BUENOS AIRES.- El desenvolvimiento de la industria de autopartes en la Argentina se considera estrechamente ligado a un complejo juego de fuerzas, que incluyen la situación interna del mercado automotor y los aportes de capitales y lanzamientos de nuevos modelos de las fábricas terminales, aquí y en el Mercosur. Esto sin tener en cuenta el significado de la política gubernamental en materia de apertura externa y apoyo a tales inversiones y hasta el mismo contexto global de la actividad. En la Subsecretaría de la Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo Regional (Sepyme) recordaron que mediante modificaciones de funciones y responsabilidades en la cadena de valor automotriz, buscaron preservar en las terminales los diseños de los vehículos y las direcciones de la comercialización y las finanzas, transfiriendo crecientemente a los autopartistas el quehacer fabril y los proyectos y suministros de sistemas y conjuntos. Estas transformaciones provocaron una disminución del número de proveedores directos de las terminales y, correlativamente, un aumento de los megaglobales, algunos originados de anteriores divisiones fabriles de las terminales. Si bien el 70% del mercado mundial se encuentra en las naciones desarrolladas, se registraron significativas inversiones en regiones donde se previeron elevados crecimientos, como el Mercosur y particularmente Brasil. En la década del '90 del siglo pasado, se registraron cambios por los fenómenos descriptos y el criterio de especialización imperante en el Mercosur. La producción de las terminales subió más en la Argentina y la de autopartes aumentó de manera desproporcionada en Brasil, lo que se reflejó en un alza proporcionalmente superior de las importaciones de esa procedencia. Por eso en Proargentina de la Sepyme interpretaron que el futuro del sector autopartista local puede estar condicionado a las características que asuma la política comercial del Mercosur. Asimismo, reconocieron que los márgenes de tolerancia del desequilibrio no resultan suficientes para protegerlo. Otra característica destacada fue el rápido crecimiento de las exportaciones de autopartes, gran parte de ellas de terminales como Scania, Volkswagen y Fiat. Esto se atribuyó a las políticas dispuestas, que facilitaron las importaciones temporarias y de plantas llave en mano y los reintegros a las ventas al exterior, en coincidencia con la disponibilidad de mano de obra calificada y costos salariales competitivos. En el citado organismo subrayaron que las pequeñas autopartistas tienen que hacer grandes esfuerzos para mejorar sus productividades, sustituyendo las visiones de corto plazo imperantes por acciones integrales de modernización. Y para que ello sea factible, "los segmentos que lideran la cadena de valor deberán comprender que se trata de un proyecto de largo plazo del que no son ajenos y en el que es imprescindible que colaboren activamente". No se descartó que algunas casas matrices de las terminales asignen plataformas exclusivas para la Argentina. Esto, luego de una primera etapa de posibles alzas de las importaciones de autopartes, haría que en el mediano plazo creciera el contenido local de las mismas. "Es altamente probable que la Argentina se encuentre ante una oportunidad de excepcional importancia para definir el modelo de industria autopartista viable a largo plazo advirtió Proargentina. Resultará necesario que, además de las actividades fabriles, se agreguen las de diseño o codiseño de conjuntos y subconjuntos automotores en el país". |