo lapso en cerca de 3.000 los cargos que presenta el sistema? Estas estadísticas muestran que las fallas del sistema no llegan sólo de la mano presupuestaria.
En la provincia existen un total de 15.188 docentes para un total de 161.537 alumnos matriculados. Una sencilla cuenta nos muestra que por cada docente deberían existir 10 alumnos, una relación más que óptima cuando se evalúa la calidad educativa de un sistema.
Sin embargo, cuando uno se aparta de estas frías estadísticas y analiza el día a día de los establecimientos, difícilmente se encuentren aulas en Río Negro con menos de 25 alumnos por docente. ¿Dónde está este desvío? ¿Por qué no se corrige el mismo? ¿Hay voluntad política para modificar estos escenarios?
Todas preguntas de difícil respuesta, más ahora donde los fondos disponibles en las provincias comienzan a considerarse como un “recurso escaso”.


Fuentes: Ministerio de Educación de la provincia de Río Negro. “Cómo revertir la crisis educativa”, Lic. Zulma Parades, Editorial Paidós, Buenos Aires 2004. “Educación para todos”, J.J. Llach, S. Montoya y F. Roldán, Publicaciones del Ieral, Buenos Aires 1999.

Alto nivel de repitencia

A partir de un proyecto de ley elaborado por el Ministerio de Educación de la provincia de Río Negro, todos los alumnos de la provincia deberán cumplir en forma obligatoria un ciclo de escolaridad de 14 años, abarcando desde el Nivel Inicial hasta completar el secundario.
De esta forma se modificará lo establecido por la Ley 2.444, que sólo exige el cumplimiento desde los 5 a los 12 años.
La decisión surgió luego de verificar las preocupantes estadísticas del Ciclo Lectivo 2005 en la provincia, que demostraron que hay cerca de un 60% de deserción en el Nivel Medio, además de un 16% de repitencia.
Así explicaron, desde la cartera educativa provincial, que “establecer la obligatoriedad también puede ser un elemento más de coacción para retener a los estudiantes, y esto tiene que ir acompañado con políticas de retención y un fuerte compromiso del gobierno, los padres, los docentes y las instituciones de que los alumnos estén dentro de las escuelas”.
Por su parte el ministro de Educación de Río Negro, César Barbeito, confirmó que “teniendo datos concretos de los niveles de repitencia del primer año, comenzaremos a trabajar con los alumnos de los séptimos grados con un preceptor, que lo vamos a transformar en acompañante o tutor de los chicos”. Tras reseñar que “intentaremos que egrese el 100% de los alumnos rionegrinos y no el 20%”, sostuvo que “no creo que exista en solo culpable de esta situación, sino que es responsabilidad de todo el conjunto”.
En ese sentido, el ministro repartió responsabilidades a los funcionarios de la cartera por no haber tomado las decisiones a tiempo, y a los docentes porque ven que el sistema se está cayendo y poco hacen por ello. “Los alumnos se están yendo de las escuelas y no reaccionamos”, finalizó.

 

   
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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