El 16 de marzo de 1972, Raúl Alfonsín decidió aceptar la candidatura a delegado al Comité Nacional por la provincia de Buenos Aires. Esta decisión implicó romper con el balbinismo.
Alfonsín escribió una meditada carta en la que fundamentaba su decisión.
"Creo que ustedes entienden perfectamente que no vamos a una lucha con Ricardo Balbín, personalidad del radicalismo cuya trayectoria merece nuestro respeto y nuestro agradecimiento. Se trata simplemente de ejercitar nuestra democracia interna en una consulta directa al afiliado, que afianzará la indispensable unidad de la UCR", comenzó diciendo Alfonsín.
"Habrá que lograr la modernización de la estructura partidaria, para obtener las condiciones óptimas que faciliten definiciones precisas y oportunas. Queremos nosotros, lo quiere el radicalismo en su conjunto, reafirmar nuestra vocación de partido mayoritario", prosiguió.
En este último párrafo se encuentra el núcleo de la decisión de Alfonsín de romper con el que hasta ese momento había sido su maestro: Ricardo Balbín.
Alfonsín estaba convencido de que el radicalismo podía dejar de ser el segundo del peronismo y ganarle en elecciones abiertas. Lo hizo por cierto en 1983, ante la sorpresa de muchos.
La ruptura con Balbín, puede decirse, fue realizada con suma elegancia y cortesía. Raúl Alfonsín fue de esos políticos que pensaban que había cosas que no se podían decir.
"En lo personal -proseguía en la carta dirigida a sus amigos- hubiera deseado otra cosa. Casi diría que cualquier cosa. Pero quienes hemos tenido un gran maestro en la vida política sabemos que no hay dolor humano ni sacrificio alguno que nos pueda alejar de la defensa de nuestras convicciones".
Un gesto parecido es el que ha realizado su hijo Ricardo.
A diferencia de su padre, que perdió dicha elección interna, Ricardo pudo triunfar en la reciente elección a delegado al Comité Nacional por la provincia de Buenos Aires.
Ricardo Alfonsín también parece estar convencido de que los radicales pueden ganarle nuevamente al peronismo.
Pero, en este caso, no fue necesario distanciarse del maestro. La pelea con Moreau y Storani fue más bien un conflicto de hermanos por la herencia del padre.
MARCELO PADOAN
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