| Chile es un ejemplo de modelo económico ha imitar por muchos de los analistas latinoamericanos. Este comentario es casi unánime entre los especialistas. Crece en forma armónica, con todas sus variables macro contenidas, privilegiando las inversiones y apuntalando con mucha firmeza la base de su existencia: las exportaciones. Pero el de Chile es sólo un modelo, uno adaptado a la realidad socioeconómica de ese país y muy distinto al que se puede ver en Brasil, el otro vecino de la Argentina con peso económico en Latinoamérica. Es importante entender que no sólo son los modelos los que diferencian a estos países sino los objetivos que buscan sus autoridades a la hora de evaluar la puesta en marcha de un programa económico. Claramente se puede observar que Argentina, Brasil y Chile tienen modelos macroeconómicos con objetivos diferentes y, obviamente, con resultados disímiles. Un reciente informe elaborado por la Consultora M&S destaca en este sentido que el modelo brasileño prioriza una inflación controlada a costa de tolerar un crecimiento ‘lento y bajo’. El chileno, por su parte, apunta al crecimiento estructural con estabilidad de precios permanente. El presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva mantiene bajo presión el desarrollo de la demanda por temor a la inflación. Chile sale del esquema habitual latinoamericano sin cambios cíclicos bruscos en sus programas (devaluación, cambios impositivos, etc.). Usa permanentemente herramientas para hacer correcciones sobre los desvíos que presenta el programa económico sin perder los objetivos macros del mismo. Ha logrado un equilibrio que mantiene hace décadas. Permanecer durante mucho tiempo en los extremos macroeconómicos acumula inconsistencias y genera incertidumbre sobre el mercado. La historia nos demuestra que, a la larga, los extremos no son sostenibles en materia económica. Correcciones continuas en los programas económicos permiten dar previsibilidad de mediano y largo plazo. El informe de M&S destaca que hoy el esquema macro chileno es claramente un intermedio entre Argentina y Brasil y además más estable. Con la tasa real de interés neutra y el peso apreciándose en términos nominales 12% en dos años, la inflación es menor a 4% anual y el PBI crece 6% por año. El modelo brasileño suma nueve años consecutivos con la tasa de inflación a sólo un dígito anual (7% promedio desde 1997) pero con el nivel de actividad económica creciendo apenas 2% promedio por año. “Brasil le ganó la batalla a la inflación pero no le alcanzó la frazada y se destapó los pies del crecimiento económico”, confía el estudio. La asignatura pendiente es cerrar el circuito macroeconómico con la tasa real de interés en un nivel razonable. Este indicador de referencia (tasa Selic) durante el período 2002-2005 se ubicó en torno al 16% anual, con un dólar depreciándose en ese mismo período en torno al 25% y una inflación promedio del 4% anual. Una bicicleta financiera que sólo puede ser soportada con la intervención del Estado, a través de los superávits gemelos que presenta la economía. Ni Cardoso ni Lula lograron resolver el conflicto entre inflación baja y estancamiento económico. Brasil tiene a su favor ser una economía que ha sabido evitar crisis económicas profundas, que no violó los marcos contractuales, que tiene un rumbo organizacional cierto y que es una economía que está insertada en los mercados de capitales. Las dudas están centrada en la tasa de referencia. ¿Qué pasa si la Selic baja a un dígito? ¿Continuarán llegando capitales al vecino país? EXPORTACIONES Cualquiera sea el modelo macroeconómico, resulta fundamental la dinámica que siga el sector externo. En especial, es clave el comportamiento de las exportaciones y su crecimiento a mediano plazo. ¿Qué está pasando en Chile, Brasil y Argentina? El caso de Chile, destaca el estudio, es revelador. Entre 1996 y 2002 el valor de las exportaciones del país trasandino permaneció prácticamente estancado. El factor crítico que explicó el estancamiento es la caída del precio internacional del cobre. En el trienio 2003-2005, las exportaciones de Chile explotaron y quebraron el estancamiento. Crecieron 122% en sólo tres años. La causa fundamental fue el salto que dio el precio internacional de los metales. Las exportaciones ‘no cobre’ también