ROCA (AR).- Luego de años de proyectos y un trabajo arduo, el viejo edificio del INTA ubicado en J. J. Gómez comenzó a lucir su mejor cara. Y no sólo eso, muy pronto sus puertas estarán abiertas para "visitas guiadas" y un poco más adelante para albergar a un Centro de Educación No Formal, ligado a todo el quehacer frutícola fundamentalmente.
Así lo confirmó ayer el director de la Estación Experimental Alto Valle, Carlos Magdalena, quien aseguró que los trabajos de restauración ya están finalizados en un 90% aproximadamente, y se han invertido más de dos millones de pesos.
Las tareas de refacción se limitaron a respetar los espacios históricos y su diseño original, por lo cual su fachada
podrá verse prácticamente intacta, como allá por inicios del 1900 cuando fue inaugurado para cobijar a la escuela agrícola regional.
El jueves 9 el antiguo edificio, donde funcionó la experimental Alto Valle, se abrirá a la comunidad.
"Si bien las tareas aún no han concluido, las innumerables consultas e intenciones de visita motivaron la apertura", se explicó.
El histórico edificio que fundara el padre Alejandro Stefenelli a principios del siglo pasado podrá ser visitado de 10 a 12 y de 14 a 16. Entre las actividades habrá visitas guiadas y la proyección de un video institucional.
Pero además, según contó Magdalena, se proyecta posiblemente para el próximo año, la apertura de un centro de educación no formal para
el dictado de cursos permanentes para la enseñanza de oficios y actividades prácticas, tales como poda, raleo y demás, para trabajadores, técnicos y también profesionales.
Pero además, se prevé destinar un espacio para "el rescate de la memoria" donde se aunarán antiguos documentos y objetos ligados al INTA, al pasado frutícola y también salesiano en la región.
El proyecto original surgió hace años, en medio de charlas con el padre Jaime Belli quien se mostraba muy interesado en rescatar la importancia histórica del edificio ubicado en el llamado "ex predio del INTA", señaló Magdalena, donde funcionó la Escuela Agrícola Práctica que el padre Alejandro Stefenelli puso en marcha allá por el año 1902.
En ese entonces, 200 hectáreas fueron cedidas al religioso por el presidente Julio Argentino Roca para ser destinadas a la construcción de lo que fue la segunda escuela salesiana en todo el país.
Apenas diez años más tarde los terrenos fueron expropiados con el pretexto de instalar lo que finalmente fue la primera chacra experimental y vivero hasta que, con la creación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria en 1957, todas estas chacras experimentales pasaron a su propiedad.
Cuando el INTA se mudó a su nueva sede sobre la Ruta 22, el edificio fue cedido al municipio pero al no tomar posesión la comuna, volvió a su antiguo dueño.