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Domingo 06 de Agosto de 2006
 
 
 
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  PERSPECTIVAS
  Una transición exitosa
La economía argentina sigue estando en un máximo, pese a las advertencias de menor crecimiento. Es uno de los países que menos sufrió los últimos golpes financieros y por ello atrae a los inversores.
 
 

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La actividad económica sigue a buen ritmo aunque el balance final de 2006 quizá pueda reflejar un pequeño debilitamiento respecto de 2005 por la presión inflacionaria internacional, la crisis del dólar, la siempre latente amenaza de retiros de fondos de los mercados emergentes y las debilidades que empiezan a mostrar las finanzas públicas provinciales. También en julio el Banco Central terminó acumulando menos reservas, pero, por otro lado, la Argentina y Brasil estudian dejar de lado el dólar para los intercambios bilaterales.
Sin embargo, al principio del segundo semestre parecía que esta corrección a la baja iba a ser más importante e incluso Economía advirtió, en medio de la inestabilidad de los mercados financieros mundiales, que posiblemente el crecimiento se ubicaría entre 5 y 6%. Pero la economía no perdió pujanza. El tipo de cambio, que no superó los 3,10 pesos por dólar brinda un buen margen para la exportación industrial y de otros productos, hay una continuada innovación en las actividades industriales y el país estrena negocios de venta de servicios sofisticados y, pese a los rezongos permanentes del campo, la agroindustria sigue mostrando un comportamiento impecable que quizá este año no sea tan brillante por la presencia de estos conflictos.
Sin embargo, estos conflictos son razonables. La Argentina se encuentra en un mundo donde el comercio agropecuario está acotado por la presencia de los subsidios de los países industrializados. En ese marco, con precios internacionales más altos y frente a los costos promedio de producción más bajos del mundo, la renta es siempre importante. Para colmo, durante los noventa se afianzó la venta a China y al Asia, que multiplicarán la magnitud y el valor de ese comercio a condición de que el producto mejore su competitividad y valor agregado e incorpore tecnología. Si el gobierno tenía un área disponible para captar renta a la alta paridad actual no había otra mejor que el campo, aunque es evidente que queda por delante un intenso trabajo para diferenciar costos y aplicación de tecnología por rubros, examinar rentabilidades sectoriales y diferenciar más las retenciones.
El resultado de esta actividad ha sido el surgimiento de una burguesía agroganadera nacional con la que poco se identifican las organizaciones rurales tradicionales, pese a que muchos de sus componentes figuran entre los productores más dinámicos. Es una cuestión de mentalidad: la comprensión de que la Argentina es un país y que, en el actual contexto mundial, sólo podrá funcionar eficientemente si el Estado compensa los rubros más avanzados con los más atrasados en condiciones de poder superarse. El milagro de la industria para el agro, las cadenas de valor, el valor agregado, la diversificación productiva, el resurgimiento de la ganadería tradicional ahora transformada y diversificada son una muestra de ese proceso que requiere el concurso de industrias, caminos, ferrocarriles, canales de riego para extender los límites de la Pampa Húmeda y transformar los hasta ahora pequeños oasis de las zonas semidesérticas en verdaderas réplicas interiores de la región pampeana en producción agroganadera intensiva, de exportación y con importantes industrias localizadas.
Esa trama industrial es la mejor  garantía para atraer inversiones grandes. En el capitalismo moderno el trazo grueso de la inversión y de la división del trabajo lo forjan las transnacionales, pero no se trata de una pintura fija. La acción del gobierno mejorando la infraestructura, acumulando reservas, sosteniendo un balance fiscal favorable y un resultado comercial positivo, que significan una demanda interna creciente, junto a la integración de medio continente en economías de parecido perfil de desarrollo, darán paso a un mercado integrado, en forma de gran mercado interno, capaz de generar recursos para la capitalización, el mejoramiento de las actividades básicas primarias, el desarrollo de la minería y la localización industrial, sobre todo a través de tramas productivas de alta calidad que sirvan de insumos a las grandes empresas, sin hablar de lo que significará un medio continente abastecido a través de una integración energética. Con esa política, Brasil y la Argentina han comprado certidumbre para crecer y Venezuela se transformó en una pieza indispensable del Mercosur (aunque no su líder), lo mismo que Bolivia, que muy posiblemente evolucionen hacia un desarrollo explosivo y a un impensado papel de financiadores del crecimiento.
Es cierto que no todas las señales son claras, como gustan decir los analistas, pero ni siquiera lo son en Estados Unidos, donde el panorama varía semana a semana y en las vísperas de cada decisión no se sabe que  propondrá la Reserva Federal. El problema de las finanzas locales es una consecuencia del alza en el nivel de los salarios y del gasto público, en gran medida en inversión.
También sería ingenuo considerarlo el único problema. Las provincias tienen señores feudales de las finanzas provinciales. Muchos de ellos se han modernizado aun desde distinta óptica política y hay una lenta pero razonable evolución hacia una racionalidad financiera que es compatible con la modernidad representada por un país más abierto a las exportaciones, al comercio integrado, a la lenta pero firme creación de corredores transversales entre el litoral y el Pacífico. En ese encuadre, las tensiones con los vecinos por la contaminación o por la energía aparecerán como cuestiones mínimas, tal como sucedió en Europa.
Sin duda aparecerán problemas mayores, pero el crecimiento común dará más  capacidad de resolverlos con criterios comunes aunque siempre discutibles. Por ahora, desde todo punto de vista, la actividad económica sigue estando en un máximo y esa es la nueva atracción que tiene la Argentina para los inversores externos y la razón de ser de uno de los países que menos ha sufrido estos tsunamis financieros internacionales.

 

   
CARLOS ABALO
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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