| Nada nuevo es decir que China se está consolidando como una nueva potencia mundial y que su surgimiento en el escenario económico y productivo está gestando un nuevo equilibrio internacional. Lo avalan sus inéditas tasas de crecimiento (11,5% promedio en los últimos 15 años), a través de las cuales está logrando el “catch up” de las principales potencias, y el ritmo de crecimiento de sus exportaciones, que triplicaron su participación en el comercio mundial de los últimos 15 años, pasando del 2% en 1991 al 6,5% en el 2004. Las últimas estadísticas dadas a conocer por el Banco Mundial señalan que China desplazó al Reino Unido y se convirtió en la cuarta economía mundial, detrás de Estados Unidos, Japón y Alemania (ver más información pág. 8). Así lo confirma un reciente informe elaborado por la Consultora abeceb.com en el que se destaca que el ‘gigante asiático’ tiene superávits comerciales muy elevados con las regiones más desarrolladas del mundo: 84.200 millones de dólares con Estados Unidos y 38.500 millones con Europa. A su vez, es el primer receptor mundial de inversión extranjera directa (IED), acaparando actualmente más del 10% de la IED mundial. Dejando de lado las importantes estadísticas macro de lo que representa China en la economía global, habría que destacar que en los últimos años se ha venido verificando un aumento en la productividad laboral china respecto de la que presenta Latinoamérica –y en especial Argentina–, lo que implica que la competitividad de la oferta exportable del país asiático comienza a moverse con claras ventajas en el mercado regional. Para muchos industriales argentinos, estamos frente a un problema que se potenciará en el mediano plazo si el gobierno no toma medidas para restringir el ingreso de productos chinos al mercado argentino. Es decir, más proteccionismo e intervencionismo en el mercado. Algo de lo que la administración Kirchner conoce, aunque con resultados económicos todavía inciertos. TENDENCIAS Durante la pasada década, el comercio bilateral de la Argentina con China ha sido sistemáticamente deficitario para nuestro país. Luego de la salida del régimen de convertibilidad, la drástica reducción de las importaciones junto al posterior impulso exportador, favorecido por el efecto devaluatorio, llevó a que el saldo comercial se revierta. Las estadísticas oficiales muestran que en el período 2002-2005 el superávit comercial alcanzó un promedio anual 1.150 millones de dólares frente a un saldo negativo consolidado, promedio anual, de 320 millones de dólares para el período 1998-2001. Todos estos datos estarían indicando que la Argentina está bien posicionada en el comercio bilateral entre ambos países. Sin embargo, las tendencias muestran que lentamente el superávit estructural conseguido en el período posdevaluatorio comienza a diluirse por la pérdida de competitividad que presenta la industria local. Las frías estadísticas avalan este argumento. Mientras en el 2003 el superávit comercial arrojó un saldo positivo para la Argentina superior a los 1.700 millones de dólares, para este año las proyecciones muestran un desplome de la balanza con un saldo positivo de tan sólo 300 millones de dólares. Esto no está dado por una baja en los niveles de comercio. Por el contrario, tanto las expo como las importaciones continúan creciendo, pero, lamentablemente, a distinto ritmo. Es así que mientras que las ventas argentinas a China crecerán en el período 2003-2006 a una tasa del 40%, las compras se incrementarán en este mismo período en torno al 400%. Un dato preocupante. En cierre del 2005 muestra asimismo que el superávit comercial logrado por la Argentina fue 25% inferior al de 2004. Esto se explica por el menor ritmo de crecimiento que presentan las exportaciones, del orden del 20% en el período 2005-2004, frente al fuerte ascenso de las importaciones del 60% para ese mismo lapso. El aumento de las importaciones desde China en 2005 se explica principalmente por las mayores compras de bienes de capital y sus partes y piezas, destacándose también los bienes de consumo e intermedios. Por su parte, las exportaciones argentinas al gigante asiático alcanzaron el año pasado los 3.181 millones de dólares creciendo un 21% respecto del año anterior. La composición de las mismas se concentra fundamentalmente en semillas y frutos oleaginosos (55% del total de las exportaciones), grasas y aceites comestibles (24%) y combustibles (7%). La concentración de las exportaciones con productos sin valor agregado es una debilidad manifiesta que presenta la estructura económica de nuestro país. Mientras que el 96% de las exportaciones