| A partir de la base de datos del Banco Mundial, la Fundación Mediterránea elaboró un informe en el que se detalla cómo se encuentran las provincias argentinas en materia de acceso al sistema financiero en relación a otras regiones del mundo. Con información sobre la dotación de sucursales bancarias y cajeros, relativa a población y superficie geográfica, resulta interesante analizar cómo se posicionan las distintas provincias argentinas en un hipotético ranking mundial (ver infograma adjunto). Los países de Europa Central (incluyendo Reino Unido e Irlanda), los de América del Norte y los países nórdicos son las tres regiones del mundo con mejores índices de inserción demográfica del sistema financiero. El informe destaca que, en el otro extremo, se encuentran países de Africa, un grupo de países asiáticos que incluye a China y Rusia y países de América del Sur. En este ranking internacional, las provincias argentinas se ubican, en promedio, a mitad de tabla, con valores cercanos a los de países de Europa del Este. Con respecto a inserción geográfica del sistema financiero, sobresalen nuevamente los países de Europa Central y el segundo grupo de países asiáticos definido, que incluye a Japón y Corea entre otros, mientras que la menor inserción geográfica se encuentra en Africa y América del Sur. Las provincias argentinas se ubican casi al final de este segundo ranking, y por debajo de todas las regiones en el caso de filiales. Haciendo las comparaciones más extremas, algunos puntos del interior de Río Negro y Neuquén son comparables, dentro de este esquema de análisis, a recónditos y subdesarrollados países del Africa Central. Un dato poco alentador. Toda esta estadística termina por mostrar la poca inserción que tiene el sistema financiero dentro de la economía del país. POSCRISIS En la última crisis económica argentina las entidades financieras se vieron muy comprometidas en su confianza frente a la sociedad por el hecho de no poder devolver en tiempo y en forma depósitos en dólares, en un contexto donde se combinaba una fuerte caída de nivel de actividad económico con un esquema legal que les obligaba a reclamar sus acreencias a un tipo de cambio sustancialmente menor al que debían responder por sus obligaciones. La crisis, remarca el estudio, se tradujo en importantes pérdidas patrimoniales en las entidades, cierres de bancos, fusiones y otros cambios. En el año 2002 disminuyeron depósitos y préstamos, y el negocio de intermediación financiera en general. Luego de transcurridos tres años, es interesante preguntarse acerca de los efectos de la crisis sobre el acceso al sistema financiero, si persisten aún secuelas de esta última que difieren según regiones, si los indicadores de inserción geográfica y demográfica se han modificado en este período de fuertes cambios en la economía y en el sistema financiero en particular. Si se analiza la tasa de cambio de los indicadores de penetración demográfica y geográfica, en el período 2001-2005 surge lo siguiente: • En materia de inserción demográfica se observa que cinco provincias tienen una mayor dotación de filiales en términos relativos a su población en el 2005 respecto al 2001. Este es el caso de Catamarca, La Rioja, San Luis, Santiago del Estero y Tucumán. Por el contrario, la inserción demográfica ha retrocedido en provincias, si se considera sólo la disponibilidad de filiales por habitante. Esto ha sucedido debido a que se han cerrado filiales (casos de Córdoba, Santa Fe y otras provincias) o porque el crecimiento poblacional ha sido superior al del número de filiales (caso de Salta, San Juan, Santa Cruz y otras). Por el contrario, la dotación de cajeros ha crecido en términos demográficos en todas las provincias, con excepción de Entre Ríos. • En materia de inserción geográfica, la situación ha mejorado al menos en 14 provincias, si se considera la dotación de filiales cada 1000 km2 y en todas las jurisdicciones si se considera la dotación de cajeros. DEPOSITOS Y PRESTAMOS Según el BCRA, el número de cuentas de depósitos era de 45 cada 100 habitantes a nivel nacional a mediados del 2004. El número de cuentas se acrecentaba para las provincias patagónicas y pampeanas, caso de Santa Cruz (66), Buenos Aires (60), Chubut (59), Santa Fe (56), Tierra del Fuego (52) y La Pampa (51). Mientras que los menores números se encontraban en Corrientes (14), Santiago del Estero (17) y Tucumán (17). Por su parte hay que destacar que Neuquén se encuentra en las 46 cuentas mientras que Río Negro llega a las 38 cuentas. Como era previsible, los indicadores de uso están altamente correlacionados en forma positiva con los de acceso. Mientras mayor es la facilidad de acceso al sistema financiero, medida ésta a partir de una mayor dotación relativa de filiales/cajeros, crece la utilización efectiva de servicios financieros. Por otra parte, el informe resalta que los depósitos per cápita ascendían a 3.600 pesos por habitante a fines del 2005, con una disparidad regional importante. En un ranking de provincias, Buenos Aires ocupaba el primer lugar con 5.614 pesos per cápita, seguida de Tierra del Fuego con 5.605 pesos. En el otro extremo, ocupando la última posición aparece Formosa con 821 pesos y Misiones con 867 pesos. Neuquén por su parte presenta depósitos por encima de los 1.850 pesos per cápita mientras que Río Negro alcanza los 1.540 pesos. Las