CIUDAD DE MÉXICO (DPA).- León Trotsky salió de Rusia en 1929 perseguido de muerte por el régimen de Josef Stalin. Luego de un largo periplo, finalmente fue asesinado el 20 de agosto de 1960 en su casa de la capital mexicana, hoy transformada en museo.
Siete décadas después de su desaparición, su figura será recordada en México con un encuentro académico internacional y un acto privado que buscará apoyos para salvar el que fuera su hogar en México y sus pertenencias.
Lev Davidovich Bronstein (Ucrania, 1877), mejor conocido como León Trotsky, fue uno de los artífices de la Revolución de 1917 en Rusia, país del que salió por su oposición a la dictadura impuesta por Stalin.
Así comenzó un destierro sin retorno de más de 30 años por Turquía, Francia, Noruega y México, a donde llegó invitado por el muralista Diego Rivera en 1937, con el beneplácito del presidente Lázaro Cárdenas, quien abrió las puertas a muchos exiliados del mundo.
En ese país sufrió en 1960 un primer atentado, liderado por el muralista David Alfaro Siqueiros, del cual salió ileso. Cuatro meses después, burlando la seguridad y haciéndose pasar por un periodista, el español Ramón Mercader le clavó un picahielo en la cabeza, causando su muerte.
"Trotsky pasó sus últimos días en un ambiente difícil, porque sabía que lo iban a matar", dijo a DPA Olivia Gall, directora del Museo Casa León Trotsky (MCLT), el sitio donde pereció en el barrio de Coyoacán.
Los últimos días del jefe del Ejército Rojo quedaron plasmados en una nostálgica carta de su esposa Natalia Sedova, publicada en el libro "Trotsky", del francés Pierre Broué.
"Lev Davidovich se levanta temprano cuando la luz es fresca, el sol aún no flamea. Se da un momento de relajamiento antes de comenzar, alimenta los conejos. Se aísla en la oficina a escribir hasta salir a la hora de la comida".
Para entonces todos los hijos del político e intelectual socialista habían sido asesinados, junto con varios de sus nietos, amigos y colegas. A esto se sumó su distanciamiento con Diego Rivera y la incomodidad de su presencia para posteriores gobiernos mexicanos.
"Nosotros", continúa la carta de su mujer, "arrastramos los pasos en el jardín de Coyoacán, rodeado de fantasmas. A veces lo oigo suspirar (a Trotsky), su rostro refleja la fatiga".
De acuerdo con Gall, pese a la adversidad la pareja trataba de hacer una vida normal. Tomaban el té en la tarde. Iban al cine, a fiestas, de paseo o a coleccionar cactus, una afición del revolucionario.
Los vestigios de su dura existencia aún son visibles en el interior de la casa-museo, donde reposan las cenizas de ambos y que acaba de ser transformado en el Instituto del Derecho de Asilo. Sin embargo, la falta de fondos está provocando el deterioro de su valioso acervo.
Para salvarlo, el día de su aniversario luctuoso se convocará a grupos empresariales, académicos y culturales de México y el extranjero a formar parte del Grupo Internacional de Amigos del Museo Casa León Trotsky.
"La intención es crear un grupo de personas, instituciones públicas y privadas para reunir fondos, pero también apoyos en especie y recursos humanos", explicó Olivia Gall, también investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En el evento se mostrará el trailer de la cinta "Un mundo sin visado", rodada inicialmente por el polaco David L. Weiss e interrumpida por su fallecimiento.
En su lugar, la directora estadounidense Lindy Laub está por concluir este filme, titulado así por la frase emitida por el surrealista francés André Breton cuando ningún país quería dar asilo político a León Trotsky para no enfrentarse con Stalin, el autor intelectual de su trágico fin.
Su legado ideológico ha perdurado en el tiempo y aún sigue inspirando a muchos. Así lo demostrará un grupo de especialistas de Cuba, México, Estados Unidos, Perú y otros, en el coloquio "Democracia, socialismo y disidencias", organizado por el MCLT el 19 y el 20 de agosto.
"Se hablará de Trotsky, su influencia en las oposiciones de izquierda, incluyendo Cuba y Palestina, y en los países de Europa del Este", planteó Gall, quien estará acompañada por académicos como Suzie Weissmann, Aroldo Dila y Gabriel García Higueras o el político Cuauhtémoc Cárdenas.
Itzel Zuniga