chinas a la Argentina corresponden a productos con valor agregado, nuestro país vende productos primarios –sin valor agregado– en esa misma proporción al mercado chino. Si bien, en los números macro, el comercio con este importante mercado asiático representa sólo cerca del 10% del total de las impo-expo argentinas, la tendencia de las estadísticas muestra que en poco tiempo más pasará a ser un destino clave para el desarrollo del país. SUSTITUCION Si se observa el comportamiento de las importaciones argentinas originarias desde Brasil y China, se destaca un acelerado crecimiento del ingreso de productos procedentes del gigante asiático: las compras en el 2005 casi se triplicaron respecto de 1999, mientras que las provenientes del país vecino aumentaron un 82% respecto del mismo año. Por otro lado, tal lo señala el informe de abeceb.com, se espera que para este año las importaciones desde Brasil y China crezcan un 14% y un 54,3% respectivamente en relación al año anterior. Todo muestra que China ganó participación en el mercado argentino en detrimento de las importaciones de Brasil y la oferta local. Comparando las partidas que se comercializaron durante el primer cuatrimestre del 2002 y 2006, se observa que la Argentina sustituyó las importaciones brasileñas por las chinas en varias partidas. En los casos identificados previamente (manganeso, vajillas, bicicletas y herramientas varias de ferretería) Brasil fue el principal origen de las importaciones en el 2002. Sin embargo, en lo que va del 2006 China lo ha desplazado de manera significativa, logrando concentrar más del 50% de los valores importados por partida. Por otro lado, también se verifican sustituciones en partidas en las cuales Brasil tenía una participación más acotada en el mercado argentino (“share” de entre 25% y 50%), tales como sales e hidróxidos de amonio, etiquetas e hipoclorito. E inclusive hay sustitución en partidas en las cuales Brasil ya tenía baja participación y en los últimos años la ha perdido, tales como juegos de viaje para aseo personal, paraguas, sombrillas y quitasoles, y magnesios y sus manufacturas, entre otros. En el primer caso, durante los primeros cuatro meses del 2002 la totalidad de las importaciones locales provenían de Brasil, mientras que en el primer cuatrimestre del 2006 ya habían sido casi completamente sustituidas por las importaciones chinas. Otro ejemplo: un 77% de las vajillas importadas en el primer cuatrimestre del 2002 tenían a Brasil por origen, mientras que en igual lapso del 2006 provenían en un 79% desde China. Al analizar las cifras del comercio exterior entre Brasil y China, se observa la misma tendencia: mayor crecimiento de las exportaciones desde el país asiático y desplazamiento en la sustitución de importaciones. Está claro que China está mirando con atención al Mercosur, un mercado clave para potenciar su desarrollo económico. (J.L.) Déficit histórico con Brasil El saldo comercial del primer semestre de 2006 acumula para la Argentina un valor negativo con Brasil del orden de los 1.830 millones de dólares, cifra que representa el mayor déficit de los últimos dos años para igual período. Pese a que la paridad cambiaria favorece sensiblemente a las industrias argentinas, Brasil continúa dominando el escenario dentro del Mercosur. La competitividad que presenta el vecino país, por fuera del valor del dólar, es la clave de esta superioridad comercial. La Argentina lleva 37 meses consecutivos de resultados negativos en el comercio con el gigante sudamericano, confía abeceb.com. El nivel promedio mensual de déficit para los primeros 6 meses fue de 305 millones de dólares. Las estadísticas remarcan asimismo que las exportaciones argentinas en junio a Brasil alcanzaron los 631 millones de dólares, un 18,6% mayores a las registradas en junio de 2005, pero un 0,9% inferior respecto a mayo. En tanto, el acumulado enero/junio fue de 3.479 millones, un 16,6% más que en igual lapso del año pasado. En lo que va del año el promedio mensual de las ventas a nuestro principal cliente es de 579,8 millones de dólares. Argentina descendió un puesto en el ranking de proveedores de Brasil, ubicándose en el tercer lugar detrás de Estados Unidos y China. Por otra parte, el valor de las importaciones en junio fue de 958 millones de dólares, lo que representa un aumento del 11,1% respecto de junio del año anterior, pero un 2,3% inferior a las de mayo de este año. El acumulado enero/junio fue de 5.309 millones, un 16,7% superior a las importaciones del mismo período del año pasado. Para el primer semestre de 2006 el promedio es de 885 millones por mes. |