La mesa sobre "Federalismo y coparticipación" cuestionó fuertemente el sistema actual de reparto de fondos entre Nación y las provincias, destacando que favorece el manejo discrecional y los favoritismos, mantiene las asimetrías entre las regiones y establece fuertes condicionamientos políticos sobre los gobernadores.
Durante el desarrollo del debate, el director de "Río Negro", Julio Rajneri, definió de "perverso" el funcionamiento del régimen de coparticipación. Traduciendo en cifras tal calificación, Rajneri comparó lo recibido en dicho concepto por la provincia de Santa Cruz entre el 2003 y el 2009 (13.000 pesos por habitante) con lo percibido en el mismo período por San Luis (52 pesos por habitante).
Tras reflexionar sobre el modo dispar en que se han repartido los fondos por parte de Nación hacia las provincias, el expositor también se refirió a cómo los recursos son utilizados en algunos casos de manera exorbitante para mantener e incrementar el empleo público.
"Ciudades como Río Gallegos (capital de Santa Cruz) casi no tienen actividad privada". Recalcó en ese sentido que el desmesurado empleo público (en relación con la población activa) en mayor o menor medida se repite en otras jurisdicciones como Río Negro o Neuquén (esta última con grandes recursos petroleros).
Y la disputa por apropiarse de los fondos que son derivados inequitativamente desde el poder central provoca -en opinión de Rajneri- que "gobernadores adictos vendan su identidad política" para cubrir el déficit del sistema. Como una secuencia de tal esquema los gobernadores terminan eligiendo para que los representen (en el Congreso) a personas "maleables" para alinearse en sus posturas con el gobierno central. En este marco, hizo referencia al caso del mandatario rionegrino Miguel Saiz que, siendo radical y habiendo llegado al poder con el sustento de esa fuerza, cambió su pertenencia política transfiriéndose al kirchnerismo en función de aquella conveniencia.
Este circuito de fondos que desde el gobierno nacional se derivan a las provincias para sustentar el masivo empleo público explica en gran medida por qué desde 1983 tanto en Río Negro como en Neuquén triunfan en el gobierno provincial las mismas fuerzas políticas (el radicalismo en Río Negro y el MPN en Neuquén). Con una dosis de ironía, Rajneri citó al político que reflexionaba "por qué se quejan, con el sistema clientelista a mí me ha ido muy bien".
Un dato al margen aportado por uno de los asistentes fue que el empleo público es mayor actualmente que antes de la gran ola de privatizaciones.
El caso más patético del uso de fondos sin rendir cuentas es el de Santa Cruz, provincia que -subrayó Rajneri- recibió 600 millones de dólares por la venta de las acciones de YPF, dinero que fue colocado en la banca Morgan Stanley. Esta cifra, si se calculan los intereses a un riesgo moderado, ascendería a 1.980 millones de dólares que luego pasaron al Credit Suisse.
El disertante explicó que el federalismo en la Argentina nunca fue importante como ocurre en Canadá o Estados Unidos, donde los códigos de fondo son dictados por los estados y la policía, los bomberos, el régimen educacional y en gran medida la salud corresponden a los municipios. En nuestro país -consideró Rajneri- "existe un condicionamiento que pasa por lo demográfico y los intentos de modificar la sede del gobierno no han prosperado", explicó.
Se impone el "manejo de la caja"
El otro disertante de la mesa, Luis Rappoport, economista investigador de la Cepal, coincidió en que el sistema de coparticipación así como está gestionado impone la "condicionalidad política de los gobernadores". Propuso -aunque después acotó que es algo más complejo- una especie de coparticipación invertida: que las provincias deleguen partes de sus recursos propios (para compensar a las provincias pobres) en lugar de cederlos y luego pedirlos al poder central.
Pero un largo tramo de la exposición de Rappoport estuvo destinado a reflexionar sobre la baja calidad que muestra el funcionamiento del sistema de decisión política sobre los temas nacionales. "En realidad, la decisión basada en la solidez de argumentos virtualmente no existe... mandan el azar, la improvisación", explicó. Sostuvo entonces -apelando a la ironía- que a la hora de la toma de decisiones "aquí impera el poner el talco donde no hay bebé". "Y todo esto sucede -y por supuesto se expresa en el manejo de las cuentas públicas- por una ausencia elocuente de interacción entre el pensamiento y el poder... manda más el ´yo manejo la caja´ que el definir una política desde el despliegue del pensamiento y las ideas. El divorcio entre pensamiento e ideas es una de las culturas más condicionantes que tiene Argentina para desarrollarse", remató el economista.