diferencias regionales en los depósitos per cápita pueden ser la expresión de las asimetrías regionales en materia de ingresos. Una región de altos ingresos tendrá, para una misma propensión al ahorro, un mayor flujo de ahorros que una región de bajos ingresos. En otros términos, las diferencias regionales que se observan en materia de depósitos pueden explicarse, entre otros motivos por: un mayor/menor nivel de ingresos per cápita; una mayor/menor propensión al ahorro; una mayor/ menor propensión a colocar los ahorros en las entidades financieras; diferencias en la distribución del ingreso por diferencias en los costos de acceder al sistema. A nivel nacional los préstamos per cápita promediaban los 1.818 pesos a fines del 2005. Buenos Aires (incluyendo CABA) contaba con la mayor asistencia crediticia en relación a su población, unos 3.144 pesos por habitante. Le seguían, en este ranking, Tierra del Fuego con 2.005 pesos y La Pampa con 1.574 pesos por habitante. En el otro extremo de la distribución se encontraban Santiago del Estero y Catamarca con 250 y 279 pesos respectivamente. CAUSAS Y EFECTOS Los bajos índices de desarrollo que presenta el sistema financiero en la Argentina respecto de vecinos países o de aquellas naciones en desarrollo, tienen la raíz de su problema en varios puntos. El primero de ellos es la confianza. Tanto desde la parte de la oferta como desde la demanda, la salida de la Convertibilidad marcó un punto de inflexión en el sistema. La desconfianza reina en el ambiente y nadie asegura que este crecimiento económico que presenta el país, sin un desarrollo sustentable, no encuentre su ‘techo’ en poco tiempo más y se entre en una crisis que vuelva a afectar a la banca local. De ahí que la mayor parte de los prestamos que hoy se entregan son líneas personales que pasan los 36 meses con tasas de interés superiores al 15% anual (muy altas para compensar el riesgo) y los depósitos de los usuarios, por lo general, no se concretan por más de 90 días (lo que muestra un escenario poco claro para el mediano y largo plazo). El otro punto que impide hoy el desarrollo del sistema financiero, es el intervencionismo que asoma hoy en gobierno como herramienta para solucionar los aspectos que el programa económico no puede corregir ‘per se’. Las últimas presiones que recibieron los bancos privados por parte del gobierno para ofertar créditos hipotecarios por debajo de las tasas de interés que hoy existen en la plaza, no ayudan a transparentar los problemas del mercado. Por otra parte, la fuerte carga impositiva que sufre el sistema, a través del impuesto a las transferencias bancarias, repercute negativamente sobre la bancarización de la economía. De esta manera es el mismo Estado quien promueve que el comercio se canalice por fuera del sistema por los costos que significa hoy manejarse dentro del mismo. Esta claro que en la medida que el sistema financiero no se integre plenamente, serán menores las posibilidades de sostener en el país un desarrollo económico sostenido para el mediano y largo plazo. Los números de la región La plaza financiera del Comahue -Río Negro y Neuquén- representa casi la mitad de la Región Patagónica, concentrando el 47% del volumen de negocios financieros de toda la región. Así lo destaca el trabajo de Fundación Mediterránea que en otro de sus párrafos señala que las estadísticas resultan compatibles con la importancia relativa de la región puesto que el Comahue dentro de la Patagonia contiene al 60% de la población, el 52% del producto bruto geográfico (PBG), el 33% de las exportaciones y el 40% de las inversiones extranjeras registradas. El 50% de las 904.000 cuentas bancarias de la Patagonia pertenecen al Comahue. Las mismas están distribuidas equitativamente entre las dos provincias que la componen. En ellas, las filiales bancarias son 243 y los cajeros habilitados 400. En ambos casos representan el 6% del total del país. Es importante relacionar la principal magnitud del sistema financiero con el PBG, con el monto de los presupuestos públicos de las provincias y con los montos percibidos por esos estados originados en la actividad petrolera predominante en la región. En el caso de la relación con el producto de cada provincia -una aproximación a la actividad económica- pesa más el sistema financiero en Río Negro y Tierra del Fuego aunque en todas se ubica por encima del 20% excepto en Neuquén con el menor valor del indicador. Estas proporciones están condicionadas por el tamaño de los PBG, el producto neuquino es el mayor de la Patagonia . Si se relaciona con la magnitud de los presupuestos públicos de estas provincias, en Chubut y Tierra del Fuego esos presupuestos son menores al volumen de negocios del sistema financiero, en Río Negro la relación es equivalente y en Neuquén y Santa Cruz los presupuestos públicos son superiores. Al analizarse la cantidad de filiales por habitante, las estadísticas muestran que la región patagónica supera el promedio argentino tanto en el año 2001 como en el 2005 pero las dos provincias del Comahue se ubican por debajo del región. En la automatización por cajeros el indicador patagónico ha evolucionado más que el promedio argentino desde el año 2001. Para el 2005 la proporción de cajeros automáticos por cada 1.000 habitantes es superior a la nacional tanto en la región como en la provincia de Neuquén. |