Perú, Bolivia y Chile comenzarán a tejer en los próximos meses los hitos económicos y políticos que marcarán simbólicamente el nuevo escenario de sus relaciones, heridas por las reclamaciones limítrofes que los dividen.
A pesar de no tener relaciones diplomáticas oficiales, los gobiernos de Bolivia, con Evo Morales, y Chile, con Michelle Bachelet primero y con Sebastián Piñera ahora, han alcanzado buenos niveles de diálogo y acercamiento a pesar de los profundos y controvertidos problemas históricos y geopolíticos que atraviesan los dos países desde hace más de un siglo, en medio de una cautelosa expectativa del gobierno peruano presidido por Alan García, cuando se han cumplido ciento treinta y un años de la Guerra del Pacífico.
De hecho, el presidente peruano tuvo en la semana un gesto amistoso hacia la Bolivia de Evo Morales tras años de discrepancias ideológicas que más de una vez se tradujeron en insultos personales al rescatar una antigua iniciativa que le permitiría a su vecino altiplánico un acceso no soberano al mar, en una decisión que de alguna manera presiona a Chile para seguir negociando con La Paz.
Ésta pareciera ser la tónica en las relaciones exteriores entre los países latinoamericanos: a diferencia de lo que ocurría hace unos años, el pragmatismo parece imponerse sobre diferencias ideológicas, proyectos políticos o históricas diferencias geopolíticas, como retratan algunos casos recientes.
Algunas señales en ese sentido se dieron en las últimas semanas:* El vicecanciller uruguayo Roberto Conde dijo que su país y Argentina buscan "recuperar tiempo perdido" después de la agria disputa que mantuvieron durante varios años por la instalación de una planta de celulosa en el río Uruguay, fronterizo entre ambos países. Según el vicecanciller, uruguayos y argentinos "tenemos que cambiar nuestra geopolítica del Río de la Plata. El siglo XXI no puede estar marcado por la rivalidad". Llamó a hacer un "uso compartido, coordinado, de cooperación, de inversión, de manejo conjunto" de cuenca del Río de la Plata.
* El 30 de septiembre pasado, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, se vio amenazado por una insurrección policial y sus homólogos de Colombia, Juan Manuel Santos, y Perú, Alan García, dispusieron el cierre inmediato de las fronteras para asfixiarla. Ecuador mantiene una histórica disputa fronteriza con Ecuador, que llevó a una breve guerra en 1995, y rompió relaciones con Colombia en el 2008 tras un operativo contra las FARC en su territorio.
* Colombia y Venezuela buscan recomponer lazos tras la asunción del nuevo gobierno en Bogotá, dejando atrás incidentes entre el anterior presidente Álvaro Uribe y Hugo Chávez, por razones ideológicas, el combate a las FARC y la instalación de bases estadounidenses en territorio colombiano. Varias veces se movilizaron tropas en la frontera y hubo retiro de embajadores.
* El futuro fallo de la Corte Internacional de La Haya sobre la delimitación limítrofe marina entre Chile y Perú supondrá cerrar los litigios fronterizos entre ambos países, posibilitando por primera vez en décadas un diálogo sin querellas soberanas.
La resolución de La Haya, independientemente de su tenor, limitará colateralmente los escenarios para la demanda de Bolivia de una salida al Pacífico por territorios chilenos que otrora fueron peruanos, opción que debe autorizar Lima, acorde con el tratado de 1929.
En ese marco, el presidente de Bolivia, Evo Morales, admitió un mejoramiento de los lazos con Chile, país con el que Bolivia sólo tiene relaciones consulares. "Hay confianza con el presidente de Chile, hay confianza de gobierno a gobierno, hay confianza de Fuerzas Armadas a Fuerzas Armadas y qué mejor bajo la diplomacia de los pueblos, lo más importante, para avanzar en estos temas pendientes", subrayó.
Los lazos entre los tres países caminarán así, pese a los sobresaltos coyunturales que advengan por caudillismos y militarismos, mirando esos litigios territoriales pero también las urgencias de una mayor integración económica con Sudamérica y Asia.
En noviembre, en un hito en la historia latinoamericana, el presidente de Bolivia, el indígena Evo Morales, y su par chileno, el millonario Sebastián Piñera, inaugurarán junto al mandatario de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el primer corredor bioceánico de la región.
La carretera, que unirá Santos en Brasil con Arica en Chile, refleja el interés de chilenos y bolivianos por concentrar sus relaciones en el desarrollo económico, aunque La Paz no abandone su reclamación marítima.
El lazo entre Chile y Perú, con un stock de inversiones chilenas por 9.000 millones de dólares desde 1990, buscará mejorar esa integración con el desembarco de capitales peruanos en Santiago y una alianza comercial con Asia.
El propio presidente peruano, Alan García, dijo que el objetivo de su país es "superar el modelo chileno en velocidad de crecimiento y de empleo".
La cooperación del comercio y la inversión obligará a ambas naciones a buscar consensos en su diplomacia, tradicionalmente confrontadas. Todo estará condicionado por las trabas que las coyunturas impongan a los lazos bilaterales y trilaterales, donde los gastos en Defensa, los resquemores que subsisten y las políticas de inmigración y comercio no dejarán indiferente a nadie.
MAURICIO WEIBEL
GONZALO RUIZ TOVAR
DPA