salieron del estancamiento de los años anteriores. Se basó básicamente en suba de volúmenes aunque tienen menor impacto macro sobre los números externos de Chile. Sin desmerecer su exitosa performance exportadora, en la última década Chile continúa siendo altamente dependiente del precio internacional del cobre. Cuando la cotización fue baja, las exportaciones se estancaron y el PBI creció poco. Los indicadores muestran todo lo contrario cuando los precios del cobre son firmes en el mercado internacional. Chile amortigua esta dependencia del cobre con políticas macroeconómicas preventivas y un marco organizacional de elevada certidumbre. Igual, no es inmune a una caída del precio internacional del cobre y menos aún a crisis internacionales como lo han sido el Tequila y la del sudeste asiático en la década pasada. El caso de Brasil también es revelador. Cuando las condiciones macroeconómicas son razonablemente propicias, la escala de producción lleva naturalmente a un boom exportador generalizado. Posdevaluación, entre 1999 y 2002, las exportaciones reaccionaron favorablemente. El mérito es que el aumento se produjo en el marco de una caída importante de los precios internacionales de Brasil. O sea, hubo una muy buena respuesta de los volúmenes. Entre 2003 y 2005, confía la Consultora M&S en su trabajo, las exportaciones brasileñas dieron un salto espectacular. Los volúmenes siguieron muy bien y se agregó el complemento adicional de la mejora de los precios internacionales. Esto se dio a pesar de que el tipo de cambio real es más bajo que en años anteriores aunque por entonces todavía más alto que en los años previos a la devaluación de 1999. A diferencia del salto chileno, todos los sectores exportadores aportaron por igual. Es el salto exportador que viene desde hace más años, el más fuerte, el más respaldado por suba de volúmenes y el más generalizado a nivel de productos. El interrogante se centra tras la reciente apreciación del real y el clima para la inversión que reinará de aquí en adelante teniendo en cuenta la presión que existe para acomodar la tasa de interés en valores ‘más realistas’. La Argentina, con dudas sin resolver El programa económico implementado por el presidente Kirchner, a diferencia de lo que ocurre con Brasil y Chile, pretende maximizar la reactivación de corto plazo aun cuando produzca una inflación alta que se intenta frenar con control de precios y corte sobre las exportaciones. “Kirchner tiene el pie en el acelerador y ceba la demanda interna”, destaca el informe de la Consultora M&S. El modelo argentino sumará cuatro años de fuerte reactivación económica, pero con la tasa de inflación creciente y que difícilmente vuelva a un dígito, aun con la ofensiva política de los controles de precios. Kirchner no logra resolver el conflicto entre reactivación fuerte e inflación. El programa económico argentino está acumulando inconsistencias que cada vez se hacen más evidentes. El piso de la inflación tendencial sigue alto, en torno a 1% mensual. El programa requiere por lo menos golpes de timón macro: que el superávit primario no se licúe con la inflación y que la política monetaria sea menos expansiva. La emisión es hoy para el programa argentino lo que la Selic es para el brasileño. Respecto de las exportaciones, el otro indicador evaluado con Chile y Brasil, el caso argentino es algo confuso. Con la devaluación, cambió los valores relativos a favor de la exportación y aprovechó los buenos precios internacionales. El boom exportador no termina de consolidarse a la brasileña (vía volúmenes) ni a la chilena (vía precios). “En los últimos años las exportaciones aumentaron bien pero a futuro aparecen luces amarillas por el sesgo de la política económica”, destaca el estudio. En el trienio 2003-2005, las exportaciones despegaron tras varios años de estancamiento. Sin embargo, como ocurrió en 2003 y a diferencia de 2005, es un incremento muy atado a mejoras de precios y muy ligado al complejo soja y al petróleo. El salto exportador puede aplacarse, sobretodo en volúmenes y en la diversificación de productos. DATOS CLAVE Chile crece con estabilidad en todas sus variables macro. El programa de Brasil está condicionado por la elevada tasa de referencia Selic. Argentina no termina de definir cómo controlar la inflación. |