BUENOS AIRES (DPA).- América Latina se convirtió en un atractivo imán de inversiones mineras para la extracción de oro, el metal precioso que es un refugio financiero ante la incertidumbre económica y la debilidad del dólar.
La euforia por el oro permitió a la región capturar en el 2009 el 26% de la inversión minera mundial, según un informe de Metals Economic Group (MEG), y los principales destinos fueron México, Chile, Perú y Argentina. América Latina aporta además el 21% de la producción global de oro.
Colombia también comenzó a atraer la atención de las compañías al mejorar la situación de seguridad, pero Venezuela y Bolivia siguen despertando cierta desconfianza en los capitales privados.
La cotización de la onza de oro rompe récords impulsada por la debilidad del dólar y en un contexto de tasas de interés muy bajas.
Los fondos de inversión recomiendan a sus clientes destinar cerca del 10% de sus activos en metales preciosos, lo que sumado a la demanda sostenida de India, China y los bancos centrales llevó a que el consumo del oro creciera más de un tercio en el segundo trimestre del 2010, en una tendencia alcista que se estima se mantendrá firme.
La producción mundial de oro alcanzó en el 2009 los 75,5 millones de onzas, según el cálculo del "Mineral Commodity Summaries 2010" del Servicio Geológico de Estados Unidos. Sudáfrica, antigua líder del rubro, fue desplazada al tercer puesto luego de que China se encaramara como el mayor productor mundial, seguida por Australia.
El Perú produjo en el 2009 182 toneladas de oro y se consolidó como el sexto productor mundial del metal precioso, con reservas para cerca de 11 años. Junto con México, que se ubicó en tanto en el duodécimo puesto, lidera el ranking latinoamericano.
Los proyectos auríferos en el Perú superan los 5.000 millones de dólares y la enorme inversión en exploración dio frutos: en mayo pasado se descubrió el yacimiento Canahuire, en el departamento sureño de Moquegua.
Canahuire, propiedad de la sudafricana Gold Fields y la peruana Buenaventura, tiene un potencial de 5,6 millones de onzas de oro y se estima que en dos o tres años se iniciarán las operaciones de extracción, que costarán unos 750 millones de dólares. También se halló cobre y plata.
En México igualmente se vive una fiebre del oro, con un notable aumento de la producción y de las inversiones en minería, con más de 2.000 nuevas concesiones aprobadas en los últimos cuatro años, lo que permitió al sector sortear el golpe de la crisis en el país.
La producción anual de oro alcanza las 62,4 toneladas y podría crecer un 14% en el 2011, alentada por el funcionamiento del yacimiento Peñasquito, de la canadiense Goldcorp, la mina más grande de México. El furor es tal que el empresario multimillonario Carlos Slim también decidió ingresar en el negocio e invirtió en la compra de una mina de oro.
En Chile se estima que en el 2013 se podría llegar a una producción anual de 100 toneladas del metal precioso, impulsada por una inversión estimada en entre 12.300 y 12.500 millones de dólares en nuevos proyectos auríferos.
Las versiones sobre el hallazgo de una veta de oro durante el operativo de rescate de los mineros en Chile es una muestra de la riqueza de esta nación.
Chile comparte con Argentina el megaproyecto binacional Pascua Lama, de Barrick Gold, en la cordillera de los Andes, que comenzaría a producir en dos años para extraer reservas estimadas en 18 millones de onzas.
Esta compañía ya posee el yacimiento Veladero en la provincia argentina de San Juan, con reservas de 11,4 millones de onzas de oro.
La compañía minera peruana Hochschild Mining anunció en tanto nuevos hallazgos de oro y plata en el yacimiento San José, en la austral provincia argentina de Santa Cruz. Este distrito tiene una enorme riqueza aurífera, que llevó a la canadiense Goldcorp a adquirir Andean Resources -con yacimientos en Santa Cruz- por 3.400 millones de dólares.
El boom aurífero generó una ola de adquisiciones y acuerdos multimillonarios en el sector minero, entre los que se destaca la decisión de la australiana Newcrest Mining de comprar a su competidora Lihir Gold por 8.400 millones de dólares.
El lado oscuro es en tanto el impacto medioambiental de la explotación minera.
En el departamento amazónico peruano de Madre de Dios se vive una verdadera fiebre del oro. Allí se extrae la mayor cantidad de este metal de manera informal. Se calcula que la minería informal extrae 44 toneladas de oro al año en Perú, 16 de ellas provenientes de Madre de Dios.
Esta actividad ilícita es un peligro para la ecología y las poblaciones aledañas debido al uso de mercurio en los procesos artesanales y su posterior vertido a los ríos. La contaminación con mercurio en la selva ha destruido ya unas 18.000 hectáreas de bosques.
En Argentina se aprobó en tanto una ley de protección de glaciares y el ambiente periglaciar, para evitar que la actividad minera destruya o contamine estas reservas de agua potable en la cordillera de los Andes.
Organizaciones ambientalistas cuestionan en numerosos puntos del continente la explotación de oro, la obsesión que movilizó a los conquistadores españoles y que varios siglos después sigue vigente.
CECILIA CAMINOS
DPA