BOGOTÁ.- Del enojo a las palabras de amistad y de los comentarios ácidos al abrazo fraterno. Así han transcurrido en los últimos tiempos las relaciones de Colombia con Ecuador y Venezuela, que por momentos han alcanzado un alto grado de tensión y ahora avanzan por aguas tranquilas.
Miembros a comienzos del siglo XIX de un mismo país, la Gran Colombia, los problemas de los nuevos estados independientes se enmarcaron entonces por varios años en asuntos de delimitación de fronteras, habituales en muchas partes del mundo tras procesos de separación.
En este caso los líos más frecuentes fueron entre Colombia y Venezuela por la falta de un acuerdo de límites en las aguas del Golfo de Venezuela que produjo tensiones periódicas, incluso una muy grave en 1987.
Ese diferendo sigue sin solución, pero las crispaciones de los últimos años tuvieron otra causa que se basó en gran parte en el antagonismo entre los presidentes Hugo Chávez y Álvaro Uribe, cuyo gobierno terminó en agosto pasado.
El momento de mayor tensión regional se presentó en marzo del 2008, cuando militares colombianos bombardearon un campamento construido en Ecuador por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En la acción murieron veinticinco personas, entre ellas "Raúl Reyes", el segundo jefe de esa organización.
Los acontecimientos se sucedieron velozmente. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, rompió las relaciones diplomáticas con Bogotá, mientras que Chávez se solidarizó con éste y fue más allá al enviar tropas a la frontera con Colombia.
Como si el discurrir de las relaciones se tratara de una "montaña rusa", Uribe se dio la mano con Correa y Chávez en una reunión presidencial del Grupo de Río, pero las dificultades revivieron meses después con una polémica desatada cuando informaciones encontradas en computadoras de "Reyes" sugirieron una ayuda de autoridades ecuatorianas y venezolanas a las FARC.
"Peón del imperio" se convirtió en una de las frases preferidas de Chávez para referirse a Uribe, mientras que éste le respondía con críticas sobre el modelo social y económico de la revolución bolivariana.
Los vínculos entre Colombia y Ecuador comenzaron a dar síntomas de mejoría a finales del 2009, cuando ambos gobiernos entablaron un diálogo directo que poco después derivó en el restablecimiento formal de las relaciones mediante la designación de encargados de negocios y de defensa.
Lo único que falta ahora para normalizar por completo las relaciones es el nombramiento de embajadores, que se vislumbra como inminente.
Correa dijo hace poco que los vínculos bilaterales están en una fase "irreversible" y más aún después de que el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, fuera uno de los primeros gobernantes en respaldarlo durante la sublevación policial.
La llegada de Santos a la Casa de Nariño también ayudó a apaciguar los ánimos con Venezuela, después de que Hugo Chávez rompiera las relaciones diplomáticas en los últimos días de la administración Uribe por la realización de nuevas denuncias de Bogotá sobre la supuesta presencia de guerrilleros colombianos en el país vecino.
No pasaron muchas horas después de que Santos jurara como presidente para que Chávez lo visitara en la ciudad de Santa Marta, simbólica para ambos países porque fue allí donde murió el libertador Simón Bolívar.
Los presidentes anunciaron el restablecimiento de las relaciones, conformaron varias comisiones encargadas de temas de integración y seguridad y se comprometieron a volver a elevar el intercambio comercial, que pasó de 6.000 millones de dólares en el 2008 a unos 1.500 en el último año.
A muchos kilómetros de los centros de poder de Bogotá, Quito y Caracas, los que se alegran con la actual tranquilidad son los habitantes de las zonas fronterizas respectivas, que son los primeros en sufrir los rigores de más controles y hasta el cierre de pasos cuando aparecen las desavenencias entre los gobiernos.
RODRIGO RUIZ TOVAR
DPA